Historia de Iberia Vieja

La batalla de Salses

- JAVIER GARCÍA DE GABIOLA

LA GUERRA DE LOS 30 AÑOS ENVOLVIÓ A MADRID EN UN CONFLICTO MUNDIAL QUE SE MANTUVO A CIERTA DISTANCIA DE LA PENÍNSULA HASTA QUE FRANCIA ENTRÓ EN GUERRA EN 1635. LA OFENSIVA COORDINADA CONTRA PARÍS EMPEZÓ CON RETRASO EN ESPAÑA RESPECTO A LOS OTROS ATAQUES DE FLANDES Y ALEMANIA, Y ACABÓ DERROTADA EN LEUCATE. ALLÍ, UN TERCIO DE BISOÑOS CAUSÓ LA ADMIRACIÓN DE LOS PROPIOS COMANDANTE­S GALOS AL CONTENER AL EJÉRCITO FRANCÉS MIENTRAS SE PRODUCÍA LA RETIRADA ESPAÑOLA. LA CONTRAOFEN­SIVA FRANCESA FUE DERROTADA ESTREPITOS­AMENTE EN LA GRAN VICTORIA DE FUENTERRAB­ÍA, A PESAR DE LA NEGATIVA CATALANA A ENVIAR REFUERZOS. FINALMENTE, LA NUEVA CONTRAOFEN­SIVA HISPANA, YA CON APOYO DE LA GENERALITA­T, CONSIGUIÓ UNA ARDUA VICTORIA EN SALSES. SIN EMBARGO, LOS DESMANES DE LA TROPA ALOJADA EN LA ZONA Y EL ESFUERZO REALIZADO TERMINARON POR AGOTAR A CATALUÑA, QUE EXPLOTÓ EN LA REVUELTA DE LOS SEGADORES Y QUE LLEVARÍA A BARCELONA A LA REBELIÓN DURANTE LOS SIGUIENTES 12 AÑOS.

En mayo de 1635, un heraldo de Luis XIII, pomposamen­te vestido y emplumado, cruzó la frontera del Flandes español y declaró formalment­e la guerra a España. Ahora la península Ibérica conocería por fin los rigores de la guerra, que llevaban asolando al resto de Europa desde hacía décadas, en el seno de la Guerra de los 30 Años. La frontera hispano-francesa permanecía prácticame­nte indefensa por parte de ambos contendien­tes, ya que los Pirineos obraban como defensa natural y los principale­s frentes estaban en Flandes, Alemania e Italia, de modo que las operacione­s terrestres no empezaron hasta un año más tarde.

UNA GRAN OFENSIVA A DESTIEMPO…

En 1636, España, con ayuda imperial, realizó una contraofen­siva en todos los frentes que estuvo a punto de sacar a Francia de la guerra. Sin embargo, por falta de coordinaci­ón y a pesar de que las vanguardia­s españolas amenazaron París, el ataque desde Alemania empezó cuando los Tercios se replegaban ya hacia Flandes, y aún más tarde comenzó la ofensiva hispana desde los Pirineos. Sólo hacia octubre pudo el marqués de Valparaíso, virrey de Navarra, iniciar su ofensiva con un ejército improvisad­o formado por milicianos vasco-navarros. El virrey tomó Sokoa (fortaleza defendida por 28 cañones) y SaintJean-de-Luz, entre otras, llegando a amenazar Bayona. Sin embargo, las tropas abandonaro­n el frente con el comienzo de las lluvias para volver a sus casas, viéndose obligado el virrey a evacuar todas las posiciones, de modo que el ataque quedó en nada.

La ofensiva desde Cataluña empezó aún más tarde, el 2 de septiembre de 1637, cuando el virrey de Cataluña, el Duque de Cardona, envió desde el Rosellón (provincia entonces española con capital en Perpiñán, al otro lado de los Pirineos) un cuerpo mandado por Giovanni Serbelloni. El llamamient­o a los catalanes por parte de Cardona apenas dio fruto: poco más de 1.000 de ellos se unieron al ejército. De los ocho tercios congregado­s, todos de españoles, sólo uno de ellos y tres compañías eran de catalanes. A pesar de ello, Serbelloni invadió el Languedoc, y marchó en primer lugar contra Leucate, junto a la frontera, fortificac­ión defendida por 1.000 franceses que, a semejanza de Gibraltar, está situada en una península al pie de un peñón, siendo por tanto casi inexpugnab­le. Los españoles comenzaron el asedio a la plaza pero un asalto nocturno por sorpresa por parte de un ejército galo de socorro dispersó al cuerpo hispano (ver recuadro). El ataque de pánico se debió a que las tropas de Madrid eran todas bisoñas y temían quedar bloqueados por la flota de Sourdis, que estaba en la zona. En esta humillante derrota, sin embargo, las bajas hispanas no fueron demasiadas, unos 1.500 hombres (4.000 según fuentes galas), frente a 1.200 de las francesas. En premio

EN 1636, ESPAÑA, CON AYUDA IMPERIAL, REALIZÓ UNA CONTRAOFEN­SIVA EN TODOS LOS FRENTES QUE ESTUVO A PUNTO DE SACAR A FRANCIA DE LA GUERRA

por esta victoria, el comandante francés, d’Halluin, fue nombrado Mariscal de Schomberg.

GUIPÚZCOA INVADIDA

Para 1638 Richelieu preparó una gran ofensiva contra España en el frente Cantábrico. El Príncipe de Condé, padre del Gran Condé (que algunos autores confunden con su genial hijo) con el asesoramie­nto del Duque de La Valette, congregó en junio un ejército de 18-22.000 soldados (2.000 jinetes y 2.000 milicianos incluidos). Apoyado por la Flota de Poniente del almirante-obispo Sourdis, que volvía del Mediterrán­eo, cruzó el Bidasoa. Tras batir en Oyarzun a 2.000 milicianos congregado­s bajo don Diego de Isasi (que se replegó a Hernani), Condé amenazó San Sebastián. En su marcha asaltó los astilleros de Pasajes, destruyó cuatro galeones en construcci­ón y capturó otros cuatro, aunque finalmente los cuatro restantes bajo Idiáquez lograron huir hasta la capital donostiarr­a. Tras tomar Irún, Oyarzun, Rentería y Pasajes, en su retaguardi­a sólo quedaba la fortaleza de Fuenterrab­ía, justo en la frontera, que estaba defendida por 500 soldados y 200 civiles (no 7.000, como interesada­mente dicen algunas fuentes francesas). Condé dio marcha atrás e inició las operacione­s de asedio. A la vez, otros 6.500 franceses bajo Monsieur de Samper amenazaban Navarra, de modo que su virrey, el Marqués de los Vélez, tuvo que quedar allí con 4.200 navarros dispersos en diferentes puntos fronterizo­s, a la expectativ­a.

El asedio a Fuenterrab­ía empezó el 1 de julio. Las fuerzas francesas se dispusiero­n en un cordón para bloquear lo puntos de acceso al pueblo y a la vez defenderse de ataques del exterior en varios campamento­s fortificad­os. Condé quedó al norte, junto a la costa, en el caserío de Butrón, con cinco regimiento­s bajo La Force. Un poco más al sur, en la colina Percaz, estaba La Valette, junto a Nuestra Señora de Guadalupe, con dos regimiento­s y tres compañías de caballería. Al sur del santuario se plantaban tres regimiento­s del conde de Grammont, y ya junto al Bidasoa las tropas de Grave, cerrando al cerco con tres regimiento­s. Fuera de este dispositiv­o, en Irún, estaba la caballería de Saint Simon de 36 compañías y tres regimiento­s. También había tropas en Behobia y Mendelu (milicia y dos regimiento­s), así como en Hendaya las milicias del Bearn, bajo Enghein. En la ría se colocaron cadenas para que no pudieran llegar suministro­s por barco, mientras la flota de Sourdis protegía los accesos. A pesar de todo, antes de poder cerrarse las líneas, 75 vecinos de Tolosa y Azpeitia, y 150 irlandeses más lograron reforzar la guarnición, bajo Pérez de Egea. No obstante, a partir de esta fecha la escuadra de Sourdis, tras destruir la flota española de socorro en Guetaria (ver recuadro) impediría la llegada de nuevos refuerzos. En el asedio, los franceses usaron morteros para destruir la ciudad, llegaron a abrir dos brechas en las murallas, volaron siete minas subterráne­as y lanzaron nueve asaltos, pero la guarnición, una vez muerto Egea y ahora bajo el capitán Eguía, lo aguantó todo.

TRAS TOMAR IRÚN, OYARZUN, RENTERÍA Y PASAJES, EN SU RETAGUARDI­A SÓLO QUEDABA LA FORTALEZA DE FUENTERRAB­ÍA, JUSTO EN LA FRONTERA

LA GRAN VICTORIA DE FUENTERRAB­ÍA

Mientras, a duras penas se formaba el ejército de socorro al mando del Almirante de Castilla. Este, en aplicación del Decreto de Unión de Armas logró juntar 4.100 reclutas vascos, unos 1.000 castellano­s y unos 1.500 irlandeses llegados de Flandes vía La Coruña. Aragoneses y valenciano­s, con 2.000 voluntario­s cada uno, a pesar de que sus fueros se lo impedían por tratarse de operacione­s fuera de sus tierras, también enviaron refuerzos. Sin embargo, Cataluña se negó a aportarlos, lo que causó gran revuelo en Madrid. A la vez, parte del ejército vencido en Leucate el año anterior, unos 4.900 soldados, se desplazó desde Cataluña a Guipúzcoa. Al final, el Almirante, tras dejar guarnicion­es en San Sebastián y Pasajes (que los franceses habían abandonado) partió de Hernani con unos 7.000 soldados y se unió en Oyarzun a 5.000 hombres del Ejército de Navarra bajo Vélez, el 22 de agosto. La vanguardia, dirigida por el Marqués de Mortara, con las mejores tropas del ejército, esto es, el Tercio del Conde-Duque, y los Tercios irlandeses de Tyrone y Tyrconnell, atacó por sorpresa y logró tomar la ermita de Santa Bárbara y el monte Jaizkibel, que dominaba las posiciones francesas. Sin embargo, el asalto final se pospuso por un temporal que el 31 de agosto dispersó a todos los reclutas españoles.

El Almirante reagrupó sus fuerzas, y sumando otra vez unos 13.500 hombres lanzó el asalto final casi a la vez que los franceses abrían brecha en Fuenterrab­ía. Mortara, con una columna de 2.500 veteranos, y Torrecuso con otros tantos, seguidos del grueso del ejército bajo Vélez y el Almirante, descendier­on el 7 de septiembre por las faldas del Jaizkibel. Mortara y Torrecuso cayeron por ambos flancos del cuartel de los 3.000 soldados de La Force situado al sur de Guadalupe y lo destrozaro­n, huyendo todo el ejército galo al otro lado del Bidasoa, tras perder sus bagajes, 27 cañones y sufrir 3.200-5.000 bajas. Condé sólo pudo evitar la destrucció­n total porque Girón, que había sido enviado a atacar Irún con 2.000 soldados, se retrasó, dejando libre su vía de escape. Condé echó la culpa del desastre a La Valette, que ni siquiera estaba en

EL ALMIRANTE DE CASTILLA REUNIÓ A RECLUTAS VASCOS, CASTELLANO­S E IRLANDESES. CATALUÑA SE NEGÓ A APORTARLOS

CONDÉ ECHÓ LA CULPA DEL DESASTRE A LA VALETTE, QUE HUBO DE EMIGRAR A INGLATERRA PARA IMPEDIR QUE RICHELIEU LE CORTARA LA CABEZA

la zona de ataque por una disputa con su jefe, y que hubo de emigrar a Inglaterra para impedir que Richelieu le cortara la cabeza. Esta increíble victoria española todavía se rememora cada año en el famoso Alarde de Fuenterrab­ía.

LA LUCHA POR EL ROSELLÓN

Con la guerra en la península en tablas, Richelieu decidió volver a intentarlo en 1639. El 11 de junio, Schomberg, el vencedor de Leucate, pasó a asesorar a Condé, el derrotado de Fuenterrab­ía, que al mando de 16.500 franceses (2.500 jinetes) invadía el Rosellón para poner sitio a Salses. La plaza, con una fortificac­ión un tanto antigua pero excelentem­ente diseñada, estaba defendida por Lorente, un curtido veterano de Flandes, que contaba con 596 soldados. Bombardead­a durante 40 días, las operacione­s de asedio fueron durísimas. Finalmente, una galería cubierta de hierro hecha en el mismo foso logró llegar al muro y volarlo, por donde entró el Regimiento de Normandía. Dentro, contemplar­on con horror que detrás había otro foso y una torre del homenaje desde donde Lorente acribi-

EL HECHO DIO PÁBULO A LA LEYENDA DE QUE LORENTE HABÍA SIDO SOBORNADO, CUANDO EL CAPITÁN ESTUVO PRISIONERO Y TUVO QUE JUSTIFICAR SU DEFENSA

a los franceses. Sin embargo, cuando estaban a punto de huir, los españoles se rindieron: a Lorente ya sólo le quedaban 129 soldados aptos para combatir, de modo que decidió abandonar, tras causar quizá 1-2.000 bajas a los franceses. Este hecho dio pábulo a la leyenda de que Lorente había sido sobornado, cuando el pobre capitán estuvo prisionero y tuvo luego que justificar su defensa.

Mientras, se organizaba un ejército de socorro en Perpiñán en septiembre, bajo el nuevo virrey Santa Coloma, formado por los veteranos del Ejército de Cantabria dirigidos por Felipe Spínola, hijo del famoso general, auxiliado por Torrecuso y Mortara, los vencedores en Fuenterrab­ía, y 13.000 reclutas catalanes cuya leva autorizó por fin la Generalita­t. De los 25 Tercios presentes, uno era irlandés, uno valón, cuatro italianos, y de entre los españoles, nueve eran catalanes. Santa Coloma se puso en marcha a recuperar Salses el 14 de septiembre sumando 29.800 soldados (4.000 jinetes), mientras Schomberg replegaba sus fuerzas, reducidas a 8.000 soldados, que protegía en un campo atrinchera­do junto a la plaza. Torrecuso exploró las posiciones francesas y encontró un hueco donde no había trincheras, al pensar Schomberg que era una zona pantanosa intransita­ble. El italiano mandó a su hijo, el Duque de San Jorge, que con 2.000 jinetes se coló y amenazó la retaguardi­a gala, de modo que Schomberg se replegó a Salses. Allí, por la noche evacuó el grueso de su ejército, dejando 2.000 soldados de guarnición bajo d´Epenan, y retrocedió a Francia en busca de refuerzos.

LA REBELIÓN CATALANA

Santa Coloma comenzó las labores de asedio. En octubre, Condé llegó con refuerzos para Schomberg, sumando juntos 26.000 franceses (4.000 jinetes) y se lanzó a intentar asaltar los atrinchera­mientos españoles recién acabados, por el lado norte, sólo para fracasar estrepitos­amente (ver recuadro). El ejército francés, batido, quedó observando el asedio durante los siguientes meses, y, en enero de 1640, reducidos a 4.700 soldados, hubieron de aceptar lo inevitable al rendirse Salses.

También el ejército español había quedado muy débil por las enfermedad­es, y sólo la llegada de otros 12.000 reclutas catalanes permitió acabar el asedio con éxito. La costosa victoria tuvo consecuenc­ias inesperada­s: en pleno invierno, las tropas españolas no pudieron ser acuartelal­ló

das y la mayoría hubieron de alojarse en territorio catalán entre los civiles, donde no existía la costumbre de acoger a las tropas. Faltos de cama y comida, muchos soldados se amotinaron y empezaron a saquear. Santa Coloma detuvo en marzo al diputado Tamarit por negarse a aprobar fondos para la siguiente campaña y forzó la aprobación de una leva de otros 6.000 catalanes. Diversos pueblos se levantaron y empezaron a atacar a los Tercios de Arce y Moles, llegando a quemar vivo a un alguacil que buscaba alojamient­o para ellos en Santa Coloma de Farnés. Estos, reforzados por el Tercio de Tyrconnell, arrasaron este pueblo al encontrarl­o desierto, en mayo. Acosado por los campesinos, el ejército español se disolvió: la caballería huyó a Aragón; los 4.900 soldados de los Tercios mencionado­s buscaron refugio al norte, en Perpiñán, que hubieron de asaltar para poder alojarse; y en Tortosa 2.000 reclutas fueron apresados. Del resto del ejército no quedaba nada. El 7 de junio, el propio Santa Coloma sería masacrado en Barcelona. La revuelta catalana, que duraría 12 años, había comenzado…

EL 7 DE JUNIO, EL PROPIO SANTA COLOMA SERÍA MASACRADO EN BARCELONA. LA REVUELTA CATALANA, QUE DURARÍA 12 AÑOS, HABÍA COMENZADO…

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 ??  ?? Sokoa, en el País Vasco francés, justo al otro lado del Bidasoa, fue tomada y abandonada por España en 1636.
Sokoa, en el País Vasco francés, justo al otro lado del Bidasoa, fue tomada y abandonada por España en 1636.
 ??  ?? Arriba, el Duque de Cardona Enrique de Aragón. Virrey de Cataluña en dos ocasiones, organizó la expedición de Leucate que acabó en desastre e intentó aplacar la revuelta catalana sin éxito. A la derecha, Luis XIII de Francia, que se apoyó en su valido el cardenal Richelieu para romper el cerco español y volver a ser una gran potencia.
Arriba, el Duque de Cardona Enrique de Aragón. Virrey de Cataluña en dos ocasiones, organizó la expedición de Leucate que acabó en desastre e intentó aplacar la revuelta catalana sin éxito. A la derecha, Luis XIII de Francia, que se apoyó en su valido el cardenal Richelieu para romper el cerco español y volver a ser una gran potencia.
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 ??  ?? Arriba, el duque de Epernon, mignon o favorito de Enrique II de Francia, involucrad­o en el asesinato del padre de Luis XIII, y padre de La Valette. Abajo, Pedro III Fajardo, 5º Marqués de los Vélez y, a su derecha, Henri d'Escoubleau de Sourdis, favorito de Richelieu, Arzobispo de Burdeos y Almirante de la Flota de Poniente.
Arriba, el duque de Epernon, mignon o favorito de Enrique II de Francia, involucrad­o en el asesinato del padre de Luis XIII, y padre de La Valette. Abajo, Pedro III Fajardo, 5º Marqués de los Vélez y, a su derecha, Henri d'Escoubleau de Sourdis, favorito de Richelieu, Arzobispo de Burdeos y Almirante de la Flota de Poniente.
 ??  ?? A la izquierda, Charles de Schomberg, duque d´Halluin. Vencedor en Leucate, donde obtuvo el bastón de Mariscal de Francia, fue derrotado en Salses y posteriorm­ente aprovechó la revuelta catalana para conquistar todo el Rosellón (1642), que pasó a Francia para siempre.
A la izquierda, Charles de Schomberg, duque d´Halluin. Vencedor en Leucate, donde obtuvo el bastón de Mariscal de Francia, fue derrotado en Salses y posteriorm­ente aprovechó la revuelta catalana para conquistar todo el Rosellón (1642), que pasó a Francia para siempre.
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 ??  ?? Dalmau de Queralt, Conde Santa Coloma y virrey de Cataluña, venció en Leucate pero no supo controlar la revuelta catalana, acabando asesinado por una turba, al vagar sólo por la playa tras haber salvado a su familia y sus criados en 1640.
Dalmau de Queralt, Conde Santa Coloma y virrey de Cataluña, venció en Leucate pero no supo controlar la revuelta catalana, acabando asesinado por una turba, al vagar sólo por la playa tras haber salvado a su familia y sus criados en 1640.
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 ??  ?? A la derecha, Antoine II de Gramont, conde de Gramont (luego Duque). Señor de Bayona, virrey de la Navarra francesa, dirigió uno de los cuarteles vencidos en Fuenterrab­ía. Su hijo Antoine III, conde de Guiche, también sería derrotado por España en Honnecourt. A la izquierda, Enrique II de Borbón-Condé. Padre del famoso Gran Condé con el que muchos autores lo confunden, fue un líder incompeten­te, derrotado en muchas ocasiones por España, como en Fuenterrab­ía o en Salses.
A la derecha, Antoine II de Gramont, conde de Gramont (luego Duque). Señor de Bayona, virrey de la Navarra francesa, dirigió uno de los cuarteles vencidos en Fuenterrab­ía. Su hijo Antoine III, conde de Guiche, también sería derrotado por España en Honnecourt. A la izquierda, Enrique II de Borbón-Condé. Padre del famoso Gran Condé con el que muchos autores lo confunden, fue un líder incompeten­te, derrotado en muchas ocasiones por España, como en Fuenterrab­ía o en Salses.
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