“A LOS VIKINGOS LES MOVÍA LA SED DE RIQUEZA Y GLORIA”
El escritor danés Lasse Holm ha desembarcado en España con sendas novelas sobre los vikingos en el siglo IX. Los hijos del rey vikingo –Venganza y Saqueo– (Espasa, 2019) son puro entretenimiento y pura historia. Tomando como punto de partida las viejas sagas y crónicas, Holm ha restaurado toda la épica y la lírica de unos valientes guerreros que viajaron por todo el mundo, incluida la península Ibérica, se enfrentaron a los más poderosos ejércitos… y vencieron. Charlamos con él.
¿Qué hay de historia y qué de leyenda en esta saga y en los personajes de Ragnar Lothbrok y sus hijos?
Es una mezcla. Obviamente, tengo algo de conocimiento histórico sobre el tema. Cuando empecé a leer sobre los sajones y las sagas danesas, me di cuenta de que contaban historias excelentes y muy jugosas, pero que probablemente no eran ciertas. Desde el principio tuve la idea de utilizar esos textos como un conocimiento previo, considerando que podían ser el eco de algo que había sucedido de verdad; y, a partir de ahí, me propuse descifrar qué pasó realmente, comparando la literatura con las evidencias arqueológicas y con todo lo que sabemos sobre esa época.
¿Eran los vikingos tan salvajes como nos los han pintado?
Sí y no. “Vikingo” quiere decir “pirata”. Es decir, no es un término con el que se designe a los escandinavos en general. Una parte de ellos se quedaba en casa y trabajaba como campesinos, mercantes, incluso había quienes viajaban a Rusia. Pero también existía una casta de guerreros que se había forjado en un clima bélico, porque Roma los había ido empujando para consolidar sus fronteras. Varias generaciones de vikingos crecieron en ese contexto: batallaron contra los francos, pero también entre ellos, dentro de la propia Dinamarca, y contra suecos y noruegos. Cuando eres pobre, vives en una esquina del mundo y descubres otras civilizaciones más opulentas, lo lógico es querer robar esas riquezas, porque el comercio es más duro, exige más dedicación y tiempo, y lo que quieres es hacerte rico cuanto antes. En verano, los guerreros ponían rumbo a Inglaterra con esa finalidad y, cuando conseguían reunir un dinero, regresaban a casa, aquellos que lo hacían, claro, porque muchos vikingos morían lejos de su hogar en el curso de esas campañas.
Y además de la búsqueda de esas riquezas, ¿les movía algún otro afán?
La gloria, sin lugar a dudas. Hay un dicho según el cual la valía de un hombre es tan solo lo que los demás pueden decir sobre él, y lo único que se deja atrás cuando uno muere son las historias sobre tu propia vida. En vida, era fantástico que la comunidad hablara de ellos, porque les daba valor y eran objeto de envidia y admiración. Pero más importante aún era cómo las personas te recordaban después de tu muerte. Cuando morías en la guerra, ibas al Valhalla y, en el reino de los dioses, celebrabas un festín con tus amigos al anochecer y estos te decían: “Todavía están hablando de ti”.
En la segunda parte de su trilogía reconstruye uno de los ataques de los vikingos a la península Ibérica y su paso por el Mediterráneo. ¿Qué les pudo sorprender más a su paso por estas tierras?
Ya habían visto grandes edificios de piedra en Francia, pero nada con la escala de las construcciones musulmanes de Al Andalus. ¡Tuvo que ser fantástico! Hay un pasaje en el libro en el que unos personajes van a Córdoba para ver la Gran Mezquita, que no era tan grande como hoy en día pero que ya estaba ahí… ¡Debió de ser increíble! A los musulmanes los respetaban como guerreros, porque su ejército era, probablemente, el más poderoso de Europa. En España acometieron dos grandes saqueos, el primero en la década de 840, que no llegó al Mediterráneo pero que les llevó a navegar por el Guadalquivir y atacar Sevilla, donde había una mezquita con una cúpula dorada. Cuando regresaron, en la década de los cincuenta, tuvieron cuidado de no asaltar demasiados lugares, pero llevaron a cabo un ataque sorpresa en Algeciras e inmediatamente se abrieron a las aguas del Mediterráneo. Fueron a Mallorca, que a la sazón era una isla muy pobre y todavía cristiana, y allí tomaron prisioneros que luego vendieron a los musulmanes en la Península. Comprendieron que atacar a ese ejército invencible no era una gran idea.
¿Hubo mujeres guerreras?
Sí, por supuesto. Las mujeres siempre han estado presentes en las sagas, aunque los académicos han mostrado serias dudas y han sostenido que, tal vez, hubiera una o dos, y que las sagas recogieran justamente las hazañas de estas. Pero un esqueleto hallado en Dinamarca en los años treinta del pasado siglo, rodeado de armas, con un casco y un escudo, se correspondía con el cuerpo de una guerrera, como demostraron las pruebas de ADN a que fue sometido en 2005. Esto es, las sagas dicen la verdad en ese punto, y quizá también en otros. La historia sobre Ragnar se recoge en los textos de los monjes que escribieron las crónicas anglosajonas, en las que se cuenta que una gran armada de 3.000 o incluso 4.000 guerreros vikingos desembarcó en Inglaterra en el año 865 y conquistó una amplia superficie. Mi libro lo leyeron varios académicos para verificar los datos y no encontraron inexactitudes. Lo que cuento, pues, pudo ser verdadero, aunque probablemente nunca lo sepamos con certeza.
■ Leyendo Los hijos del rey
vikingo, queda claro que fueron unos excelentes navegantes. ¿Fueron los “primeros” en llegar a América?
Bueno, puede que hubiera otros antes que ellos, pero, sin duda, llegaron allí en el siglo X, porque se han encontrado pruebas que lo avalan en Terranova, Canadá; y probablemente siguieran tierra adentro, aunque, sobre esa hipótesis, no se ha encontrado nada… Excepto una cosa: un científico, actualmente director del Museo Nacional de Dinamarca, viajó mucho por América y halló un excremento, que, tras el examen correspondiente, se reveló de origen escandinavo. Y fue en tierra firme.
¿A qué cree que se debe el interés por este pueblo en tantas culturas? ¿Dónde radica la universalidad de los vikingos?
Es la historia de un pueblo pequeño y pobre que se convierte en guerrero y que sale a conquistar el mundo, que se enfrenta a los grandes ejércitos y gana. Hicieron cosas terribles, pero conquistaron grandes porciones de tierra sin tener apenas recursos. Yo creo que eso nos hace ponernos automáticamente de su lado, porque nos identificamos con ellos y queremos que ganen. Además, resulta una historia muy exótica, incluso para los daneses de hoy en día: somos tan diferentes, tan ajenos a su moralidad… Todo ello nos lleva a preguntarnos por qué hicieron lo que hicieron, en qué pensaban, y aquí habría que hacer un aparte para hablar de su religión, con ese panteón de dioses tan extenso, al igual que el de la Grecia antigua, con el que se perciben ciertas conexiones, como la lanza mágica de Odín y el trueno de Zeus, sin ir más lejos.
"A los musulmanes de Al Andalus los respetaban como guerreros, porque su ejército era el más poderoso de Europa"