EL 4º PODER
PERIODISTAS EN SU TINTA...
■ Hubo un tiempo en que el ocio audiovisual casero se reducía a dos cadenas públicas, y sobre esa época, que tan remota nos parece ya, versa este poderoso estudio coordinado por el profesor Julio Montero Díaz. Una televisión con dos cadenas analiza la programación en España entre 1956 y 1990, fecha en la que se iniciaron las transmisiones de Antena 3, Telecinco y la ya extinta Canal+. Fueron décadas vibrantes, aventureras, que forjaron a los grandes maestros del medio y abrieron el camino a las nuevas generaciones de profesionales, las que hoy cortan el bacalao. Le debemos mucho a esos años de monopolio y, a la luz de esta obra, pionera en su género, la gratitud es todavía mayor, quizá porque la nostalgia ha hecho su trabajo y nuestros recuerdos en blanco y negro se han teñido de color.
La perfecta disposición de las partes hace que el ensayo se beba con los ojos. Los autores diseccionan primero la programación televisiva durante el franquismo, abordan luego la Transición, se adentran en la era socialista y concluyen con un epílogo que da pistas sobre la televisión en
España hasta 1994. Los gráficos y tablas no tienen desperdicio y las fotografías, en su gran mayoría procedentes del archivo de la agencia
EFE, nos trasladan a la era de los Estudio 1, José
María Íñigo o Verano Azul. El libro no se deja nada en el tintero: informativos, programas de ficción, concursos, deportes, audiencias… ¿Cuál sería hoy, en 2018, el estado de la cuestión? Solo un estudio tan solvente como este nos ayudaría a verlo claro./A.F.D. ■ Aplicando dosis de sátira y humor al mundo del periodismo, Michael Frayn, que trabajara en el diario The Observer, consigue en Al final de la mañana una novela perfecta. El autor, también dramaturgo, no era ningún desconocido en el mundo de las letras: cuando publicó esta novela, la tercera de su trayectoria, acababa de ganar el prestigioso premio Somerset Maugham.
Al final de la mañana se desarrolla en el Londres de finales de los 50 y principios de los 60, en la redacción de un periódico que no llega a nombrarse, antes de que la era digital abaratara los costes de producción para deleite de los accionistas. Sus indolentes empleados pasan el tiempo en un pub cercano, más preocupados por sus anodinos problemas personales que por el trabajo, lo que no les impide quejarse de la carga que les supone este. John Dyson es jefe de sección y acaricia la idea de introducirse en el sector audiovisual, pero el fatum –tan presente en la novela– tiene otros planes para él, mientras que su subordinado, Bob Bell, lidia con su incapacidad para comprometerse con la vida.
El estilo, extraordinario, acompaña un sinfín de situaciones hilarantes, con el resultado a que nos tiene acostumbrado la editorial Impedimenta: una novedad de obligada lectura./A.F.D.