LA GUERRA CIVIL
En el plano monetario, más aún que en otros aspectos, la Guerra Civil supuso un corte radical con el pasado. El sistema monetario rompió todas las amarras con los patrones metálicos. Carente de un ancla nominal, quedó subordinado a las demandas financieras del Gobierno. La financiación de la contienda hizo triplicar la masa monetaria. Durante casi todo el franquismo prosiguió expandiéndose de forma vertiginosa. De 1941 a 1970 se incrementó anualmente a una tasa promedio del 12,4 %, siendo mínimas las diferencias entre las tres décadas. Obviamente, tan desmesurada creación de dinero tuvo un impacto inflacionista notable y a la vez diferenciado. La clave de este último está en que en los años cuarenta la demanda de saldos reales se mantuvo estancada, debido a la depresión económica, mientras que en los años cincuenta y, aún más, en los sesenta, tuvo lugar un fortísimo crecimiento económico que acrecentó espectacularmente la demanda monetaria.