... ASALTÓ UN CONVENTO DE CLAUSURA?
En 1629, el autor se vio envuelto en otro altercado. Cuando estaba persiguiendo al actor Pedro de Villegas, se atrevió a violar la paz y tranquilidad de un convento de clausura. Daba la casualidad de que en este convento – el de las Trinitarias de Madrid– había profesado sor Marcela de San Félix, la hija de Lope de Vega, lo que le granjeó la enemistad de éste (aunque no por mucho tiempo, pues terminó elogiando su talento). Quien nunca le perdonó fue fray Hortensio Félix Paravicino, de la Orden Trinitaria, a quien Calderón respondió burlándose de él en su obra El príncipe constante.