Así fue el mayo de 1968 en España
En mayo de 1968, la juventud de París prohibió prohibir y quiso buscar la playa bajo los adoquines. El malestar no dependía de la forma de gobierno – democracia o dictadura– y era contagioso. Hubo un mayo del 68 en Alemania y una primavera de Praga a la que mató el verano de los tanques rusos. En la aldea global, la guerra de Vietnam sirvió como aglutinante de la ira y el internacionalismo revolucionario repicó también en España.
Aquel año las huelgas y manifestaciones no pillaron desprevenidas a las autoridades franquistas, que llevaban mucho tiempo lidiando contra esa marea. “Los estudiantes son menos moderados; y, en vez de escribir, lanzan ladrillos”, se quejaba en las páginas de La Vanguardia el periodista y escritor Manuel Pombo Angulo. La novedad de 1968 estribó en la persistencia de la rabia y en el número de centros que se sumaron a la protesta. Desde enero, cuando se decretó el cierre temporal de la facultad de Filosofía y Letras de Madrid por el lanzamiento de un crucifijo desde una ventana, hasta noviembre, con el incendio de la antigua universidad de la calle San Bernardo, no hubo un solo día de reposo: asambleas, proclama de comunas, homenajes al Che, quema del retrato de Franco en el decanato de la facultad de Derecho, creación de una Policía de Orden Universitario, caída del ministro de Educación... Tampoco ayudó a distender