PRINCIPIO Y FIN
La llamada generación del 27 fue un grupo de amigos, fundamentalmente consagrados a la poesía –aunque también hubo novelistas, pintores, músicos o cineastas como Buñuel– a los que se “asignó” esa denominación tras el homenaje que algunos de ellos rindieron a Luis de Góngora en Sevilla, los días 16 y 17 de diciembre de 1927. El Ateneo de esa ciudad, a la izquierda, concretamente su Sección de Literatura, organizó el acto para reivindicar al maestro culterano, olvidado ya por casi todos. Se vieron en la capital hispalense José Bergamín, Juan Chabás, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Federico García Lorca y Rafael Alberti, un embrión que se iría completando con los nombres de Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Pedro Salinas, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados y otros. Si a la generación del 98 le preocupaba España, a la del 27 España la mató. La tragedia de la Guerra Civil rompió en dos a este grupo: el asesinato de Federico García Lorca, su personalidad más emblemática, y el exilio de la mayoría de sus miembros, a excepción de Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, frustró la hermandad del grupo, aunque la poesía siguió latiendo en sus corazones hasta el final y algunos realizaron sus obras más significativas a partir de 1939.