Las rutas de las especias POR MAR
› A partir de la caída de Bizancio se produjo en toda Europa una escasez de especias, y, como seguía habiendo una gran demanda, los países decidieron buscar caminos alternativos por mar para su tráfico y comercio. Comenzaron las expediciones y largos viajes por mar para tratar de llegar a los lugares de producción: las Molucas. Las rivalidades para encontrar dichas rutas tenían su razón de ser, ya que se trataba de un comercio de muy alta rentabilidad, que podía alcanzar el 2.000 %. Por tal razón, el que lograra encontrar una ruta segura para su transporte y una forma eficaz para su comercialización, tenía asegurado un gran beneficio.
La búsqueda y el transporte de las especias por mar, en largos viajes a veces oceánicos, influyó enormemente en los cambios y mejoras de los barcos, de los instrumentos de navegación, de los procedimientos, y en una palaba, del arte de navegar. Fue necesario preparar barcos adaptados y posibilitados para navegar largas distancias, con avezadas tripulaciones capacitadas para llevar a cabo difíciles travesías. Fueron barcos cada vez más marineros, seguros y con mayor capacidad de carga, entre los que destacaron las carabelas y las naos. Eran buques de vela de pequeñas dimensiones, pero muy marineros y de recia construcción, capaces de navegar con duros vientos y mares encrespadas, que abrieron caminos por los océanos hacia lugares desconocidos, arrostrando grandes peligros, y saliendo de ellos con la suficiente fortaleza como para seguir adelante.
Así fue como aquellas exóticas sustancias se convirtieron en los motores que impulsaron los grandes viajes de los descubrimientos de finales del siglo XV y principios del XVI, a cargo sobre todo de marinos portugueses y españoles.