DE CAUDILLOSY REVOLUCIONES
EL AÑO EN QUE MURIÓ EL GRAN HÉROE DE LA INDEPENDENCIA, SIMÓN BOLÍVAR, VENEZUELA SE SEPARÓ OFICIALMENTE DE LA GRAN COLOMBIA Y EMPEZÓ A DAR SUS PRIMEROS PASOS COMO NACIÓN INDEPENDIENTE. GESTIONAR ESA LIBERTAD NO FUE FÁCIL Y EL CAUDILLISMO CAUSÓ SUS PRIMEROS
El primer presidente de la Venezuela independiente fue José Antonio Páez, quien respondía a un perfil más militar que político. Había luchado en Carabobo al lado de Bolívar, con quien luego rompió sus lazos porque Páez defendía la secesión de la Gran Colombia, a diferencia del Libertador. De origen canario, el general Páez coordinó la promulgación de la nueva Constitución y juró como presidente en las filas del partido conservador.
Dos fueron los partidos que se repartieron entonces el pastel: el conservador –constituido por Páez y otros militares de alto rango de la guerra de Independencia– y el liberal, forjado unos años más tarde por Antonio Leocadio Guzmán, que, entre otras cuestiones, abogaba por la igualdad, la democracia y la abolición de la esclavitud y la pena de muerte. Los conservadores se mantuvieron en el poder hasta 1847, mientras que la siguiente década le correspondió el turno a los liberales, que conquistaron el poder con José Tadeo Monagas. Durante el mandato de éste, se abolió la esclavitud, aunque Bolívar la había revocado ya formalmente. Monagas, muy apegado al poder, burló a la Constitución en el artículo que impedía la reelección y, al término de su mandato, le cedió el sillón a su hermano José Gregorio, para recuperar el poder él mismo cuatro años después. La historia venezolana denomina a esta década como Monagato, sinónimo de nepotismo y oligarquía liberal.
El presidente modificó la Constitución para poder ampliar su mandato, una de las causas del estallido en 1859 de una guerra que enfrentó a moderados y liberales, que aspiraban al fin de la oligarquía. La Guerra Federal o de los Cinco Años provocó más de cien mil muertos, concluyó con la victoria de los liberales o federalistas y con la división del país en 20 estados, que serían conocidos como Los Estados Unidos Venezolanos.
Uno de los jefes de los federalistas, Juan Crisóstomo Falcón, se convirtió en presidente y procedió a diseñar una nueva Constitución. Tras una época de inestabilidad política entre los seguidores de uno y otro bando, surgió la figura de Antonio Guzmán Blanco, bajo cuyo mandato se emprendieron notables reformas en las comunicaciones y se construyeron algunos de los edificios más emblemáticos de Caracas, como el Capitolio o la plaza Bolívar. Guzmán, el Ilustre Americano, hizo de la educación un derecho gratuito y unificó la moneda de curso legal, entonces llamada “venezolano” o “peso fuerte”.
GRAN GARROTE
Tras este lapso, volvió la inestabilidad, con la Revolución Legalista de 1892, la Revolución Liberal Restauradora de 1899 y la Revolución Libertadora entre 1901 y 1903, que se saldó, esta última, con la muerte de 50.000 personas. En el fondo, aquellos enfrentamientos no eran sino expresiones de las luchas internas entre caudillos de uno u otro signo. Ya entonces el país era objeto de la codicia de las principales potencias coloniales, hasta el punto de que Alemania y otras naciones europeas lanzaron un ultimátum contra la república con el pretexto de cobrar sus deudas. Estados Unidos lo desactivó para sortear la injerencia extranjeras en el Caribe. La política del Norte respecto a esa región fue conocida como el Gran Garrote y obedecía a un famoso consejo del presidente Theodore Roosevelt según el cual había que hablar “suavemente y llevar un gran garrote para llegar lejos”. La amenaza siempre estaba latente: “Si una nación demuestra que sabe actuar con una eficacia razonable y con el sentido de las conveniencias en materia social y política, si mantiene el orden y respeta sus obligaciones, no tiene por qué temer una intervención de los Estados Unidos”, afirmó Roosevelt.
En 1908 el vicepresidente del país se hizo con el poder aprovechando una salida al exterior de su jefe de filas, a quien le prohibió volver. Juan Vicente Gómez fue el nuevo hombre fuerte y, si bien al principio mostró respeto a la Constitución, acabaría gobernando el país de manera autoritaria hasta 1935. Entre sus aciertos, la cancelación de las deudas y la supresión del caudillismo criollo. Para mantener las apariencias, cedió el poder en algunos intervalos a sus compadres, que no dudaron en servirse de él para enriquecerse, a la vez que persiguió a sus adversarios políticos. Finalmente, el régimen gomecista impulsó la industria petrolera por medio de concesiones a consorcios foráneos, una de las medidas con más consecuencias para el país a medio plazo.
EL CAMINO AL FUTURO
Con su muerte se inició una suerte de transición hacia la democracia. Su sucesor, Eleazar Gómez Contreras, autorizó la libertad de expresión, permitió la existencia de partidos y sindicatos, reconoció el derecho a la huelga, promulgó una ley de trabajo más moderna e instituyó el Seguro Social Obligatorio. En 1941, vería la luz el partido Acción Democrática –al que perteneció el mejor novelista venezolano de todos los tiempos, Rómulo Gallegos–. A su vez, Isaías Medina Angarita prosiguió la labor de Gómez Contreras en pos de la modernización del país y, durante su mandato, las cárceles se vaciaron de presos políticos, exiliados y perseguidos de toda índole.
Derrocado por un golpe de Estado en 1945 tras su negativa a legalizar las elecciones populares para Presidente, Rómulo Betancourt fue designado Presidente provisional de la Junta Revolucionaria de Gobierno. La historia lo considera el padre de la democracia venezolana y es que, bajo su mandato, se instauró el sufragio libre, directo, universal y secreto y los partidos gozaron de mayores garantías en el desempeño de sus funciones. Varios gobiernos cortos, entre ellos uno liderado por el autor de Doña Bárbara, Rómulo Gallegos, se sucedieron a continuación, hasta que Marcos Pérez Jiménez asumió el poder en 1958. Caería, ¡otra vez!, por un golpe de Estado…/Alberto de Frutos
LA POLÍTICA DE EE.UU. RESPECTO A VENEZUELA Y A TODA LA REGIÓN SE CONOCIÓ COMO EL GRAN GARROTE: HABLAR CON SUAVIDAD Y AMENAZAR...