LA PENÍNSULA FUE EL TEATRO EN EL QUE PASARON ALGUNAS DE LAS COSAS MÁS IMPORTANTES DE LA EVOLUCIÓN
No voy a decir eso de “si esto se hubiera descubierto en Inglaterra, se promocionaría mucho”. Existe el tópico de que en otros países presumen más de su pasado que nosotros. No es cierto, y aunque fuera cierto no es lo que nos hace mejores o peores. A menudo nos rebajamos nosotros mismos demasiado y nos comparamos con otros para hacer ver lo buenos que son y lo ignorantes que somos... ¡Nos flagelamos demasiado!
Hay muchas cosas de la historia de España que conocemos en parte o mal –sobre todo mal–, porque parece que es bueno aquello que es historia, como si lo que ha pasado a la historia fuera positivo. Y no siempre lo es. A veces, el hecho de que se asocie a determinadas ideas políticas el gusto por la historia radica en ese problema: hay que tener gusto por conocer y descubrir, no por los hechos. Como ha ocurrido al revés en muchas ocasiones, la historia ha quedado relegada a un segundo plano. A veces no gusta la historia, sino que en la historia se encuentra refrendo a algunas ideas.
No hay que alardear ni avergonzarse de que en la Península se escribieran algunos capítulos importantes sobre la historia de la evolución humana, por ejemplo de que aquí se estén descubriendo cosas sobre los neandertales y que en todo el mundo se hable sobre esta especie a partir –y eso no siempre lo sabemos– de los descubrimientos de restos fósiles en simas y cuevas que están en nuestro país, pero hay que presumir de los descubrimientos, no del hecho.
La evolución y desaparición de los neandertales no es historia, sino prehistoria, pero es fundamental y necesaria para que se escriban los posteriores capítulos de la humanidad. Sin lo que pasó aquí, nada de lo que ocurrió en el mundo hubiera pasado.