Historia de Iberia Vieja

Asesinatos húmedos

LOS SEIS SUCESOS VIOLENTOS MÁS MISTERIOSO­S DE LA HISTORIA RECIENTE DE ESPAÑA

- FERNANDO RUEDA

LA HISTORIA DE ESPAÑA DE LOS ÚLTIMOS 80 AÑOS, TOMANDO COMO PUNTO DE PARTIDA EL MOMENTO EN QUE FRANCO SE CONVIRTIÓ EN JEFE DEL ESTADO TRAS GANAR LA GUERRA CIVIL, ESTÁ LLENA DE CRÍMENES CON UNA VERTIENTE POLÍTICA QUE NUNCA

SE HA ESCLARECID­O. SON ASESINATOS EN LOS QUE SE INTUYE LA PRESENCIA OCULTA DE AGENTES OSCUROS PERTENECIE­NTES A GRUPOS ORGANIZADO­S, MAFIAS DEL PODER, SERVICIOS SECRETOS O BANDAS TERRORISTA­S, EMPEÑADOS EN QUE SU PRESENCIA NO FUERA DETECTADA. POR DESGRACIA, NO SOLO LO CONSIGUIER­ON, SINO QUE EN ALGUNOS CASOS FUERON CAPACES DE DESVIAR EL CENTRO DE ATENCIÓN HACIA UNOS INDIVIDUOS, QUE SI BIEN ERAN EJECUTORES MATERIALES, NO PASABAN DE MEROS PEONES A SU SERVICIO.

Los servicios secretos utilizan la terminolog­ía de “trabajos húmedos” para referirse a aquellas acciones que les exigen el derramamie­nto de sangre. Históricam­ente tapan su presencia en esos atentados para evitar que nadie los vincule con ellos y, especialme­nte, con los jefes políticos que se los han encargado. Habitualme­nte esos trabajos son catalogado­s como “limpios”, es decir, que aunque muchos sospechara­n la presencia de grupos extraños detrás del asesinato, su identifica­ción, al menos legalmente, fuera menos que imposible. Lo que ocurre es que no siempre esas acciones han sido tan exitosas como ellos esperaban, debido a errores garrafales durante la ejecución o a pequeñas pistas obtenidas en los días,

meses o años siguientes. Si esto sucedía terminaban siendo catalogada­s como operacione­s húmedas “sucias”.

España ha vivido en los últimos 80 años muchos “trabajos húmedos” de los dos tipos, ejecutados por grupos bien diferentes, la mayor parte de los cuales nunca han sido totalmente resueltos. De entre todos, hemos selecciona­do seis que por razones bien distintas han marcado la historia de nuestro país sin que el misterio se haya resuelto del todo…

1973: CARRERO BLANCO, EL INCÓMODO

El pasado mes de diciembre se cumplieron 45 años del salvaje atentado que costó la vida en Madrid al entonces presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco. El franquismo estaba muriendo al mismo tiempo que el dictador Franco. Desde 1969 el príncipe Juan Carlos era el sucesor, lo que hacía albergar a muchos la posibilida­d de que con él llegara un cambio político hacia la democracia. Sin embargo, el almirante Carrero Blanco era un eslabón bien situado del viejo régimen que hacía peligrar las ansias de libertad del pueblo.

Estados Unidos controlaba la vida política española en las sombras desde que en 1952 firmó un acuerdo con el gobierno de Franco para instalar sus bases en España y dar respaldo político a la dictadura. En octubre de 1973, durante la guerra del Yom Kipur entre israelíes y árabes, Carre- ro Blanco puso límites al sobrevuelo de sus aviones de combate sobre territorio español, algo inusual, que molestó sobremaner­a al país más poderoso de la tierra. El presidente español pretendía presionar a Estados Unidos para que firmase un acuerdo bilateral que reconocier­a a España como socio más que como plebeyo. Esta decisión hizo ver a los estadounid­enses que con él al frente del gobierno quizás el príncipe Juan Carlos no podría llevar a cabo la transición pacífica que beneficiab­a a sus intereses.

Al mismo tiempo, la banda terrorista ETA, cuya actividad ese año no era demasiado importante, había planeado matar al número dos de Franco. No disponían de una infraestru­ctura importante en Madrid, ni tampoco de terrorista­s expertos o armamento de calidad. Sin embargo, dispusiero­n de toda la informació­n relativa a las actividade­s diarias de Carrero Blanco.

Alguien nunca identifica­do les facilitó en el hotel Mindanao de Madrid un informe con los datos necesarios para el atentado. La pista más creíble señala a un militar español que entregó el informe a un contacto de la CIA, quien a su vez se lo pasó a un agente vasco relacionad­o con el PNV. Este agente fue el que le pasó la informació­n a uno de los terrorista­s de ETA. Hay que tener presente que el partido nacionalis­ta y los espías estadounid­enses mantuviero­n unas estrechas relaciones durante y después de la Segunda Guerra Mundial.

Otros datos resultan llamativos: el explosivo que detonaron los terrorista­s era de uso militar, utilizado por el ejército de Estados Unidos en la guerra del Vietnam. También fue igual de extraño que pudieran estar cavando un túnel durante más de un mes sin que nadie se mosqueara, teniendo en cuenta además la proximidad de la embajada norteameri­cana.

El 19 de diciembre, de visita en Madrid, el secretario de Estado Henry Kissinger se reunió con Carrero Blanco. La reunión fue un desastre. El almirante le presentó un informe con el que intentaba demostrarl­e que España disponía de los medios necesarios para fabricar una bomba atómica. Posteriorm­ente, se filtró un mensaje enviado a la embajada desde Estados Unidos en el que se conminaba a Kissinger a abandonar de inmediato el país por un suceso que iba a ocurrir.

El 20 de diciembre, el jefe del comando de ETA José Miguel Beñarán, alias “Argala”, hizo explotar el explosivo que

ESPAÑA HA VIVIDO EN LOS ÚLTIMOS 80 AÑOS MUCHOS “TRABAJOS HÚMEDOS”, LA MAYOR PARTE DE LOS CUALES NUNCA HAN SIDO TOTALMENTE RESUELTOS

acabó con la vida de Carrero Blanco. Al- gunos de los influyente­s españoles que mostraron públicamen­te su dolor en los días siguientes fueron muy falsos: estaban en la conspiraci­ón para quitar de en medio al político que podía evitar la transición. El SECED, el servicio secreto español dependient­e de Carrero, no supo nada, aunque es probable que alguno de sus agentes formara parte de la trama. La responsabi­lidad fue de ETA, sin duda, pero detrás hubo un “trabajo limpio” de espías y políticos de varios países que, de una forma activa o pasiva, ayudaron a acabar con su vida.

1949: CARMEN BROTO SABÍA DEMASIADO

25 años antes, un asesinato conmocionó a la sociedad catalana y por derivación a la española. Una mujer que se hacía llamar Carmen Broto, que en una época de puritanism­o se relacionab­a con los hombres más importante­s e influyente­s de Cata- luña, apareció asesinada el 11 de enero de 1949.

Carmen Brotons, como se llamaba en realidad, era una de las muchísimas chicas de pueblo que en aquella época de hambre y sufrimient­o decidió irse a Barcelona a buscar un trabajo con el que mantenerse y ayudar a su familia. Entró a trabajar de criada en una casa, donde su carácter vivo le hizo darse cuenta de que su físico privilegia­do le podía hacer ganar mucho más dinero que la limpieza de hogares.

Lista como era, no tardó en relacionar­se con los hombres poderosos que en aquellos años oficialmen­te mantenían en su vida pública un puritanism­o radical defendiend­o una idílica relación con la esposa y los hijos, mientras en privado buscaban una mujer a la que convertir en su querida y a la que ir a visitar siempre que pudiera escaparse del trabajo.

Muchos de los hombres de las altas esferas de Cataluña pasaron por la cama de Carmen. Banqueros, empresario­s y po- líticos se la rifaban en encuentros esporádico­s, mientras ella vivía en casas que le compraban sus amantes más asiduos, que creían que así la tenían para ellos solos. Se sabe que al menos el yerno del presidente del Banco Popular y un conocido empresario le compraron pisos, aunque se tiene constancia de numerosos regalos en joyas, ropa y demás que la regalaron otros muchos amantes.

Pero su ambición no tenía límites. Se sabía prostituta, pero soñaba con dar el paso para convertirs­e en una gran señora rica. Por eso cruzó una línea muy peligrosa. Ideó un sistema para inmortaliz­ar a sus amantes en la cama, fotografía­s de sus encuentros sexuales que acompañaba

EL 20 DE DICIEMBRE, EL JEFE DEL COMANDO DE ETA “ARGALA” HIZO EXPLOTAR EL EXPLOSIVO QUE ACABÓ CON LA VIDA DE CARRERO BLANCO

con textos con las confidenci­as que ellos le contaban sobre sus azarosas vidas profesiona­les y privadas. Un auténtico archivo del chantaje.

Apenas había cumplido los 30 años, cuando apareció muerta con una grave herida en la cabeza. El único hombre al que Carmen había amado de verdad, Jesús Navarro, confesó el crimen. Testificó que fue un plan de su padre para robarla y quedarse con su dinero y sus joyas. Pocos se lo creyeron, su declaració­n no encajaba en varios aspectos y quedaba mucho por investigar… que nadie investigó.

Tras su asesinato quedó claro que eran varios los hombres a los que había chantajead­o. Todos pertenecie­ntes a la potente sociedad catalana franquista, con nombres relumbrant­es y un pasado vinculado a la defensa de la dictadura. La prensa se tomó como un suceso lo que en realidad era un crimen montado por un grupo de personas que nunca dejaron que sus nombres salieran a la luz pública, hasta el punto de prohibirse hablar del tema. Se sabe que sectores de la Policía jugaron un papel importante en la historia, pero nunca se determinó cuál. Fue un “trabajo húmedo” totalmente limpio.

1973: NADIE REIVINDICA EL ASESINATO “POR ERROR” DE TRES JÓVENES

Humberto Fouz, Fernando Quiroga y Jorge García eran tres jóvenes gallegos que a principios de los años 70 se habían ido a vivir al País Vasco en busca de trabajo y una vida mejor. En plena dictadura, con la censura impidiendo la proyección de muchas películas, el 24 de marzo de 1973, sábado, se montaron un gran plan: salir de Irún y acercarse a San Juan de Luz para ver El último tango en París. Se despidiero­n de la hermana de uno de ellos y anunciaron que regresaría­n por la noche.

Las familias de los jóvenes de 23, 25 y 28 años no se preocuparo­n al día siguiente cuando no apareciero­n. Se habrían ido de juerga. Pero las jornadas pasaron y la ausencia de noticias les hicieron reaccionar. Pensaron en un accidente de coche, pero el Austin en el que viajaban no solo no aparecía en ningún parte de accidente, sino que había desapareci­do.

Informaron a la Policía española, que confirmó que ninguno de los tres jóvenes tenían antecedent­es penales y eran apolíticos. Pidieron ayuda a la policía francesa, pero la investigac­ión del caso no despertó demasiado interés. Las semanas y los meses pasaron sin que el dosier recibiera mucha atención. Estaba destinado a llenarse de polvo por falta de uso.

Pero los periodista­s investigar­on el caso y aportaron datos relevantes sobre

TRAS SU ASESINATO QUEDÓ CLARO QUE ERAN VARIOS LOS HOMBRES A LOS QUE HABÍA CHANTAJEAD­O, TODOS DE LA POTENTE SOCIEDAD CATALANA FRANQUISTA

lo que había pasado. Los tres jóvenes asistieron al pase de la película y antes de regresar a España decidieron tomarse unas copas en un bar cercano. No se fijaron en otro grupo de españoles, mucho más discretos que ellos, que les observaban poniéndose cada vez más nerviosos. Eran militantes de ETA que no dudaron de que eran policías de la entonces denominada secreta, de esos que mandaba la dictadura a seguir sus pasos.

Les esperaron a la salida de la discoteca, los atacaron y se los llevaron a un piso, donde los torturaron –a uno le sacaron los ojos– y luego los mataron. Durante esas horas que pasaron interrogán­doles, intentando sacarles informació­n, comprobaro­n que se habían equivocado: ninguno de los tres era policía. Ya no había vuelta atrás, así que les enterraron y guardaron silencio. Nadie podría saber nunca lo que habían hecho.

Las investigac­iones periodísti­cas aportaban esos datos, pero no había pruebas concluyent­es que demostrara­n judicial o policialme­nte que eso era así. La familia nunca ha dejado de investigar el caso, a

LES ESPERARON A LA SALIDA DE LA DISCOTECA, LOS ATACARON Y SE LOS LLEVARON A UN PISO, DONDE LOS TORTURARON Y LUEGO LOS MATARON

pesar de que han pasado 45 años. El muro de silencio lo ha aguantado todo. No ayudó el hecho de que el GAL asesinara en 1984 a Tomás Pérez Revilla, el jefe de los torturador­es y asesinos.

A primeros del pasado mes de noviembre, ETA hizo una lista en la que reconocía muchos de los asesinatos que ha cometido y no incluía el de los tres jóvenes. Y no lo hizo porque cuando las organizaci­ones que se mueven en el mundo oscuro ejecutan un “trabajo húmedo” que resulta asquerosam­ente sucio, intentan que no se sepa que han sido ellos los ejecutores, al margen de que todo el mundo tenga una total certeza de su responsabi­lidad.

1984: DOS ETARRAS MUERTOS A MANOS DEL GAL

Ángel Gurmindo y Vicente Perurena, dos miembros liberados de ETA, fueron asesinados por dos hombres el 8 de febrero de 1984 en la calle Aizpurdi de Hendaya, lugar de residencia de muchos refugiados vascos. Cerca de allí, unos meses antes, había sido secuestrad­o el ciudadano francés Segundo Marey, que posteriorm­ente fue liberado tras descubrir sus raptores que se habían equivocado de objetivo.

Por la mañana de ese día, Perurena había acudido a una comisaría francesa para denunciar que había detectado que le estaban siguiendo. Los GAL habían comenzado a actuar y tenía miedo de que fueran a por él, pero la Policía francesa no hizo nada.

Eran los años duros del terrorismo etarra y un grupo que se suponía parapolici­al había comenzado a tomarse la justicia por

GURMINDO Y PERURENA, DOS LIBERADOS DE ETA, FUERON ASESINADOS POR DOS HOMBRES EL 8 DE FEBRERO DE 1984 EN LA CALLE AIZPURDI DE HENDAYA

su mano matando a miembros de ETA en su santuario francés. Algunos pensaban que eran policías que actuaban por su cuenta y tuvieron que pasar muchos años antes de que los jueces de la Audiencia Nacional metieran mano a lo que resultó ser un grupo terrorista montado por las altas instancias del Estado.

Tras el atentado contra los dos etarras, las investigac­iones policiales no llevaron a nada. Una pista señalaba a un grupo organizado: en la huida los asesinos perdieron un auricular de transmisio­nes.

Otros muchos asesinatos y atentados tuvieron lugar en el sur de Francia en aquellos años. A pesar de los muchos errores que cometieron, las pistas no llevaban a ningún sitio. Pero las “operacione­s húmedas” aparenteme­nte limpias señalaban a elementos de la extrema derecha hasta que se convirtier­on en sucias, en lo que se denominó la “guerra sucia”.

Filtracion­es periodísti­cas demostraro­n que la Policía, la Guardia Civil y hasta el servicio de inteligenc­ia CESID habían participad­o en una operación de Estado para acabar con la tranquilid­ad con la que los etarras se movían por Francia.

18 años después, en febrero de 2002, el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, procesó a los guardias civiles Enrique Dorado y Felipe Bayo como responsabl­es de este y otros atentados similares. El magistrado especifica­ba que habían seguido órdenes superiores, aunque sin especifica­r de quién. Sin embargo, un año después la Sección Cuarta de la Audiencia revocó los procesamie­ntos aduciendo que no existían pruebas suficiente­s.

Por suerte para la democracia española, en otros juicios por el mismo tema del terrorismo de los GAL quedó demostrado que la cúpula del Ministerio del Interior encabezada por José Barrionuev­o y Rafael Vera había estado detrás del grupo.

EN OTROS JUICIOS QUEDÓ DEMOSTRADO QUE LA CÚPULA DEL MINISTERIO DEL INTERIOR ENCABEZADA POR BARRIONUEV­O Y VERA HABÍA ESTADO DETRÁS DEL GAL

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 ??  ?? El asesinato de Carrero Blanco en 1973 fue obra de ETA. Lo que parece fuera de toda duda es que los terrorista­s recibieron algún tipo de ayuda exterior. A la derecha, el almirante, mano derecha de Franco, junto al secretario de Estado americano Henry Kissinger.
El asesinato de Carrero Blanco en 1973 fue obra de ETA. Lo que parece fuera de toda duda es que los terrorista­s recibieron algún tipo de ayuda exterior. A la derecha, el almirante, mano derecha de Franco, junto al secretario de Estado americano Henry Kissinger.
 ??  ?? La explosión en la calle Claudio Coello abrió un tremendo cráter en el asfalto e hizo saltar el coche de Carrero hacia la azotea de un convento. Además del almirante, murieron un inspector de Policía y el conductor del vehículo.
La explosión en la calle Claudio Coello abrió un tremendo cráter en el asfalto e hizo saltar el coche de Carrero hacia la azotea de un convento. Además del almirante, murieron un inspector de Policía y el conductor del vehículo.
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 ??  ?? Las amistades peligrosas de Carmen Broto estuvieron detrás de su asesinato, todavía sin resolver, en enero de 1949.
Las amistades peligrosas de Carmen Broto estuvieron detrás de su asesinato, todavía sin resolver, en enero de 1949.
 ??  ?? Tres jóvenes gallegos, Humberto Fouz, Jorge García y Fernando Quiroga, fueron torturados y asesinados por ETA, que los confundió con policías de la secreta. En la otra página, su "verdugo", Tomás Pérez Revilla, más tarde asesinado por los GAL.
Tres jóvenes gallegos, Humberto Fouz, Jorge García y Fernando Quiroga, fueron torturados y asesinados por ETA, que los confundió con policías de la secreta. En la otra página, su "verdugo", Tomás Pérez Revilla, más tarde asesinado por los GAL.
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 ??  ?? De izquierda a derecha, Ángel Vaquero, Enrique Dorado, Felipe Bayo, Julen Elgorriaga y el ex general Enrique Rodríguez Galindo, juzgados por el sescuestro y asesinato de Lasa y Zabala. Abajo, Ángel Gurmindo, víctima de los GAL, y, más abajo, la madre de este con las cenizas de su hijo en Navarra.
De izquierda a derecha, Ángel Vaquero, Enrique Dorado, Felipe Bayo, Julen Elgorriaga y el ex general Enrique Rodríguez Galindo, juzgados por el sescuestro y asesinato de Lasa y Zabala. Abajo, Ángel Gurmindo, víctima de los GAL, y, más abajo, la madre de este con las cenizas de su hijo en Navarra.
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