Los 10 mandamientos... Alfonso X el Sabio

Hoy en día, los reyes solo escriben discursos o, más bien, solo leen los discursos que otros les escriben. Pero hubo un tiempo, allá por el siglo XIII, y un lugar, Castilla, en los que un rey, Alfonso X el Sabio (1221-1284), cargó sobre sus hombros con el peso de toda la cultura que hasta entonces había iluminado el mundo, no solo en Occidente, sino también en Oriente.

En lugar de escuchar a cortesanos arribistas, se dejó guiar por los más eminentes sabios cristianos, judíos y musulmanes. Creyó en el castellano, e impulsó la traducción de la Biblia, el Corán, el Talmud y la Cábala. No menospreció por ello el latín, arropado por sus colaboradores fray Juan Gil de Zamora, su scriptor y secretario regio, y Bernardo de Brihuega; y de paso compuso en galaico-portugués las Cantigas de Santa María.

Alfonso X el Sabio dejó una huella intensísima en todos los saberes, científicos, históricos o jurídicos y, por supuesto, probó los sinsabores del gobierno regio, incluida la guerra civil que lo enfrentó a su propio hijo Sancho.

A lo largo de su reinado, apuntaló la prosa que floreciera en tiempos de su padre; coordinó e inspiró las Siete Partidas (1256-1265), que bien pueden leerse como una enciclopedia de saberes humanísticos; sus proyectos para elaborar un compendio de historia se cifraron en sendas obras, la General Estoria, que preveía llegar hasta su época pero se quedó bastante atrás, en el nacimiento de la Virgen, y la Estoria de España o Primera Crónica General, más de seiscientos capítulos que, en sus múltiples versiones o refundiciones, se remontaban a Moisés y alcanzaban al padre del rey, Fernando III el Santo. Ese afán de saberlo todo y abarcarlo todo se repite en sus libros de ajedrez y astronomía.

Pero, sin duda, su obra más personal son las Cantigas de Santa María, escritas en galaico-portugués, que nos revelan a un consumado poeta, si bien él no las escribiera todas. Una cantiga es una composición poética destinada al canto, propia de los trovadores galaico-portugueses: las de Nuestra Señora, hasta un total de cuatrocientas, nos brindan un inacabable catálogo de milagros y maravillas de la Virgen, en la tradición de la pujante devoción mariana del siglo XIII./A.F.D.