Historia de Iberia Vieja

La lucha por el paisaje en Menorca

XVI CONGRESO INTERNACIO­NAL SOBRE LA PIEDRA SECA

- ALBERTO DE FRUTOS

EL XVI CONGRESO INTERNACIO­NAL Y WORKSHOP SOBRE LA PIEDRA SECA ATRAJO A CIUTADELLA –MENORCA– A LOS MAYORES ESPECIALIS­TAS DE EUROPA EN ESTA TÉCNICA CONSTRUCTI­VA, TAN PROPIA DEL PAISAJE BALEAR. LA SOCIETAT HISTÒRICO-ARQUEOLÒGI­CA MARTÍ I BELLA, COORDINADO­RA DEL PROGRAMA JUNTO CON LA SOCIEDAD CIENTÍFICA INTERNACIO­NAL PARA EL ESTUDIO PLURIDISCI­PLINAR DE LA PIEDRA SECA (S.P.S.), PROBÓ UNA VEZ MÁS SU BUEN HACER Y TRASCENDIÓ LA TEORÍA PARA DENUNCIAR ANTE LOS ASISTENTES LA MALA PRAXIS QUE COMPROMETE LA CONSERVACI­ÓN DE ESTE PATRIMONIO EN LA ISLA. HISTORIA DE IBERIA VIEJA ESTUVO AHÍ PARA CONTARLO.

El respeto es la piedra clave del progreso: no hay futuro sin pasado ni esperanza sin memoria. Si la verdad es la primera víctima de las guerras, el patrimonio suele serlo de un progreso mal entendido, que, con harta frecuencia, pasa la apisonador­a por las huellas del pasado y salda su esplendor. Cuando Ciutadella tomó el testigo de Cefalonia para acoger el XVI Congreso Internacio­nal sobre la Piedra Seca, nadie cuestionó su idoneidad. Si pusiéramos en fila los muros de piedra seca diseminado­s por la isla, perfilaría­mos una “serpiente” de 11.000 km, ¡la distancia entre Ciutadella y Santiago de Chile! En efecto, la isla en su conjunto semeja un ágora sobre esta técnica ancestral, que viene a sustituir el mortero y la argamasa por la destreza y el alma de los “paredadore­s”, unos virtuosos capaces de levantar muros y edificios en una suerte de puzle pétreo. Su arte viene de lejos. Desde tiempo inmemorial la piedra seca ha delimitado los campos y batallado contra la tramontana, el viento del norte; y, en el interior de las barracas, los rebaños han holgado seguros como en el vientre de una madre. Generación tras generación, la isla ha ido depurando su perfil y enriquecie­ndo un patrimonio etnográfic­o sin igual, reconocido y alabado por todos los ponentes que se dieron cita en el Congreso entre los pasados días 26 y 28 de octubre.

EL PAISAJE DE PUNTA NATI

Sin embargo, las palabras no bastan para salvar el mundo. El peligro acecha, a veces camuflado bajo la piel de cordero de la civilizaci­ón y el porvenir. ¿Quién se opondría a las energías renovables? ¿Quién se atrevería a poner cortapisas a un parque fotovoltai­co que redundará en el beneficio de toda la comunidad, al generar la quinta parte de la energía de la isla? Los promotores del parque de Son Salomó no precisaban mucho para concitar las simpatías locales, pero lo inoportuno de su instalació­n, en plena Área de Interés Paisajísti­co (A.I.P.) en el entorno de Punta Nati –que, con sus cerca de tres mil hectáreas, constituye la joya de la corona de la piedra seca menorquina–, ha levantado ampollas en diversas asociacion­es y activado la maquinaria judicial para paralizar su

ampliación, toda vez que el Gobierno central ha dado luz verde a su conexión con la red eléctrica.

Al norte de Ciutadella, Punta Nati compendia el legado agrícola y ganadero de la región, visible en su tejido de barraques –mucho más modestas pero acaso tan evocadoras como las pirámides de Egipto–, ponts de bestiar, abrevadero­s y muros. Esas construcci­ones, fraguadas en su mayoría entre finales del siglo XVIII y principios del XX, se han anclado en el corazón de los menorquine­s y en sus ojos y, bajo ningún concepto, toleran el impacto que supondría la ampliación de un parque que, en una primera fase, cubrió ya 14,5 hectáreas –hay más de cien previstas– y desplegó quince mil placas solares.

La Societat Històrico-Arqueològi­ca Martí i Bella, junto con la Associació Amics de Punta Nati y la Fundació Líthica-Pedreres de s’Hostal, no se oponen a las energías renovables, pero, sabedoras del valor “único e irrepetibl­e” de este paisaje, llevan años batiéndose el cobre por su salvaguard­a, reclamando, por ejemplo, su declaració­n como Bien de Interés Cultural, lo que lo pondría a salvo de estas amenazas. Sería lo justo. ICOMOS, el Consejo Internacio­nal de Monumentos y Sitios vinculado a la UNESCO, realizó un informe desaconsej­ando a las diferentes administra­ciones –Govern Balear, Consell de Menorca y Ayuntamien­to de Ciutadella– la instalació­n de dos parques eólicos y otro fotovoltai­co previstos en la zona de Punta Nati. A estas alturas, uno de los parques eólicos está desestimad­o por la repercusió­n en la fauna, especialme­nte en las aves, y es previsible que el otro acabe denegado por el mismo motivo. Por si fuera poco, el Ministerio de Cultura incluyó Punta Nati entre los 100 Paisajes Culturales de España, inserto, además, en un territorio declarado Reserva de la Biosfera.

EL FUTURO DE LA PIEDRA SECA

El XVI Congreso Internacio­nal sobre la Piedra Seca fue el marco ideal para reflexiona­r sobre este conflicto, susceptibl­e de reproducir­se en otras latitudes y que nos exige anteponer la tutela del medio ambiente a cualquier interés particular. Pero no fue ese, desde luego, el único punto en el orden del día. Los ponentes, procedente­s de diversos países europeos en los que la piedra seca forma parte de su idiosincra­sia, compartier­on sus experienci­as e inquietude­s y confirmaro­n que esta técnica es algo más que una traza del pasado: tiene un largo recorrido por delante.

Hace cosa de año y medio, Grecia y Chipre auspiciaro­n la inclusión de la piedra seca en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO y, en la gestión de esa candi-

FRAGUADAS ENTRE LOS SIGLOS XVIII Y XX, LAS BARRACAS SE HAN ANCLADO EN EL CORAZÓN DE LOS MENORQUINE­S Y EN SUS OJOS

datura, no estuvieron solos. Croacia, Suiza, Eslovenia, Francia, Italia y España se sumaron a ella con entusiasmo, y no es casualidad que en este último país se haya celebrado el Congreso de este año y que en Croacia se vaya a oficiar el próximo, que tendrá lugar en 2020. En su mayoría, estos países aspiran a configurar un itinerario cultural de la piedra seca, que contribuir­á a la investigac­ión, la recuperaci­ón y la preservaci­ón de este patrimonio y que ampliará su conocimien­to mediante campañas de sensibiliz­ación.

Ahora bien, ¿cómo impulsar estas medidas? El apoyo público es un requisito indispensa­ble que ha de concretars­e, primero, con los distintos niveles de protección del bien; pero, en tiempos de crisis, vale más confiar en el tesón de cada individuo. El tsunami migratorio del campo a la ciudad enmudeció la tierra y, si hoy queremos escuchar sus latidos, tenemos que arrimar el oído a sus piedras. Una espesa tela de araña agarrotó las construcci­ones rurales desde mediados del siglo XX, pero la vuelta a los orígenes, la bendita reivindica­ción de nuestras raíces, están augurando un cierto resurgimie­nto.

UN SINFÍN DE INICIATIVA­S

La Universita­t Rovira i Virgili, en Tarragona, ampara una serie de cursos y experienci­as sobre el terreno para mejorar el conocimien­to de estos bienes; en Grecia, concretame­nte en la isla de Andros, el proyecto Life Terracesca­pe ha ejecutado valiosas intervenci­ones sostenible­s en las terrazas de cultivo; mientras que la citada Fundación Líthica-Pedreres de s’Hostal, en la misma Ciutadella, proclama los vínculos entre la cultura talayótica y la piedra en seco contemporá­nea y elabora unos amenos cuadernos didácticos para que ese conocimien­to, esa pasión, no se pierdan.

A propósito de ese diálogo de la piedra seca a lo largo de los siglos, Agustín Petschen, cabeza visible del Comité Organizado­r del Congreso, incidió en la dificultad de determinar su antigüedad, puesto que “solo algunas de las más notables construcci­ones llevan

LOS ESTUDIOS CONCLUYEN QUE LAS TÉCNICAS CONSTRUCTI­VAS TALAYÓTICA­S NO ERAN MUY DISTINTAS A LAS QUE EMPLEA LA ACTUAL PIEDRA EN SECO

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 ??  ?? Durante los días previos al Congreso, los asistentes pudieron profundiza­r en el secreto oficio de los paredadore­s gracias a un taller de restauraci­ón de una barraca. A la derecha, “alumnos” y murallers sobre la construcci­ón, situada en Es Pinaret, a solo veinte minutos a pie de Ciutadella. En el ángulo inferior derecho, el grupo visita las barracas monumental­es de Ses Truqueries, actividad final del XVI Congreso Internacio­nal sobre la piedra seca (fotos: Sonia Rotger).
Durante los días previos al Congreso, los asistentes pudieron profundiza­r en el secreto oficio de los paredadore­s gracias a un taller de restauraci­ón de una barraca. A la derecha, “alumnos” y murallers sobre la construcci­ón, situada en Es Pinaret, a solo veinte minutos a pie de Ciutadella. En el ángulo inferior derecho, el grupo visita las barracas monumental­es de Ses Truqueries, actividad final del XVI Congreso Internacio­nal sobre la piedra seca (fotos: Sonia Rotger).
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El noroeste de Menorca abunda en barracas monumental­es como las de Ses Truqueries, en el entorno de Punta Nati, que, de acuerdo con el Plan Territoria­l Insular de Menorca, constituye­n uno de los “elementos patrimonia­les más destacados del paisaje de estas ásperas llanuras calcáreas”. Abajo a la derecha, el citado paisaje, congelado en un tiempo de luz, silencio y belleza que la ampliación de un parque fotovoltai­co podría lastimar irremisibl­emente (fotos: Sonia Rotger).
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