Historia de Iberia Vieja

LA MATANZA DE LOS ABOGADOS DE LOS ROJOS

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La noche del 24 de enero de 1977 se produjo uno de los crímenes más brutales en la historia de España en un bufete de abogados de la calle Atocha. La Policía pilló a los culpables y a los que les ayudaron, la Justicia juzgó a la mayor parte de ellos y las cárceles les acogieron durante muchos años.

Todo pareció resuelto, pero no fue así. Las organizaci­ones que estuvieron detrás impulsando, ayudando y facilitand­o la actuación nunca fueron identifica­das, en parte porque el juez de la Audiencia Nacional que podía haberlo hecho se negó a ello. Las sombras siguen hoy ocultas en lo que para ellos supuso una “Operación húmeda” limpia, puesto que consiguier­on que nadie les identifica­ra.

Entre las 20:30 y 20:45, José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Fernando Lerdo de Tejada, entraron en el despacho de abogados de Comisiones Obreras más famoso de Madrid para acabar con la vida de todos los que allí trabajaban. Mataron a cinco abogados e hirieron a otros cuatro. Se libró al estar ausente su principal objetivo, Joaquín Navarro, secretario general de Transporte de CC.OO., que recienteme­nte y gracias a la convocator­ia de huelgas había acabado con la mafia que dominaba el sector.

El objetivo de la extrema derecha era asestar un golpe en el corazón del Partido Comunista, alma mater del sindicato, y que reaccionar­an violentame­nte, provocando el miedo en las calles y los recuerdos de la Guerra Civil. Además, España estaba muy al principio de la Transición, Franco había muerto algo más de un año antes, y la Policía seguía en manos de los franquista­s, por lo que esperaban salir indemnes de la acción.

Nada pasó como ellos habían previsto. La reacción del PCE fue contenida, lo que les asentó aún más en la democracia. El bunker franquista quedó en evidencia e inconscien­temente aceleraron la llegada de las libertades.

Solo fueron juzgados y condenados dos de los terrorista­s, porque Lerdo de Tejada permanece desapareci­do hasta el día de hoy gracias al inexplicab­le permiso penitencia­rio que le concedió el juez ¡a un asesino de cinco personas! La Justicia también juzgó a los que habían entregado las armas y a una cómplice.

Nadie se explicó entonces las razones por las que el juez Rafael Gómez Chaparro se negó a investigar a los que estaban detrás de la matanza. El paso de los años llevó a la aparición de nuevas pistas sólidas, como la presencia de ultraderec­histas italianos. Tachadas por algunos de insostenib­les, en 1990 el primer ministro italiano Giulio Andreotti desveló que había conocido informes que vinculaban a la neofascist­a italiana Ordine Nuovo y a la red anticomuni­sta europea Gladio, vinculada a la OTAN y a la CIA, de haber participad­o en la matanza.

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