EN EL MEDITERRÁNEO SE SIGUE JUGANDO AL FUTURO DE LAS GENTES
En algunas cosas seguimos siendo igual de medievales. Está bien conocer la historia para darnos cuenta de que seguimos haciendo lo mismo. Constanza y Pedro, de los que hablamos en nuestro artículo, se casaron sin conocerse por una decisión política. Y las ideas siguen mandando sobre el corazón. Hace no tanto votamos mayoritariamente una ley que permitía esos casamientos y ponía al hombre por delante de la mujer, pero no dijimos que era historia y le llamamos modernidad.
La imagen de todos los familiares y amigos de los recién casados detrás de la puerta y estirando sus oídos para escuchar los gemidos de la pareja es sencillamente patética. Sin embargo, hoy pensamos que es una cosa de política y que los matrimonios eran una forma de crecer socialmente. Igual que lo que hacían los contendientes: mandar a otros a morir en el campo de batalla y que la gente se mate por las ideas de otro. Y también la gente se casa por interés. Bueno, algunos sí lo hacen por amor…
Si miramos al mundo, hay más guerras ahora que en la Edad Media. No tenemos que ser provincianistas temporales. Y lo somos, pensamos que cualquier tiempo pasado fue peor, y no, cualquier tiempo pasado fue mejor. El problema es que la historia nos hace creer conocerlo y pensar que las cosas de otros tiempos no suceden ahora.
El Mediterráneo y su dominio sigue siendo muy importante a día de hoy. Tanto es así que se deja morir allí a miles de personas que sólo quieren un mundo mejor y que sus vidas sean dignas. Nosotros aquí nos peleamos discutiendo de política y de si determinadas normas de inmigración son buenas o no. ¿Y decimos que los tiempos han cambiado?