La lucha por el paisaje en Menorca
XVI CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE LA PIEDRA SECA
EL XVI CONGRESO INTERNACIONAL Y WORKSHOP SOBRE LA PIEDRA SECA ATRAJO A CIUTADELLA –MENORCA– A LOS MAYORES ESPECIALISTAS DE EUROPA EN ESTA TÉCNICA CONSTRUCTIVA, TAN PROPIA DEL PAISAJE BALEAR. LA SOCIETAT HISTÒRICO-ARQUEOLÒGICA MARTÍ I BELLA, COORDINADORA DEL PROGRAMA JUNTO CON LA SOCIEDAD CIENTÍFICA INTERNACIONAL PARA EL ESTUDIO PLURIDISCIPLINAR DE LA PIEDRA SECA (S.P.S.), PROBÓ UNA VEZ MÁS SU BUEN HACER Y TRASCENDIÓ LA TEORÍA PARA DENUNCIAR ANTE LOS ASISTENTES LA MALA PRAXIS QUE COMPROMETE LA CONSERVACIÓN DE ESTE PATRIMONIO EN LA ISLA. HISTORIA DE IBERIA VIEJA ESTUVO AHÍ PARA CONTARLO.
El respeto es la piedra clave del progreso: no hay futuro sin pasado ni esperanza sin memoria. Si la verdad es la primera víctima de las guerras, el patrimonio suele serlo de un progreso mal entendido, que, con harta frecuencia, pasa la apisonadora por las huellas del pasado y salda su esplendor. Cuando Ciutadella tomó el testigo de Cefalonia para acoger el XVI Congreso Internacional sobre la Piedra Seca, nadie cuestionó su idoneidad. Si pusiéramos en fila los muros de piedra seca diseminados por la isla, perfilaríamos una “serpiente” de 11.000 km, ¡la distancia entre Ciutadella y Santiago de Chile! En efecto, la isla en su conjunto semeja un ágora sobre esta técnica ancestral, que viene a sustituir el mortero y la argamasa por la destreza y el alma de los “paredadores”, unos virtuosos capaces de levantar muros y edificios en una suerte de puzle pétreo. Su arte viene de lejos. Desde tiempo inmemorial la piedra seca ha delimitado los campos y batallado contra la tramontana, el viento del norte; y, en el interior de las barracas, los rebaños han holgado seguros como en el vientre de una madre. Generación tras generación, la isla ha ido depurando su perfil y enriqueciendo un patrimonio etnográfico sin igual, reconocido y alabado por todos los ponentes que se dieron cita en el Congreso entre los pasados días 26 y 28 de octubre.
EL PAISAJE DE PUNTA NATI
Sin embargo, las palabras no bastan para salvar el mundo. El peligro acecha, a veces camuflado bajo la piel de cordero de la civilización y el porvenir. ¿Quién se opondría a las energías renovables? ¿Quién se atrevería a poner cortapisas a un parque fotovoltaico que redundará en el beneficio de toda la comunidad, al generar la quinta parte de la energía de la isla? Los promotores del parque de Son Salomó no precisaban mucho para concitar las simpatías locales, pero lo inoportuno de su instalación, en plena Área de Interés Paisajístico (A.I.P.) en el entorno de Punta Nati –que, con sus cerca de tres mil hectáreas, constituye la joya de la corona de la piedra seca menorquina–, ha levantado ampollas en diversas asociaciones y activado la maquinaria judicial para paralizar su
ampliación, toda vez que el Gobierno central ha dado luz verde a su conexión con la red eléctrica.
Al norte de Ciutadella, Punta Nati compendia el legado agrícola y ganadero de la región, visible en su tejido de barraques –mucho más modestas pero acaso tan evocadoras como las pirámides de Egipto–, ponts de bestiar, abrevaderos y muros. Esas construcciones, fraguadas en su mayoría entre finales del siglo XVIII y principios del XX, se han anclado en el corazón de los menorquines y en sus ojos y, bajo ningún concepto, toleran el impacto que supondría la ampliación de un parque que, en una primera fase, cubrió ya 14,5 hectáreas –hay más de cien previstas– y desplegó quince mil placas solares.
La Societat Històrico-Arqueològica Martí i Bella, junto con la Associació Amics de Punta Nati y la Fundació Líthica-Pedreres de s’Hostal, no se oponen a las energías renovables, pero, sabedoras del valor “único e irrepetible” de este paisaje, llevan años batiéndose el cobre por su salvaguarda, reclamando, por ejemplo, su declaración como Bien de Interés Cultural, lo que lo pondría a salvo de estas amenazas. Sería lo justo. ICOMOS, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios vinculado a la UNESCO, realizó un informe desaconsejando a las diferentes administraciones –Govern Balear, Consell de Menorca y Ayuntamiento de Ciutadella– la instalación de dos parques eólicos y otro fotovoltaico previstos en la zona de Punta Nati. A estas alturas, uno de los parques eólicos está desestimado por la repercusión en la fauna, especialmente en las aves, y es previsible que el otro acabe denegado por el mismo motivo. Por si fuera poco, el Ministerio de Cultura incluyó Punta Nati entre los 100 Paisajes Culturales de España, inserto, además, en un territorio declarado Reserva de la Biosfera.
EL FUTURO DE LA PIEDRA SECA
El XVI Congreso Internacional sobre la Piedra Seca fue el marco ideal para reflexionar sobre este conflicto, susceptible de reproducirse en otras latitudes y que nos exige anteponer la tutela del medio ambiente a cualquier interés particular. Pero no fue ese, desde luego, el único punto en el orden del día. Los ponentes, procedentes de diversos países europeos en los que la piedra seca forma parte de su idiosincrasia, compartieron sus experiencias e inquietudes y confirmaron que esta técnica es algo más que una traza del pasado: tiene un largo recorrido por delante.
Hace cosa de año y medio, Grecia y Chipre auspiciaron la inclusión de la piedra seca en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO y, en la gestión de esa candi-
FRAGUADAS ENTRE LOS SIGLOS XVIII Y XX, LAS BARRACAS SE HAN ANCLADO EN EL CORAZÓN DE LOS MENORQUINES Y EN SUS OJOS
datura, no estuvieron solos. Croacia, Suiza, Eslovenia, Francia, Italia y España se sumaron a ella con entusiasmo, y no es casualidad que en este último país se haya celebrado el Congreso de este año y que en Croacia se vaya a oficiar el próximo, que tendrá lugar en 2020. En su mayoría, estos países aspiran a configurar un itinerario cultural de la piedra seca, que contribuirá a la investigación, la recuperación y la preservación de este patrimonio y que ampliará su conocimiento mediante campañas de sensibilización.
Ahora bien, ¿cómo impulsar estas medidas? El apoyo público es un requisito indispensable que ha de concretarse, primero, con los distintos niveles de protección del bien; pero, en tiempos de crisis, vale más confiar en el tesón de cada individuo. El tsunami migratorio del campo a la ciudad enmudeció la tierra y, si hoy queremos escuchar sus latidos, tenemos que arrimar el oído a sus piedras. Una espesa tela de araña agarrotó las construcciones rurales desde mediados del siglo XX, pero la vuelta a los orígenes, la bendita reivindicación de nuestras raíces, están augurando un cierto resurgimiento.
UN SINFÍN DE INICIATIVAS
La Universitat Rovira i Virgili, en Tarragona, ampara una serie de cursos y experiencias sobre el terreno para mejorar el conocimiento de estos bienes; en Grecia, concretamente en la isla de Andros, el proyecto Life Terracescape ha ejecutado valiosas intervenciones sostenibles en las terrazas de cultivo; mientras que la citada Fundación Líthica-Pedreres de s’Hostal, en la misma Ciutadella, proclama los vínculos entre la cultura talayótica y la piedra en seco contemporánea y elabora unos amenos cuadernos didácticos para que ese conocimiento, esa pasión, no se pierdan.
A propósito de ese diálogo de la piedra seca a lo largo de los siglos, Agustín Petschen, cabeza visible del Comité Organizador del Congreso, incidió en la dificultad de determinar su antigüedad, puesto que “solo algunas de las más notables construcciones llevan
LOS ESTUDIOS CONCLUYEN QUE LAS TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS TALAYÓTICAS NO ERAN MUY DISTINTAS A LAS QUE EMPLEA LA ACTUAL PIEDRA EN SECO