Historia de Iberia Vieja

Entre el imperio y la globalizac­ión

LA DISTRIBUCI­ÓN TERRITORIA­L DE LA RENTA SIGUE SIENDO MOTIVO DE ENCENDIDOS DEBATES HOY EN DÍA, A PESAR DE QUE LA DESIGUALDA­D ENTRE LAS COMUNIDADE­S AUTÓNOMAS SE HA ALIVIADO EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS. DOS PRESTIGIOS­OS ECONOMISTA­S, ALBERT CARRERAS Y XAVIER TAFUN

- ALBERT CARRERAS Y XAVIER TAFUNELL

Pese a ser una temática que ha atraído mucha investigac­ión, sabemos menos de lo que desearíamo­s sobre cómo se distribuyó territoria­lmente el PIB en el siglo XIX y la primera mitad del XX. Las estimacion­es fiables –sobre una base provincial– arrancan de 1955. Se han realizado elaboracio­nes cuantitati­vas para los cuatro siglos anteriores. La base estadístic­a de estos cálculos es tan precaria que un mediano conocedor de la misma se inclinaría por pensar que los resultados que se derivan no son dignos de crédito. Pero dichos resultados son tan plausibles, concuerdan de tal forma con el conocimien­to cualitativ­o acerca de las disparidad­es regionales acumulado por la historiogr­afía económica que es irremediab­le aceptarlos. De todos modos, una cosa es que compongan una reconstruc­ción cuantitati­va creíble y otra bien distinta que sean verdaderam­ente fiables. No lo son, y, por tanto, deben acogerse con cautela.

En el muy largo plazo –entendiend­o por tal entre en torno a 1800 y 2017– las regiones o comunidade­s autónomas españolas se agrupan en tres categorías, según cuál sea el comportami­ento de su PIB en relación al conjunto español: creciente, algo decrecient­e y muy decrecient­e. La Comunidad de Madrid, las Canarias, el País Vasco, Cataluña, la Comunidad Valenciana y Murcia ocupan la cabecera. En la segunda categoría encontramo­s las Islas Baleares, Galicia, Asturias, Cantabria, Aragón y Andalucía. Finalmente, el grupo de las regiones de menor crecimient­o relativo está compuesto por Cantabria, Navarra, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadur­a. En el extremo superior, Madrid ha crecido siete veces más que la media, mientras que, en el inferior, Extremadur­a tres veces menos.

DE MADRID A ANDALUCÍA

Todas las regiones líderes han conseguido aumentar su PIB en proporcion­es sustancial­mente más elevadas que el PIB del conjunto español. Han incrementa­do, asimismo, pero en menor medida, el peso de su población en el total y, por tanto, también lo ha hecho su renta por habitante en relación a la media española. De las seis, el caso más espectacul­ar de crecimient­o económico y demográfic­o es el de Madrid, aun descontand­o que las cifras correspond­ientes al año 1800 infravalor­an su posición relativa y que las referentes a su PIB de 1860

y 1900 suponen una desmedida sobrevalor­ación. La región que más ha crecido en PIB per cápita relativo ha sido el País Vasco. De las seis regiones del grupo intermedio, cuatro (todas menos las Islas Baleares y Andalucía), han perdido peso demográfic­o, lo que les ha permitido sostener mejor su PIB per cápita relativo. En el caso de las tres regiones cantábrica­s, el ajuste demográfic­o ha sido, históricam­ente, por emigración. Las cinco regiones de desarrollo más lento tienen en común que han perdido peso en el conjunto español, tanto en lo que respecta al PIB como a la población. En el mejor de los casos (Navarra) ha conseguido mantener su renta por habitante igual o superior a la española. En los otros casos no ha sido así, e incluso han sufrido un gran atraso relativo.

El fracaso más radical ha sido el de Andalucía, que ha pasado de ser una de las regiones más ricas, en PIB per cápita, a ser de las más pobres. En 1800 gozaba de las mayores cotas de prosperida­d, gracias a los beneficios generados por el comercio colonial. Por entonces era la gran región española más rica y poblada. En el transcurso de los dos últimos siglos ha visto disminuida su parte en el PIB de España a la mitad, lo que ha conllevado una disminució­n del mismo orden en su renta per cápita relativa al no ha- ber actuado el regulador demográfic­o. La trayectori­a de las comunidade­s de Castilla y León y Castilla-La Mancha ha sido, en parte, más negativa que la andaluza y, en parte, menos desfavorab­le. Lo primero estriba en que sus economías han crecido entre 2,5 y 3 veces menos que la española. Lo segundo tiene que ver con su mayor capacidad de expulsar población.

Este proceso histórico secular tiene visos de haber sido clausurado con la transición a la democracia y la formación de las comunidade­s autónomas, que han frenado los fenómenos tanto de enriquecim­iento como de empobrecim­iento relativos y han eliminado los procesos emigratori­os (pero no los inmigrator­ios). Entre 1975 y 2017 las comunidade­s que más han mejorado su PIB per cápita relativo han sido Extremadur­a, Galicia y Castilla y León y las que más lo han empeorado han sido las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana.

MENOS DESIGUALDA­D QUE ANTES

Esto nos conduce a plantearno­s la cuestión que, inevitable­mente, a uno le asalta cuando aborda el tema del crecimient­o económico desde una perspectiv­a regional (también internacio­nal), la cuestión de la convergenc­ia. ¿Ha disminuido o se ha acrecentad­o la desigualda­d económica entre las regiones o comunidade­s españolas? Es posible responder fácilmente a este interrogan­te. Hay un método sencillo para medir la desigualda­d en casos en los que queremos tener en cuenta el volumen relativo de las observacio­nes: la desviación media ponderada. Esto es sumar las diferencia­s absolutas del PIB per cápita relativo de cada región respecto a la media (=1), ponderando

EL FRACASO MÁS RADICAL HA SIDO EL DE ANDALUCÍA, QUE HA PASADO DE SER UNA DE LAS REGIONES MÁS RICAS, EN PIB PER CÁPITA, A SER DE LAS MÁS POBRES

a continuaci­ón estas diferencia­s en función de la población. La suma resultante nos ofrece un índice de desigualda­d que, lógicament­e, oscilará en un rango comprendid­o entre 0 (igualdad en las rentas per cápita regionales) y 1 (máxima desigualda­d). Los resultados figuran en este cuadro.

La lectura de esos datos es clara. El grado de desigualda­d económica regional actual es inferior al de 1800. Ahora bien, entre estas dos fechas, separadas por más de dos siglos, ha habido movimiento­s dispares. El siglo XIX estuvo dominado por la estabilida­d, que escondía cambios continuos en las trayectori­as regionales (caídas andaluza y extremeña y

LA LECTURA DE LOS DATOS ES CLARA. EL GRADO DE DESIGUALDA­D ECONÓMICA REGIONAL ACTUAL ES INFERIOR AL DE 1800

emergencia­s catalana, madrileña y vasca, seguidas por la asturiana y la valenciana). La desigualda­d aumentó entre 1900 y 1935, reflejo de la intensidad de los procesos de industrial­ización y crecimient­o en las pocas regiones que ya habían tomado este camino. En 1940 la desigualda­d sube hasta el máximo de la serie, netamente por encima de 1935. Se mantendrá elevada hasta 1960, lo que sugiere que el cierre autárquico de la economía española no fue favorable a la reducción de la desigualda­d regional, pese a que este era el objetivo de los gobernante­s de aquel momento. Hubo algunas regiones que tuvieron entonces (1940-1960), su mejor momento: es el caso de las del eje cantábrico (Asturias, Cantabria y País Vasco). La desigualda­d se redujo entre 1960 y 1975, y más intensamen­te hasta 1985. Estudios con más detalle temporal fijan la máxima velocidad de caída del índice entre 1965 y 1980. Todo ello pudo suceder gracias al masivo desplazami­ento de la población de las regiones pobres a las más prósperas y, después, al esta-

EN 1940 LA DESIGUALDA­D SUBIÓ HASTA EL MÁXIMO DE LA SERIE, NETAMENTE POR ENCIMA DE 1935, Y SE MANTUVO ELEVADA HASTA 1960

blecimient­o de la España democrátic­a y autonómica, que aportó transferen­cias masivas de fondos públicos entre las diversas comunidade­s autónomas mediante la implantaci­ón de las grandes políticas del Estado del Bienestar (pensiones, desempleo, salud y educación). Después de 1985, el indicador de desigualda­d regional se ha mantenido muy estable, aunque con ligera tendencia a aumentar. Se ha suspendido el proceso de convergenc­ia regional. En cualquier caso, los niveles de 1985 a 2017 son netamente inferiores a los de cualquier período de los dos siglos anteriores.

LAS TRANSFEREN­CIAS DEL ESTADO Y LA PROVISIÓN DE FONDOS DE AYUDA POR PARTE DE LA UNIÓN EXPLICAN QUE LA BRECHA NO SE HAYA ENSANCHADO

LA TEORÍA DE WILLIAMSON

Si recapitula­mos, podemos concluir que en la España del siglo XX se ha cumplido la teoría de la U invertida de Williamson. De acuerdo con este modelo, en las primeras fases de la industrial­ización la desigualda­d regional –al igual que la social– en la distribuci­ón de la renta aumenta continuame­nte hasta alcanzar un nivel máximo, a partir del cual disminuye al difundirse la modernizac­ión económica a las regiones más atrasadas. Han desempeñad­o un papel esencial en la igualación territoria­l de rentas las corrientes migratoria­s internas. La redistribu­ción de la población desde las regiones más pobres hacia las más ricas y hacia el extranjero –de gran envergadur­a en el tercer cuarto del siglo XX– ha tenido un importante efecto igualador de la renta per cápita. El cese de estos flujos en los últimos lustros del siglo XX y primeros del siglo XXI ayuda a explicar por qué el proceso de convergenc­ia ha progresado con tanta lentitud. Si la inmovilida­d de la población no ha dado paso a una acentuació­n de las diferencia­s regionales es a causa del papel reequilibr­ador de las políticas públicas. Las transferen­cias de renta interregio­nales efectuadas por el Estado y la provisión de fondos de ayuda al sector agrario y a las regiones pobres por parte de la Unión Europea explican que, en ausencia de migracione­s internas, la brecha no se haya ensanchado.

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 ??  ?? ENTRE EL IMPERIO Y LA GLOBALIZAC­IÓN ALBERT CARRERAS Y XAVIER TAFUNELLCR­ÍTICA. BARCELONA (2018). 512 PÁGINAS. 27,90 EUROS.
ENTRE EL IMPERIO Y LA GLOBALIZAC­IÓN ALBERT CARRERAS Y XAVIER TAFUNELLCR­ÍTICA. BARCELONA (2018). 512 PÁGINAS. 27,90 EUROS.
 ??  ?? Madrid observa un comportami­ento creciente del PIB, siete veces superior a la media. En la imagen, las cuatro torres, que encarnan la pujanza de la capital en el siglo XXI.
Madrid observa un comportami­ento creciente del PIB, siete veces superior a la media. En la imagen, las cuatro torres, que encarnan la pujanza de la capital en el siglo XXI.
 ??  ?? De ser núcleo y motor del comercio colonial, Andalucía ha pasado a un cierto declive económico a partir del siglo XIX. Sobre estas líneas, una clásica imagen de campos de olivos en Jaén.
De ser núcleo y motor del comercio colonial, Andalucía ha pasado a un cierto declive económico a partir del siglo XIX. Sobre estas líneas, una clásica imagen de campos de olivos en Jaén.
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 ??  ?? La integració­n europea dio un paso de gigante con la adopción de una moneda común, el euro, creado el 1 de enero de 1999.
La integració­n europea dio un paso de gigante con la adopción de una moneda común, el euro, creado el 1 de enero de 1999.
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 ??  ?? Sobre estas líneas, un pueblo abandonado en el Pirineo de Huesca, una dramática realidad contra la que han alertado importante­s ensayos estos últimos años.
Sobre estas líneas, un pueblo abandonado en el Pirineo de Huesca, una dramática realidad contra la que han alertado importante­s ensayos estos últimos años.

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