El secreto de Magallanes
¿POSEÍA EL NAVEGANTE PORTUGUÉS INFORMACIÓN SECRETA SOBRE EL ESTRECHO QUE LLEVARÍA SU NOMBRE?
ESTE AÑO CONMEMORAMOS UNO DE LOS ACONTECIMIENTOS MÁS TRASCENDENTALES DE LA HISTORIA UNIVERSAL: LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO (1519-1522). LA GESTA NAVAL QUE EMPRENDIÓ EL PORTUGUÉS FERNANDO MAGALLANES Y CULMINÓ JUAN SEBASTIÁN ELCANO DEMOSTRÓ, FÍSICAMENTE, LA ESFERICIDAD DE LA TIERRA. SIN EMBARGO, ALGUNAS DUDAS PLANEAN SOBRE ESTA EXPEDICIÓN NAVAL. ¿QUÉ INFORMACIÓN USÓ Y DISPUSO FERNANDO DE MAGALLANES PARA PRESENTAR SU PROYECTO Y CONVENCER AL EMPERADOR CARLOS V?
Fernao de Magalhâes, más tarde castellanizado como Fernando de Magallanes, nació en 1480, cerca de Oporto, en una familia hidalga, y pronto fue introducido en la corte portuguesa. El reino vecino llevaba más de medio siglo de descubrimientos oceánicos cuando nació Magallanes. Numerosos archipiélagos atlánticos (Madeira, Cabo Verde,...) y algunas factorías africanas como Elmina, en la actual Ghana, ondeaban el pabellón luso. El objetivo de los reyes de Portugal a largo plazo era encontrar una ruta, presumiblemente bordeando la costa del continente africano, hasta alcanzar las islas de las Especias (actual Indonesia). El joven Magallanes no permaneció ocioso, pues estudió concienzudamente Geografía, Cartografía, y Náutica y pronto pudo aplicar sus conocimientos en expediciones marítimas reales.
Los intrépidos navegantes portugueses, en el corto periodo de tiempo que va de 1498 a 1510, no solo consiguieron establecer la ruta oceánica que les llevaría a India (Vasco de Gama), sino que conquistaron una serie de plazas estratégicas (Goa, Malaca...) que les brindaron la hegemonía, no sólo comercial, sino militar y política en el Sureste asiático. Magallanes participó en algunas conquistas militares pues intervino en la expedición de Alburquerque a Goa y, también, viajó a Sumatra y Malaca (Península de Malasia). Estos nuevos territorios, impregnados de exotismo para los portugueses pero también de oportunidades comerciales ocuparon la atención de Magallanes.
Cuando regresó a Portugal en 1513, siguió manteniendo correspondencia con un colaborador suyo, Francisco Serrâo –algunos historiadores afirman que era primo suyo–, quien le mantenía al tanto de los descubrimientos portugueses en las nuevas tierras y las oportunidades comerciales que se abrían: “he encontrado aquí un mundo nuevo, más grande y rico que el de Vasco de Gama. Os ruego que os unáis a mí aquí para que podáis comprobar las maravillas que me rodean”. Magallanes estaba ya pensando en volver a Asia pero con una nueva ruta que descubriría él. Inconscientemente, en su mente ya estaba germinando el proyecto de una nueva ruta comercial que desembocaría en la primera circunnavegación del mundo.
Magallanes se dirigió a su rey, Manuel I de Portugal (1469-1521), con un proyecto arriesgado pero prometedor: llegar a la Especiería (islas Molucas) por el Oeste, en una ruta alternativa a la establecida por los portugueses bordeando África. Inexplicablemente el proyecto fue rechazado tres veces por el rey portugués y Magallanes, desencantado, corrió presto a cruzar la frontera de Castilla y presentarlo al joven rey Carlos I. En este capítulo de su vida Magallanes presenta
■ UN GRAN PROYECTO CASI NUNCA SE HACE SOLO Y A MAGALLANES LO AYUDÓ SOBREMANERA EL COSMÓGRAFO LISBOETA RUY FALERO
un paralelismo con Colón, ambos extranjeros en España, rechazados sus proyectos por la corte de Portugal y ambos estaban llamados a encabezar unos viajes de descubrimiento que recordaría siempre la Historia.
Un gran proyecto casi nunca se hace solo y a Magallanes lo ayudó sobremanera el cosmógrafo lisboeta Ruy Falero. Los conocimientos de Falero fueron cruciales para terminar de dar forma al proyecto y logran convencer al joven Emperador Carlos. De hecho las Capitulaciones de Valladolid (1518) las firmó Carlos V con los dos hombres, Magallanes y Falero, y ambos son nombrados capitanes. Parece ser que dos gallos no caben en el mismo corral y las fricciones de ambos capitanes surgieron de inmediato y antes de embarcar Falero fue desplazado del mando y regresó a Sevilla acusado, prácticamente, de loco. Un injusto final para uno de los cerebros del proyecto de llegar a las islas de las Especias por una ruta alternativa. Finalmente, la expedición se compuso de 239 hombres repartidos en cinco naves: Trinidad, Victoria, San Antonio, Concepción y Santiago. La escuadra partió de Sevilla el 10 de agosto de 1519, del muelle de las Mulas, en la orilla oeste del Río Guadalquivir y donde en la actualidad forma parte del barrio de Los Remedios. La flota descendió el Guadalquivir hasta su desembocadura, en Sanlúcar de Barrameda y, a partir de ahí, se abría el inmenso océano. Ninguno puso siquiera imaginar los sufrimientos, aventuras y peripecias que les aguardaban.
EL MAPA DE MARTIN BEHAIM
Las primeras paradas del viaje, Canarias (Tenerife), no ofrecieron novedad al igual que el rebasar las islas de Cabo Verde, y las costas de Sierra Leona, en África Occidental. Las corrientes ecuatoriales de esta parte del Atlántico eran conocidas pues ya las habían surcado ilustres marinos antes (Colón, Pinzón, Cabral, etc.). Incluso el litoral del Brasil,
■ ¿QUIÉN ERA ESTE MARTÍN DE BOHEMIA? ¿CONTÓ MAGALLANES CON INFORMACIÓN (MAPAS Y CARTAS NÁUTICAS) PRIVILEGIADA?
donde arribaron las naves de Magallanes el 13 de diciembre de 1519 supusieron un grato descanso más que una incierta aventura. Desde ahí las naves siguieron la costa hacia el sur buscando el canal que comunicara el Océano Atlántico con el Pacífico. Los navegantes encontraron un gran canal donde no podían otear su final.
¿Sería el ansiado paso entre océanos? Magallanes, a pesar de la disconformidad y descontento de muchos de sus subordinados, estaba seguro de su ruta.
En este momento el cronista de la expedición Antonio Pigaffeta (1480-1534) anotó en su diario uno de los pasajes más enigmáticos del viaje y que vale la pena reproducir íntegramente: “Toda la tripulación creía firmemente que el estrecho no tenía salida al Oeste, y que no sería prudente el buscarla sin tener los grandes conocimientos del capitán general el cual tan hábil como valiente, sabía que era preciso pasar por un estrecho muy escondido, pero que había visto representado en un mapa hecho por el excelente cosmógrafo Martin de Bohemia y que el rey de Portugal guardaba en su tesorería”. ¿Quién era este Martín de Bohemia? ¿Contó Magallanes con información (mapas y cartas náuticas) privilegiada? Desde luego que aquí radica la clave del proyecto de Magallanes. Pigaffeta es aséptico en su descripción. Deducimos que Magallanes, tras regresar a Portugal de sus correrías por el Sureste asiático, en 1515, se dedicó a estudiar los últimos trabajos cartográficos producto de las navegaciones portuguesas por medio mundo. ¿Cómo y por qué dejaron a Magallanes consultar el archivo, nada más y menos, que del rey de Portugal? Magallanes era hidalgo pero una posible explicación la puede otorgar su adscripción a la Orden de los Caballeros de Cristo (ver recuadro).
Esta filiación de orden explicaría el acceso de Magallanes a los archivos reales. Pero ¿qué representó Martin de Bohemia en sus cartas náuticas para destacarlo Pigaffeta en su crónica? En realidad se llamaba Martín Behaim, natural de Nuremberg, cuyo nombre fue latinizado como “de Bohemia” y era de profesión cartógrafo. Son pocos los datos que conocemos sobre Martín pero sabemos que estuvo al servicio del Rey de Portugal. Tenemos noticias de que estuvo en las islas Azores gracias al vínculo con Josse van Hurter, con cuya hija Johanna de Macedo se casó. El padre de su esposa era capitán donatario de Isla de Faial e Isla del Pico, y Martin fue nombrado caballero por el rey Juan II de Portugal en 1485. En aquella fecha, por cierto, residía en Portugal un tal Cristóbal Colón, ¿se llegaron a conocer Martin y Cristóbal? Según Antonio de Herrera (1549-1626), en su obra Historia General de las Indias, sí. El cronista aporta que Colón “confirmó su opinión con su amigo Martín de Bohemia, un portugués oriundo de la isla de Fayal, un cosmógrafo de gran criterio”. Behaim fue introducido en la aristocracia portuguesa y tuvo acceso a la Corte; de esta manera, fue integrado en la “Junta dos Mathematicos” entre 1484 y 1485, estudiando fenómenos astronómicos para aplicarlos a la navegación. Una de las conclusiones de esta Junta de estudios fue el aplicar, mediante tablas de declinación del Sol, para navegar. Este método fue usado, de manera pionera, por los portugueses, y era más fiable que el astrolabio.
■ EL NAVEGANTE PORTUGUÉS IBA MUY BIEN ARTILLADO DE PRUEBAS Y CONOCIMIENTOS PARA IMPRESIONAR AL JOVEN CARLOS I
Martin Behaim no limitaba su actividad a los estudios teóricos sino que también navegaba. Se enroló en una expedición portuguesa al África. Dos carabelas, comandadas por Diego Câo y por él mismo, recorrieron el litoral africano (Gambia, Guinea,…) y llegaron a la desembocadura del poderoso río Congo, a 1º 50´ al Sur del Ecuador. Todos los datos cartográficos y marítimos, acumulados por esta experiencia, los volcó Martin en su más memorable obra: el Erdapfel (“manzana de la Tierra”). Nos referimos al primer globo terráqueo del mundo el cual refleja todas las tierras emergidas y conocidas por los europeos antes de 1492. Esta trascendental pieza muestra las dos supuestas orillas del Atlántico pues se ignoraba América. Al Este, Europa y África, ésta última, prácticamente, delineada todos sus contornos. Al Oeste se dibuja la costa oriental de Asia donde figura Tartaria, India, Cipango, Java, etc. Pero Pigaffeta refiere que Magallanes se inspiró en un mapa de Martin Behaim, no en su globo terráqueo. Entonces ¿en qué quedamos? ¿mapa o globo terráqueo? El matiz no es superficial puesto que en el mapa de Behaim, que no se ha conservado hasta nuestros días, aparecía el célebre Estrecho que separa el Atlántico del Pacífico y que haría inmortal el viaje de Magallanes. No cabe duda de que el navegante portugués iba muy bien artillado de pruebas y conocimientos para impresionar al joven Carlos I. Tal es así que Fray Bartolomé de las Casas, quien estudió el proyecto magallánico por encargo del rey hispano, realizó un informe favorable al portugués. El fraile dominico llegó a afirmar lo siguiente: “Magallanes poseía una buena esfera terrestre en la que estaba representado todo el mundo. Y en ella indicaba la ruta que se proponía seguir”. ¿Qué ruta era esa?
Parece ser que Martin Behaim situaba la existencia de un paso entre océanos a los 40 grados de latitud (el verdadero Estrecho de Magallanes se encuentra a 53º S) pero aún no estaba confirmado. Los cálculos de Behaim no nos han llegado directamente pero en el globo de Johannes Schöner (14771547), cartógrafo y geógrafo alemán como Martin, aparece un Estrecho en el Sur de América en los 40 grados Sur, la misma ruta que siguió Magallanes en su periplo y en la que creía firmemente para poder llegar a las islas de las Especias. ¿Conocía Schöner los trabajos de Behaim? Tal parece que hay una
■ EL CARTÓGRAFO ALEMÁN ATRIBUYÓ, DEBIDO A UN ERROR DE PERCEPCIÓN, EL DESCUBRIMIENTO DE LAS NUEVAS TIERRAS AL FLORENTINO AMÉRICO VESPUCIO
conexión directa entre el mapa de Martin Behaim, el globo de Johannes Schöner y... el Planisferio de Waldseemüller. La intelectualidad del mundo germánico estaba en efervescencia con las continuas noticias que llegaban de ultramar. Martin Waldseemüller (1470-1520), era geógrafo y cartógrafo cuya principal aportación a la posteridad fue nombrar, por primera vez, en su mapa del mundo (1507), el término “América”, como un continente aparte de Asia. Igualmente el cartógrafo alemán atribuyó, debido a un error de percepción, el descubrimiento de las nuevas tierras al florentino Américo Vespucio (1454-1512). Los escritos de Vespucio fascinaron a Waldseemüller, quien editó las cartas de Vespucio junto a su Cosmographiae Introductio, y en su prefacio anotó: “Ahora que esas partes del mundo han sido extensamente examinadas y otra cuarta parte ha sido descubierta por Américo Vespucio, no veo razón para que no la llamemos América, es decir, tierra de Américo, su descubridor, así como Europa, África y Asia recibieron nombres de mujeres.” Confusiones aparte, el mapa del mundo de Waldseemüller añade otra revelación geográfica para su tiempo: se esboza un paso interoceánico en el Sur de América, además, con una bandera portuguesa. ¿Estaba ya marcado el futuro estrecho de Magallanes antes de su descubrimiento oficial en 1520? ¿Hubo una expedición portuguesa, secreta, en estas australes latitudes? ¿Quién recabó la información resultante?
Recapitulemos; ¿existe una relación directa entre los trabajos cartográficos de Behaim, Waldseemüller y Schöner? Es difícil dar una explicación definitiva pero está claro que los trabajos de Schöner están influenciados por los de Waldseemüller. Uno de los globos de Schöner (1515), representa un estrecho en el extremo sur de Sudamérica, situado en los 40 grados Sur, un poco alejado de los 53 grados Sur donde comienza, en realidad, el conocido hoy como Estrecho de Magallanes. Igualmente enigmática es la mención a una tierra austral, con forma de isla, que denomina erróneamente Brasilie Regio, y es increíblemente parecida, al contorno de la Antártida. Schöner completó la información cartográfica de su globo con un tratado explicativo, Luculentíssima quaedam terrae
■ AL IGUAL QUE COLÓN, PARTÍA DE FUENTES DOCUMENTADAS, POSEÍA EL TESTIMONIO DE OTRAS EXPEDICIONES... Y ERRÓ EN SUS CÁLCULOS
totius descriptio (Una muy Lúcida Descripción de Todas las Tierras) donde recoge una información verídica: “los portugueses navegaron en esta región, Brasil, y descubrieron un paso muy parecido al de nuestra Europa, que discurre Este-Oeste. Desde uno de los lados puede verse la otra orilla, y el cabo de esta región está a unas 60 millas de distancia, como si uno navegara por el estrecho de Gibraltar entre Sevilla y Barbaria.” Confirmado; los portugueses ya conocían el Estrecho de Magallanes antes de Magallanes.
POLÉMICA POR UN ESTRECHO
Información tan sensible y determinante nos impele hacernos más preguntas, ¿quiénes eran esos portugueses que navegaron por aguas desconocidas? El secretismo portugués no ayuda a la investigación puesto que en aquella época los mapas, portulanos y cartas se guardaban, celosamente, en la Tesorería de Lisboa, y el rey Manuel el Afortunado (1469-1521) prohibió, por el edicto de 18 de noviembre de 1504 “hacer declaraciones acerca de la navegación más allá de la corriente del Congo, a fin de que los extranjeros no puedan aprovecharse de los descubrimientos de Portugal.” Parece ser que dos mercaderes portugueses, Nuno Manuel y Cristóvaio de Haro, lograron alcanzar el Río de la Plata, en 1513 o en 1514. Justo en la desembocadura de este gran río creyó Magallanes localizar el Estrecho debido a su envergadura. La singladura de estos verdaderos prenautas de la epopeya magallánica la encontramos en un panfleto publicado en Augsburgo en 1514 bajo el título de Newe Zeytung auss Presillg Landt (Nuevas Noticias de la Tierra de Brasil). Este texto anónimo relata el viaje de los portugueses al Sur del litoral brasileño e identifica la desembocadura del Río de la Plata con el Estrecho. Obviamente este error no lo corrigió Magallanes en su viaje sino que lo perpetuó al creer que el Estrecho interoceánico estaba bastantes grados más al Norte de su situación real. El célebre escritor austríaco Stefan Zweig, en su magnífica biografía sobre Fernando de Magallanes, arroja la siguiente explicación sobre el predescubrimiento del Estrecho: (en referencia al panfleto alemán) “Era una hoja en alemán, impresa en un papel muy malo. Tenía el carácter de un informe que el comercio de Portugal presentó a principios del siglo a los grandes mercaderes de Augsburgo. Se da noticia de que un buque portugués, cerca del grado cuarenta de latitud, ha encontrado un cabo, que dándole la vuelta, en dirección de Este a Oeste, hay un ancho paso”, y añade “comunica con el otro mar, de modo que es cosa fácil por ese camino alcanzar las Molucas, las islas de la especiería.” Esto es exactamente la médula del proyecto de Magallanes.
Aquí, nuevamente, el paralelismo con Cristóbal Colón, es evidente. Ambos partían de fuentes documentadas, poseían el testimonio y experiencia de expediciones anteriores y, también, ambos marinos erraron en sus cálculos. Magallanes en la situación del Estrecho, más de diez grados de diferencia nutren su error, y Colón también pensaba que Asia estaba más cerca según sus cálculos y de ahí
la impaciencia de su tripulación en no divisar tierra tras meses de navegación. Esta circunstancia es muy parecida de la tripulación de Magallanes tras el fracaso de no encontrar el ansiado paso tras confundirse en la desembocadura del Río de la Plata. Igual que Pigaffeta refiere, como prueba de seguridad de su capitán, en su crónica el conocimiento de un mapa de Martin Behaim, Colón en el Diario de a bordo reproduce la misma situación. El Almirante anota el 24 de octubre de 1492: “debería poner rumbo oeste-sudoeste para ir allí (a la Antilia), y en las esferas que he visto y en los dibujos de los mapamundis esté en esta región.” Es concluyente que tanto Colón como Magallanes sabían donde iban y lograron vender sus proyectos basándose en experiencias anteriores pero malogradas. Otra cuestión es que los cálculos de ambos estuvieran errados pero no navegaban a ciegas puesto que un viaje a los desconocido hubiera sido muy arriesgado. Se nos olvida fácilmente que ambos eran comerciantes.
La polémica sobre el descubrimiento de Magallanes trascendió su siglo y a finales del siglo XVIII hubo una campaña de revalorización de los trabajos de Martin Behaim en detrimento del portugués. Todo fue obra de un diplomático francés, aunque alemán de nacimiento, llamado Luis Guillermo Otto quien presentó en 1777 a la Sociedad Filosófica de Filadelfia una Memoria sobre el descubrimiento de la América. Este texto, con una clara intencionalidad política, ensalzaba los viajes y trabajos de Behaim con datos erróneos cuando no, directamente falsos. Otto hace a Martin Behaim protagonista del descubrimiento de América años antes que Colón en una supuesta expedición (no concreta fechas) que atravesó el Océano Atlántico y también descubrió el Estrecho de Magallanes. De un plumazo postergaba a los grandes marinos que habían dado el protagonismo y poder a España en la carrera de los descubrimientos geográficos. El problema es que Otto basaba sus pesquisas en unos manuscritos del Archivo de Nuremberg que resultaron ser todos apócrifos. En España la respuesta fue inmediata. El combate intelectual corrió a cargo de Cristóbal Cladera quien, en su sesuda obra Los principales descubrimientos de los españoles en el Mar Océano en el siglo XV y principios del siglo XVI. En respuesta a la Memoria de Mr. Otto, afirma que no quiere entrar en “las miras que se haya propuesto Mr. Otto contra Cristóbal Colón, Pedro Álvarez Cabral y Fernando de Magallanes, a quienes intenta desposeer de sus principales glorias, tratando de ignorante a la Nación Española y Portuguesa, cuando asombraban a Europa con sus viajes marítimos”.
Entonces ¿cuál es el mérito de Magallanes? Es fácil poder descalificar, con el prisma actual, el uso que hizo de anteriores navegantes. En todo caso la hábil dirección marinera y el haber logrado ejecutar un proyecto donde otros fracasaron (aunque Magallanes recordemos no llegó a ver el fin de su viaje), no empequeñece su legado.
■ LOS MÉRITOS DE MAGALLANES FUERON LA HÁBIL DIRECCIÓN MARINERA Y EL HABER LOGRADO EJECUTAR UN PROYECTO DONDE OTROS FRACASARON