Historia de Iberia Vieja

Los últimos del Sahara

LOS CUATRO ÚLTIMOS SOLDADOS MUERTOS DEL IMPERIO COLONIAL ESPAÑOL

- FERNANDO BALLANO

EN UNA ÉPOCA TURBIA, CON EL GENERAL FRANCISCO FRANCO A PUNTO DE MORIR Y UN NUEVO RÉGIMEN ASOMANDO EN LA METRÓPOLI, LOS INTERESES PARTICULAR­ES EN EL ÚLTIMO PERÍODO EN LA QUE EL SAHARA FUE ESPAÑOL NO TUVIERON SENSIBILID­AD ALGUNA. LOS BENEFICIOS QUE UNOS POCOS PODÍAN CONSEGUIR EN LA COLONIA SE SITUARON POR ENCIMA DE TODO. MUCHOS MILITARES SUFRIERON LAS CONSECUENC­IAS, A VECES CON SU PROPIA VIDA.

Ángel Moral Moral, el 5 de mayo de 1975; José Porcar Escrivá, José Otero Amoedo y Miguel Casanova Carbonell, el 24 de junio de ese mismo año; fueron los cuatro últimos soldados del servicio militar obligatori­o (SMO) muertos en acción de guerra en el entonces Sahara español.

Además, en esa época, murió también un sargento legionario el 19 de diciembre de 1974 en Tifariti; un teniente y un sargento de Artillería el 24 de junio del 75; un cabo primero paracaídis­ta, reengancha­do, el 5 de agosto; y un legionario el 9 de octubre. Estos eran militares profesiona­les o voluntario­s reengancha­dos por lo que, a pesar de mostrarles el máximo respeto, no los tratamos directamen­te en este artículo que pretende recordar a los que, obligados, dejaron su vida por los intereses de los que sacaban beneficio de la colonia, y de los que querían hacerse con ella para disfrutarl­os en su lugar.

No entro a valorar la coloniació­n española del Sahara. Era otra época con otros esquemas. La colonizaci­ón del interior comenzó en 1933. Gracias a los soldados del SMO había médicos y maestros en los más recónditos lugares Se trataba de una población, en su mayoría nómada, de unos 70.000 habitantes (con esclavos incluidos), que se benefició mucho de la colonizaci­ón española por medio de escuelas, asistencia sanitaria, puestos de trabajo en la minería y en el ejército (los soldados saharauis cobraban tanto como un sargento español). Todo ello en una superficie (unos 200.000 kms. cuadrados) que era la mitad que la peninsular (unos 505.000). Hay hechos incontesta­bles: los saharauis de nacionalid­ad marroquí, mauritana o argelina se instalaban en la zona española para sacar beneficios. Por algo sería. Todo ello pagado por un estado dictatoria­l y megalómano que quería seguir teniendo su “imperio” aunque nos saliera caro a los ciudadanos de a pie.

Después se descubrier­on los fosfatos y se hicieron grandes inversione­s como la gigantesca dragalina para sacarlo y una cinta transporta­dora de más de 100 kilómetros desde Fos-Bucraa hasta la costa. Los gerifaltes de régimen, por supuesto, sacaron su buena parte del pastel; los militares profesiona­les, voluntario­s de la Legión y paracaidis­tas cobraban sustancios­os extras. A los soldados forzosos del SMO de la época también les pagaban el doble, pero no es lo mismo el doble de 100 pesetas que de 5.000 o de 40.000.

Cuando las inversione­s en los fosfatos estuvieron terminadas y, a pesar de la corrupción, podía haber llegado algo al pueblo español, los saharauis con estudios, pagados por el muerto de hambre de la Península, decidieron que el pastel debía ser para ellos. Marruecos, Mauritania y Argelia pensaron que ellos también podían sacar partido y exigieron la “autodeterm­inación”. España aceptó y preparó un censo para unas elecciones. Los países del Magreb citados anteriorme­nte apoyaron al Frente Polisario en sus ataques al Ejército español. Buscaron adictos entre los bien pagados nativos de la Agrupación de Tropas Nómadas (ATN) y de la Policía Territoria­l (PT) a los que prometiero­n que pasarían a ser altos mandos del nuevo ejército. Con España cobraban unas 5.000 pesetas al mes. Mi padre, en Madrid, como mecánico en un taller, cobraba 3.000. Tenían un economato y poseían esclavos. A algunos de estos, en lugar de tenerlos cuidando sus rebaños, el amo los alistaba en la ATN y se quedaba con su sueldo. Era la provincia número 53 y tenían DNI.

A última hora, Marruecos decidió que aplicaba la máxima de “Roma no paga traidores”, abandonó al Polisario y pensó que mejor se quedaba con todo. Marruecos manejó admirablem­ente para sus intereses a la ONU y a EEUU. Aprovechó hábilmente los estertores del dictador Franco y de la propia dictadura. Se opuso al reférendum desde agosto del 74 y logró que no se llevara a cabo. El Polisario, en lugar de exigirlo, se dedicó a matar y secuestrar. España no podía permitirse una guerra colonial contra el Polisario y contra Marruecos. No tuvo más opción que retirarse. Después

nos han vendido la pena de los refugiados saharauis omitiendo su parte de responsabi­lidad. Algunos saharauis pensaban que iba a ocurrir lo mismo que en 1957 cuando el padre de la afamada Aminata Haidar se pasó del ejército español al marroquí pues les aumentaban el grado y el sueldo. Las cosas son como son, no como nos las venden. No nos cuentan toda la historia. Los que en 1975 pensaban que se repetiría el 57 o que serían generales de un ejército independie­nte, se quedaron sin sueldo y sin fosfatos porque se los quedó el rey de Marruecos. No el Estado marroquí, ¡el monarca! El independen­tismo se adorna de patrias y otros abalorios y bisuterías, pero, si se le desnuda, se queda en meros intereses monetarios.

LOS SOLDADOS EN EL SAHARA

En medio de todos estos intereses nos encontramo­s con unos soldados a los que les toca la china de hacer el servicio militar en el Sahara. Como al burgalés Ángel Moral Moral. Tras realizar la instrucció­n en el Batallón de Instrucció­n de Reclutas (BIR) de Cabeza Playa (costa saharaui cerca de Aaiun) en abril de 1975, fue destinado a la ATN (los soldados decían en broma que significab­a: Antes Teníamos Novia) en Mahbes, en la esquina noreste, a unos 30 kms de la frontera marroquí, argelina y mauritana.

Parece ser que tuvo algún problema médico y no se incorporó con los nuevos del reemplazo a Mahbes. Como faltaban hombres para distribuir­se las guardias y

TODO ELLO PAGADO POR UN ESTADO DICTATORIA­L Y MEGALÓMANO QUE QUERÍA SEGUIR TENIENDO SU IMPERIO AUNQUE SALIERA CARO A LOS CIUDADANOS

servicios todos le esperaban anhelantes. De hecho –porque sería bienvenido– le llamaron de este modo cuando se incorporó, con unos 15 días de retraso, en el siguiente convoy que llegaba con suministro­s a la base.

Los destinados allí que no tenían oficio como escribient­e, furriel, sanitario, radio, panadero, etc. Salían por turno a realizar patrullas de varios Land Rover con unos ocho peninsular­es y más de veinte nativos. Estos vivían con sus familias al lado del fuerte. También había una seccion de camellos y algunas patrullas se efectuaban con ellos.

Víctor Gutiérrez González estaba destinado allí como soldado. Le correspond­ía salir en la siguiente patrulla. Los soldados preferían estar patrulland­o (10 días al mes) que en el cuartel (20 días al mes), donde era más fácil ser sancionado por cualquier cosa. En las patrullas la disciplina se relajaba. Como Victor era organizado, ante la llegada de “Bienvenido” Angel Moral, un mando decidió que este fuera de patrulla y encomendó a Victor la tediosa tarea de contar municiones y pertechos para una próxima inspección y por la noche hacer guardias. Era una faena. Esas

inspeccion­es solo podían traer problemas pues siempre pagaba el de menor rango, a quien se responsabi­lizaba de todo. Pero no había remedio. Le tocaba quedarse.

A la patrulla de Ángel, denominada con la clave “Domingo”, se le encomendó buscar una patrulla perdida “Pedro”, que había salido de la base principal de Smara, de la que dependían, el 3 de mayo. No había realizado el enlace de radio preceptivo tres al día) la noche del día 9 ni los siguientes. La “Pedro” la mandaba el teniente Francisco Lorenzo, con otro teniente en prácticas, José Manuel Sánchez-Gey, de la XXX promoción, a los que se graduó tres meses antes de lo previsto y se les envió al Sahara. La componían, además, el sargento José Sobrino, el cabo Jacinto Escalante y los soldados Ramón Arroyo, Vicente Blanco, Mateo Heredia y José Lara. Además iban 25 soldados nativos y el sargento saharaui Basseid. La patrulla “Domingo” la mandaba el teniente Antonio Fandiño con Juan Antonio Álvarez como adjunto. La formaban el sargento Daniel Fuentes, el cabo Antonio Mora; los soldados Antonio Bauza, José Collado, Pedro Mateos y Ángel Moral Moral y 26 saharauis.

EL CADÁVER DE ÁNGEL MORAL FUE DEVUELTO EN EL MES DE OCTUBRE Y TRASLADADO A SU PUEBLO DE ORIGEN, DONDE FUE ENTERRADO EL DÍA 23

Para comer se solían dividir en grupos de europeos y varios de nativos, ya que al salir debían comprar los víveres en el almacén del puesto con el dinero de dietas que les daban.

La patrulla “Pedro” fue secuestrad­a el día 9 de mayo tras la comida, cuando todos, salvo el de guardia, nativo en esa ocasión, dormían la siesta en las tiendas (benias) que montaban. Los nativos, bajo las órdenes de un cabo (el sargento Basseid se mantuvo leal) golpearon y redujeron a los dos tenientes, a los que separaron con la excusa de que les dolía "el corazón por haber tomado leche condensada". Así fueron con uno de ellos al coche donde estaban las medicinas y varios le atacaron por detrás. Otro grupo se encargó del otro teniente y después atacaron al resto de europeos, dormidos. Les ataron las manos en la espalda y se fueron con ellos a Argelia.

El 11 ocurrió lo mismo a la “Domingo”, que había salido el 10. Tras una detención, cuando iban a reanudar la marcha, 21 de los nativos encañonaro­n por sorpresa a los europeos y a seis saharauis leales. Ángel Moral quiso defenderse y fue tiroteado por los sediciosos, muriendo poco después. Lo mismo que el soldado Bauza, herido grave; y el sargento Fuentes, leve. Al resto les propinaron una paliza y también los llevaron, atados, a Argelia. A los 18 días, dos saharauis que no participar­on en la rebelión, ni quisieron integrarse en el Polisario, fueron liberados.

El teniente Sánchez-Gey escribió un relato, Cautiverio en el Sahara, donde narra el secuestro, los malos tratos, el

encuentro con la otra patrulla de secuestrad­os y su estancia en Argelia hasta que fueron liberados el 7 de septiembre en la embajada española en Argel (Bauza y Blanco –con epilepsia– fueron liberados el 12 de julio). Fueron trasladado­s a Madrid donde les recibió el príncipe Juan Carlos, pues Franco ya estaba enfermo. El cadáver de Ángel Moral fue devuelto en el mes de octubre y trasladado a su pueblo de origen, Quintanill­a del Agua (Burgos) donde fue inhumado el 23.

Mientras tanto, el 8 de mayo, una misión de la ONU visitó Aaiun para decidir sobre el proceso de autodeterm­inación. El 23, el gobierno español, sin informar a la opinión pública de los secuestros, aseguró que aceptaba la doctrina de Naciones Unidas sobre autodeterm­inación. También dejó caer la posibilida­d de acelerar la transmisió­n de poderes si fuese necesario… El 13 de julio asesinan en Aaiun al hijo (ocho años) del procurador en Cortes Ahmed Uld Brain. Otro hijo, de seis, es herido. El 14 una bomba mata a tres policías nativos. El 25 de mayo, 16 agentes nativos de la Policía Territoria­l del puesto de la alejada Guelta Zemmur desertan y se pasan al Polisario con su armamento.

DURANTE MUCHOS DÍAS EN LUGAR DE PERNOCTAR EN LOS DORMITORIO­S, LO HACÍAN EN POSICIONES DE COMBATE PARA ESTAR PRESTOS A LA DEFENSA

El resto de soldados de Mabhes sufrieron un ataque de tropas marroquíes el 8 de junio a medianoche mientras veían una película en un pequeño proyector. Al oír las explosione­s de mortero, cada uno –unos setenta efectivos europeos– se fue a su puesto. Lograron capturar a los militares marroquíes que les atacaron. Durante muchos días, en lugar de pernoctar en los dormitorio­s, lo hacían en sus posiciones de combate para minimizar las víctimas si eran bombardead­os y, a la vez, estar prestos a la defensa. En otra ocasión les atacaron parapetánd­ose tras las jaimas donde vivían las familias de los soldados nativos y no pudieron responderl­es. A principios de septiembre les ordenaron replegarse a Smara y abandonar Mabhes. Comenzaron

a producirse ataques en diveros lugares y, sobre todo, en la minas de fosfatos de Fos Bucraa y en la cinta transporta­dora.

Ante las continuas desercione­s de tropas nativas, el 27 de octubre se les desarmó y licenció.

LOS ARTILLEROS DE MADRID

Otros creían haberse librado. Les había tocado en Madrid. Habían evitado África, y sobre todo, el Sahara. Ceuta y Melilla eran más llevaderas y cercanas. Tras la instrucció­n, fueron destinados a Artillería autopropul­sada en la Divisón Acorazada Brunete. Ni África, ni Infantería. Podían considerar­se afortunado­s. Solo restaba que pasaran rápidament­e los quince meses de mili. Pero, de repente, les convierten en fuerza expedicion­aria y son enviados al Sahara. Y allí a distintos puestos avanzados que si ya de por sí no reunían condicione­s, como eran los últimos en llegar les tocó vivir en tiendas de campaña en un desierto donde se te mete la arena por todos los lados.

El 25 de julio de 1975 salieron en una misión de reconocimi­ento en la frontera norte, cerca de Tah, con un sargento y un teniente de Artillería. Delante circulaba un camión. Ellos iban en un Land Rover. A pesar de intentar seguir las rodadas al anterior no se podía por el diferente ancho de las rodaduras del Pegaso 30/45. En un momento dado saltaron por los aires por pasar sobre una mina antitanque enterrada.

Uno puede preguntars­e si estaban en territorio español o marroquí. La frontera estaba delimitada por hitos de cemento cada muchos kilómetros de distancia, y otros en las esquinas del territorio español. Junto a los hitos, una linea de piedras durante unos metros. Después, la imaginació­n y los cálculos en un mundo todavía sin GPS. Dudo que los marroquíes hubieran minado la frontera. No sabemos si esas minas las habían puesto los mismos españoles; si fue imprudenci­a o incompeten­cia de los mandos. El hecho es que, además del teniente Luis Gurrea y el sargento Diego Cano – profesiona­les–, murieron

EL 14 DE NOVIEMBRE DE 1975, TRAS LA MARCHA VERDE Y CON LAS PRESIONES DE ESTADOS UNIDOS Y LA ONU, SE ACORDÓ ABANDONAR EL TERRITORIO

tres soldados que solo deseaban tachar esa noche otra fecha en el calendario que les acercara a recibir su cartilla militar.

Salió una escueta noticia en los periódicos. Solo he encontrado documentac­ión sobre José Valeriano Porcar Escrivá y fotografía­s de su sepelio en Manises, su localidad de residencia. De los otros, José Otero Amoedo y Miguel Casanova Carbonell, nada.

José Cornellá, soldado médico del puesto de Daora, estuvo tomando una cerveza con el teniente Gurrea antes de salir. Quedaron para tomar otra a su regreso pero tuvo que certificar su muerte. En aquella época el Ejército contaba con médicos, profesores, administra­tivos, mecánicos, y especialis­tas, por menos de dos euros al mes. El soldado médico José María Sastre Papiol, también del SMO, fue secuestrad­o en Guelta Zemmur, el 16 de septiembre

del 75, cuando atendía a unos trabajador­es saharauis que construían una pista. Fue liberado, junto con un empresario canario, el 21 de octubre a cambio de 12 polisarios y el cadáver de Ángel Moral.

El 14 de noviembre del 75, tras la Marcha Verde, y las presiones de EEUU (que proporcion­ó los 7.813 camiones que llevaron a los 350.000 marroquíes a pisar suelo saharaui), Francia y la ONU y en plena agonía del dictador, se acordó con Marruecos y Mauritania abandonar el territorio. Muchos plantean que fue una traición a los saharauis pero el deseo de estos era que España se marchara y lo lograron. Pidieron ayuda a Marruecos y se cobró con creces su ayuda.

¿Era viable la independen­cia de 70.000 personas en ese momento o sería un estado fallido? El 27 de febrero de 1976 se proclamó la República Árabe Saharahui Democrátic­a (RASD) en Bir-lehlu. Ya tenían la independen­cia. Los marroquíes, tras la suya –en 1956–, enseguida quisieron expansiona­rse y se hicieron con Ifni y la franja de Tarfaya. Después quisieron hacerlo con el Sahara. Ya se sabe… Algunos independen­tistas quieren anexionars­e a los vecinos incluso antes de alcanzar la independen­cia.

¿Hay alguien tan iluso como para pensar que Marruecos habría respetado un Sahara independie­nte? ¿O que la ONU solucionar­ía algo? ¿Por qué la ONU no prohibió a los marroquíes ocupar el Sahara con cascos azules en la frontera? ¿Qué ha hecho la ONU en todos estos años? ¿Hubiera merecido la pena la vida de un soldado forzoso más? ¿Respetó Marruecos cuando Mauritania firmó la paz con el Polisario en agosto de 1979 concediend­o la independen­cia a la parte sur?: ¡No! La ocupó inmeditame­nte.

Conozcamos los hechos, hagámonos preguntas y no nos quedemos con proclamas fáciles.

Desde 1975, el Polisario, en acciones marítimas, mató a 16 pescadores canarios e hirió, y secuestró, a muchos más. En 1985 mató a un marinero de una patrullera que asistía a un pesquero en dificultad­es. De estas cosas no se habla… ¿Por qué?

DESDE EL AÑO 1975, EL POLISARIO EN ACCIONES MARÍTIMAS MATÓ A 16 PESCADORES CANARIOS E HIRIÓ Y SECUESTRÓ A MUCHOS MÁS

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 ??  ?? A la izquierda, Ángel Moral, quien falleció después de un tiroteo con los enemigos. Sobre estas líneas, el grupo de militares españoles secuestrad­os, después de su liberación.
A la izquierda, Ángel Moral, quien falleció después de un tiroteo con los enemigos. Sobre estas líneas, el grupo de militares españoles secuestrad­os, después de su liberación.
 ??  ?? A la izquierda, el soldado Víctor Gutiérrez junto a un compañero de armas saharaui. Debajo, el susodicho antes de salir a una de sus habituales patrullas.
A la izquierda, el soldado Víctor Gutiérrez junto a un compañero de armas saharaui. Debajo, el susodicho antes de salir a una de sus habituales patrullas.
 ??  ?? El puesto de Mahbes, situado a alrededor de 30 kilómetros de las fronteras marroquí, argelina y mauritana fue el destino de varios de los soldados que perdieron la vida en el Sahara.
El puesto de Mahbes, situado a alrededor de 30 kilómetros de las fronteras marroquí, argelina y mauritana fue el destino de varios de los soldados que perdieron la vida en el Sahara.
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 ??  ?? A la izquierda, mapa del Sahara español. A la derecha, un soldado posa junto al hito 40, que marca la frontera con el Sahara Occidental. Debajo, dragalina de la empresa española Fos Bucraa, ubicada en el el territorio en conflicto y dedicada a la explotació­n de los yacimiento­s de fosfatos.
A la izquierda, mapa del Sahara español. A la derecha, un soldado posa junto al hito 40, que marca la frontera con el Sahara Occidental. Debajo, dragalina de la empresa española Fos Bucraa, ubicada en el el territorio en conflicto y dedicada a la explotació­n de los yacimiento­s de fosfatos.
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 ??  ?? Arriba, Franco junto a sus procurador­es saharauis, en 1969. A la izquierda, juego típico saharaui en Mahbes. A la derecha, retrato del artillero José Valeriano Porcar. Debajo, tropas europeas y saharauis pasan revista.
Arriba, Franco junto a sus procurador­es saharauis, en 1969. A la izquierda, juego típico saharaui en Mahbes. A la derecha, retrato del artillero José Valeriano Porcar. Debajo, tropas europeas y saharauis pasan revista.
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 ??  ?? Construcci­ón típica en la que se acomodaban los soldados destinados al Sahara en busca de mayor frescor.
Construcci­ón típica en la que se acomodaban los soldados destinados al Sahara en busca de mayor frescor.
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Arriba, nativo a camello de la Agrupación de Tropas Nómadas (ATN). A su derecha, documento de identidad de un camellero.
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 ??  ?? Lápida en memoria de Ángel Moral con una corona de flores de sus compaleros.
Lápida en memoria de Ángel Moral con una corona de flores de sus compaleros.

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