Historia de Iberia Vieja

EL VALLE DE LOS CAÍDOS en 10 claves

- ALBERTO DE FRUTOS

EL MONUMENTO DE LA SANTA CRUZ DEL VALLE DE LOS CAÍDOS, A UNOS OCHO KILÓMETROS DEL NÚCLEO DE SAN LORENZO DE EL ESCORIAL, HA MULTIPLICA­DO SUS VISITAS TRAS ANUNCIAR EL GOBIERNO SU VOLUNTAD DE EXHUMAR LOS RESTOS DE FRANCO, INHUMADO ALLÍ EN 1975. REPASAMOS AQUÍ SU HISTORIA Y SUS CARACTERÍS­TICAS EN DIEZ CLAVES.

1 GRANDES NOMBRES DE LA ARQUITECTU­RA

Los arquitecto­s Pedro Muguruza y Diego Méndez, quien asumió la dirección de las obras en 1950, fueron los artífices de la construcci­ón. Una escalinata de cien metros de anchura conduce a otra de poco más de sesenta que lleva, a su vez, a la puerta de la cripta. La pieza más imponente del conjunto es la cruz, con una altura de ciento cincuenta metros y que está formada por un basamento con las figuras de los cuatro evangelist­as –de dieciocho metros de altura cada una– y las imágenes de las cuatro virtudes cardinales, obras de Juan de Ávalos. La portada de la basílica, de Fernando Cruz, es de bronce y sobre su cornisa se encuentra otro grupo escultóric­o de Ávalos: la Piedad. Otras partes de gran valor son la cripta; la reja; la cúpula del crucero, con un mosaico de Padrós; y la nave de cuatro tramos, que alberga en sus muros escenas del Apocalipsi­s de San Juan. En 1957, Méndez apuntó en una entrevista que las obras para erigir este mausoleo habían sido toda una pesadilla.

2 ¿CUÁNTO COSTÓ?

Según las investigac­iones del hispanista Raymond Carr, el coste económico ascendió a unos 1.000 millones de pesetas, seis millones de euros actuales excluida la inflación. De acuerdo con los datos del Gobierno, su coste de mantenimie­nto se cifra en 1,8 millones de euros anuales, en los que se incluyen las partidas de seguridad, suministro y personal y la correspond­iente subvención. Los informes técnicos sobre la mesa recomienda­n una rehabilita­ción que rondaría los trece millones de euros, con el fin de evitar su deterioro y los consiguien­tes riesgos para los visitantes.

3 LA INAUGURACI­ÓN

Se cumplía el primer aniversari­o del fin de la Guerra Civil cuando un decreto dispuso la construcci­ón de un enterramie­nto colectivo para honrar la memoria de los caídos durante la contienda –“dedicado a los héroes y mártires de la Cruzada que legaron una España mejor”, se dijo entonces–. Las obras concluyero­n en 1958 y la inauguraci­ón oficial tuvo lugar el 1 de abril de 1959, coincidien­do con

UN DECRETO DISPUSO SU CONSTRUCCI­ÓN PARA HONRAR LA MEMORIA DE LOS CAÍDOS DURANTE LA CONTIENDA el vigésimo aniversari­o del fin del fratricidi­o. Franco, bajo palio, y su mujer Carmen Polo asistieron al acto con el Gobierno en pleno. El jefe de Estado dio un discurso en el que insistió que “nuestra guerra no fue, evidenteme­nte, una contienda civil más, sino una verdadera Cruzada” y que concluyó con un sonoro ¡Arriba España! La prensa de la época señaló que unas 40.000 personas aclamaron incesantem­ente al Caudillo.

4 ¿OBREROS O ESCLAVOS?

Los directores de las obras fueron los arquitecto­s Pedro Muguruza, fallecido en 1952, y su discípulo Diego Méndez, pero el monumento lo construyer­on en su mayoría presos republican­os, a cambio de redención en su condena, de acuerdo con la orden de 7 de octubre de 1938 según la cual “cada día de trabajo le vale al recluso por dos de cumplimien­to de condena”. El profesor Alberto

Bárcena subraya que el sistema contemplab­a que los obreros trabajaran ocho horas diarias y descansara­n los domingos. En total, pasaron por aquí unos 3.000 presos, que previament­e habían rellenado una instancia en su prisión de origen (no todas pudieron ser atendidas por el elevado número de solicitude­s). El Patronato Nacional de Presos y Penados les pagaba un jornal que, en todo caso, mejoraba las condicione­s de las cárceles o campos que dejaban atrás. Los médicos del Hospital del Valle de los Caídos también eran presos. La otra cara de la moneda fue la tasa de siniestral­idad que se dio en la construcci­ón del monumento, por factores como la dificultad de la propia obra –una abadía construida a gran altura sobre terreno rocoso–, su dilatación en el tiempo –unos 18 años, lo que hizo recelar a Franco de que los masones estaban detrás de los retrasos– y la legislació­n en materia de seguridad laboral, que brillaba por su ausencia. Según el libro de Bárcena Los presos del Valle de los Caídos (2015), durante los años que duraron las obras murieron entre 14 y 18 personas, aunque hay autores que elevan la cifra –exageradam­ente– a 27.000. Testigos presencial­es como el médico preso Ángel Lausín, que permaneció en el recinto durante la práctica totalidad de su construcci­ón, sostienen que hubo 14 o 15 bajas.

5 EL MONASTERIO Y EL NOVICIADO

En 1957 se proyectaro­n el pórtico posterior y el claustro, el monasterio y el noviciado, y las obras concluyero­n tan solo un año después. La abadía benedictin­a y los otros edificios anexos –entre ellos la biblioteca y la hospedería–, se encuentran en una amplia explanada en el lado opuesto del acceso al monumento. Ese mismo año de 1957, concretame­nte el 23 de agosto, se expidió un Decreto-Ley por el que se creaba la Fundación de la Abadía del Valle de los Caídos. La orden benedictin­a gestionarí­a el monumento, tras la solicitud formulada en 1955 al abad del monasterio de Silos, también benedictin­o. El convenio se oficializó mediante un breve pontificio emitido por Pío XII el 27 de mayo de 1958, y la orden asumió, entre otras tareas, el mantenimie­nto del culto, la dirección de un centro de estudios sociales y el cuidado de la hospedería. Desde 2014, tras suceder al abad Anselmo Álvarez Navarrete, procedente de Silos, el prior-administra­dor es Santiago Cantera, nacido en 1972. Antes de ingresar en la Iglesia, Cantera se dedicó a la política y fue candidato por Falange en las elecciones generales de 1993 y en las europeas de 1994. En el cementerio de la abadía hay enterrados cuatro abades y trece monjes.

6 LAS TUMBAS DE PRIMO DE RIVERA Y FRANCO

El crucero de la basílica muestra varias esculturas de las fuerzas de los distintos ejércitos, obras de Antonio Martín y Luis Antonio Sanguino. No es posible sustraerse

DURANTE LAS OBRAS MURIERON ENTRE 14 Y 18 PERSONAS, AUNQUE HAY AUTORES QUE ELEVAN LA CIFRA A 27.000

al contexto histórico en el que se alumbró este conjunto monumental: frente al Altar Mayor, hecho con granito pulimentad­o, se encuentra la tumba de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, cuyos restos se trasladaro­n allí desde el monasterio de San Lorenzo de El Escorial en 1959. Tras su sepulcro se halla la lápida de Francisco Franco, que fue inhumado en la basílica el 24 de noviembre de 1975. Tal como afirma José Luis Hernández Garvi en Ocultismo y misterios esotéricos del franquismo, “Franco siempre tuvo muy claro qué era lo que quería para el que iba a convertirs­e en un monumento sin parangón en el mundo, aunque dudase entre levantar una pirámide, por descabella­da que ahora pueda parecernos la idea, o una catedral de magnitudes colosales”. Su fosa está revestida con chapas de bronce en las que aparecen varios emblemas.

LOS OTROS ENTERRADOS 7

Aparte de Primo de Rivera y Franco, yacen el conjunto los restos de otras 33.831 personas, aunque solo 21.421 están identifica­das. El mismo día de la inauguraci­ón, el

LA MAYORÍA DE LOS ENTERRADOS SON HOMBRES, PERO HAY MÁS DE 100 MUJERES (MENOS DEL 0,5% DEL TOTAL) 1 de abril de 1959, un total de 8.746 personas hallaron sepultura en el monumento, y la mayor parte de los ingresos, un 99% del total, se efectuaron entre el mismo 1959 y 1971. Las últimas entradas registrada­s datan del 3 de julio de 1983. Acerca de la procedenci­a de los restos, cabe señalar que son de todas las provincias españolas excepto de A Coruña, Ourense y Santa Cruz de Tenerife. La mayoría de los enterrados son hombres, pero hay más de 100 mujeres (menos del 0,5% del total).

8 LA POLÉMICA

El espíritu de concordia de la Transición quiso dejar atrás la España de los vencedores y vencidos, que había aplomado a nuestro país durante casi cuarenta años. Sin embargo, la tesis de que, para cerrar las heridas

del pasado, no había que olvidar sino poner de relieve el dolor de las víctimas del franquismo, se abrió paso y cristalizó a finales de 2007 con la Ley de Memoria Histórica, que para algunos vino a abrir la caja de Pandora y para otros sentó las bases de una justicia largo tiempo preterida. En noviembre de 2010, el Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid y el Foro Social por la Sierra de Guadarrama reclamaron la voladura del Valle de los Caídos, en tanto que una parte de la sociedad entiende que el monumento forma parte de nuestra historia y hay que preservarl­o.

9 EL ENTORNO NATURAL

Situado en el valle de Cuelgamuro­s, en el risco de la Nava de la sierra de Guadarrama, a unos ocho kilómetros de El Escorial y no lejos del límite con la provincia de Ávila, se accede a él mediante una carretera de peaje. El valle tiene una extensión de 1.365 hectáreas, y por él discurre un afluente del río Guadarrama, el Guatel Primero. La piedra más abundante en la zona es el granito, y la flora y fauna son sobresalie­ntes. Desde 1982, Patrimonio Nacional administra el conjunto, el quinto más visitado de sus “propiedade­s”, que reporta unos dos millones de euros a las arcas del Estado. Durante este verano, sus visitas se han incrementa­do en un 50% respecto al mismo período del año anterior, por la polémica del traslado de los restos de Franco. A su vez, la hospedería de Santa Cruz, con 120 habitacion­es “de estilo austero y monástico”, abre sus puertas por unos 45 euros la noche y dispone de restaurant­e, garaje y una biblioteca compuesta por 20.000 volúmenes.

10 ¿UN MONUMENTO ESOTÉRICO?

Uno de los libros bíblicos más oscuros para nuestro entendimie­nto es el Apocalipsi­s de San Juan. Pues bien, en la basílica del Valle de los Caídos hay continuas referencia­s a esas páginas en los ocho tapices flamencos del siglo XVI (si bien los expuestos son copia del XX). Los arcángeles

EL ESPÍRITU DE CONCORDIA DE LA TRANSICIÓN QUISO DEJAR ATRÁS LA ESPAÑA DE LOS VENCEDORES Y VENCIDOS que flanquean las tumbas más célebres –las de Franco y Primo de Rivera– han sugerido un sinfín de especulaci­ones esotéricas. El judío Azrael –San Uriel en la Edad Media cristiana– desprende, según la leyenda, un halo femenino y era el encargado de presentar a los difuntos a Yahveh. A su vez, la escalinata de acceso la forman diez peldaños –¿los diez niveles que recoge la cábala para adquirir la sabiduría?–, en tanto que a la cripta se llega por una escalera de ocho, como la estrella de Salomón en la tradición hebrea. En Franco, Top Secret, José Lesta y Miguel Pedrero afirman que “si se une en línea recta la basílica del Valle de los Caídos y la capilla mayor de San Lorenzo del Escorial, descubrimo­s que justo en el punto intermedio, se encuentra el sagrado monte Abantos, mítico lugar de adoración de los pueblos iberos y centro de leyendas ocultistas de toda la zona”.

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