VIKINGOS en España
Los vikingos también pisaron la península ibérica, y no una, sino en varias ocasiones. Su llegada se produjo en el año 844, y desde su primer desembarco en Guijón para abastecerse de agua, fueron ascendiendo con una potente flota de naves por la ría de Arousa. El rey Ramiro I de Asturias reclutó un ejército con el que midió fuerzas contra el enemigo invasor en la Coruña, donde fueron derrotados. Pero los bárbaros del norte no se dieron por vencidos, y siguieron bordeando la costa, atacando Lisboa, Cádiz, Algeciras y Sevilla, todas ellas bajo el control de los omeyas. Precisamente en Sevilla, en el 844, tuvo lugar un carnaval de terror cuando remontaron el Guadalquivir con sus 80 naves armadas con cerca de 4000 hombres. Los almohades sabían a lo que venían: ya llevaban un tiempo sembrando el terror en los pueblos de los alrededores, saqueando y pasando por el cuchillo a toda la población. No tardaron en llegar a las arrabales de la ciudad e iniciar la masacre de sangre y horror. En poco más de una semana violaron asesinaron, incendiaron y saquearon todo cuando encontraron a su paso. Quedaron algunos con vida, sí: aquellos destinados a servir como esclavos. Al emir Abderramán II le costó reunir un ejército capaz de enfrentarse a ellos, y hay que decir que el triunfo, al parecer, se produjo en gran parte gracias a los caballos. Por lo visto, que sabían mucho de navegación, estaban bastante verdes en cuestión de equinos, y la caballería logró desconcertarles e imponerse. La derrota de los nórdicos dejó a más de un vikingo sin cabeza, pues el general Ibn Rustum mandó degollar a los prisioneros. La escena era grotesca y sólo equiparable a la violencia que los nórdicos habían empleado antes con las gentes de la península. El general había ordenado enterrar a más de mil, dejando únicamente la cabeza al aire, y después había hecho que la caballería almohade galopara sobre sus cabezas una y otra vez. No contento con el escarmiento, usaron algunas cabezas como candelas, para alumbrar el banquete de la victoria, y otras tantas para colgarlas de las ramas de las palmeras, como un macabro árbol de navidad. El reino de Pamplona, Tuy y Santiago de Compostela también sufrieron la pesadilla nórdica, y en más de una ocasión, en el caso de Santiago de Compostela. Los vikingos también causaron estragos en el Levante Español, donde no sólo saquearon brutalmente la ciudad de Orihuela, sino que además, hacia el 1031, lograron establecer micro-reinos en Valencia, Almería, Denia y Baleares.