LA REPÚBLICA GALEGA de 1931
Apenas tres años y medio antes de los sucesos de la “revolución de octubre” que desembocaron en el singular episodio de la Illa de Arousa, otro suceso similar tuvo lugar en Santiago de Compostela, donde varios militantes de izquierda y destacados galleguistas declararon una “República Galega” independiente de la instaurada en abril de aquel mismo año en España. Con el comienzo del verano llegó también un anuncio del gobierno de Madrid que informaba de la paralización de las obras de la vía férrea que debía unir Zamora con A Coruña, lo que suponía la pérdida de más de 10.000 puestos de trabajo – muchos de ellos de peones gallegos– y perpetuaba el aislamiento de la región del resto del país. Aquel hecho caldeó los ánimos de obreros y sindicalistas en Ourense, donde se convocó una huelga que fue secundada por los trabajadores, pero también por comerciantes y pequeños burgueses, y que culminó con la ocupación del Salón de Plenos del Ayuntamiento de la ciudad el 25 de aquel mes de junio. Dos días después la fiebre revolucionaria se había extendido a Santiago de Compostela, donde militantes de izquierda y destacados galleguistas convocaron un mitin en la alameda de la ciudad. Entre los oradores se encontraba el escritor y político Antón Alonso Ríos, presidente de la autodenominada “Xunta Revolucionaria”, quien se dirigió al público con las siguientes palabras: «Debemos hacer nuestra revolución por encima de todos los poderes centrales habidos y por haber, proclamando nuestra independencia y abrazando cariñosamente, si hace falta, a Portugal».
El mitin acabó convirtiéndose en una manifestación que puso rumbo al Ayuntamiento, y que consiguió que todas las autoridades dimitieran de inmediato. La multitud tomó la sede consistorial y se izó una bandera blanquiazul, proclamándose de inmediato el nuevo estado gallego independiente, tal y como relató el diario
El Pueblo Gallego. Aquella República Galega, sin embargo, no llegó a durar más que unas horas, pues poco después el Gobierno anunció que las obras del tren iban a retomarse, disipando los aires revolucionarios.