Las rutas de las especias
EN OTROS TIEMPOS, LAS ESPECIAS ERAN MUY APRECIADAS EN LAS MESAS EUROPEAS, PROCEDÍAN DE LEJANOS PAÍSES DE ORIENTE Y SE PAGABA POR ELLAS SU PESO EN ORO. LAS RUTAS PARA LLEGAR A LOS LUGARES DE PRODUCCIÓN DE LAS ESPECIAS, LAS ISLAS MOLUCAS, A FINALES DEL SIGLO XV Y PRINCIPIOS DEL XVI, FUERON MUY BUSCADAS POR NAVEGANTES PORTUGUESES Y ESPAÑOLES, EN EL CONVENCIMIENTO DE QUE EL PAÍS QUE PUDIERA HACERSE CON LAS TIERRAS EN LAS QUE SE PRODUCÍAN, SERÍA EL DUEÑO DE UN FLORECIENTE COMERCIO. POR ELLO NO ES DE EXTRAÑAR QUE TANTO ESPAÑA COMO PORTUGAL SE LANZARAN A LA MAR A LA BÚSQUEDA DE AQUELLAS RUTAS, COMO HIZO MAGALLANES AL FRENTE DE UNA EXPEDICIÓN ESPAÑOLA EN 1519, HACE 500 AÑOS.
Desde la antigüedad, las especias eran muy apreciadas por sus cualidades, exóticos olores y refinados sabores. Eran sustancias de origen vegetal, que se extraían de algunas partes de diferentes plantas –fruta, flor, corteza, semilla, raíz, etc.– localizadas en zonas tropicales y ecuatoriales del Pacífico. Aquellas especias eran conocidas desde tiempos remotos. Entre los griegos y romanos llegaron a tener gran fama. Y andando el tiempo gozaron de un alto aprecio en las buenas mesas de la Europa del Renacimiento, cuando sus aromas y sabores llegaron a todas los estratos de la sociedad, y sus usos alcanzaron un gran popularidad.
Las especias eran utilizadas para muchos fines. Se usaban para condimentar alimentos, a los que proporcionaban una amplia gama de olores y sabores. También se utilizaban para conservar las carnes. Gozaban de propiedades medicinales. Se añadían a bebidas alcohólicas, principalmente vino y cerveza. Las utilizaban los alquimistas. Y servían para disfrazar con sus fuertes sabores y olores la podredumbre de las viandas, en una época en la que las únicas formas de conservar las carnes, y no siempre con éxito, eran el secado, el ahumado o la sal, que siempre era escasa y muy cara.
La variedad de especias utilizadas era grande, aunque destacaron sobre todo cuatro: clavo, nuez moscada, jengibre y canela, que siguen siendo muy usadas hoy en día.
LAS ISLAS MOLUCAS
El archipiélago de las Molucas o islas de las Especias pertenece a la hoy conocida como Indonesia, en el Pacífico, entre 3º de latitud norte y 8º de latitud sur, con una longitud promedio 128º este. En otros tiempos, cuando se hablaba de las Molucas se pensaba en las cinco más ricas en especias: Ternate, Tidore, Motil, Maquian y Bachian, siendo Ternate y Tidore las más famosas. Son de origen volcánico, con formas cónicas y alturas superiores a los 1.600 metros sobre el nivel del mar.
Según los cronistas de la época eran muy ricas en frutas, vegetales comestibles y derivados de muy buena calidad. Tenían varios animales domésticos, como cabras, gallinas, loros blancos y rojos, papagayos y un tipo de abejas muy pequeñas productoras de una miel excelente. Y eran grandes productoras de uno de los “tesoros” más buscados: las especias.
En el siglo VIII, las especias ya habían llegado en cierta cantidad a Europa, siguiendo rutas que atravesaban vastos territorios y amplios mares: Asia, Océano Índico, Mar Negro, Norte de África y Mediterráneo. Dos de los puntos principales para su distribución por Europa fueron Bizancio (o Constantinopla) en Turquía, y Alejandría en el norte de África.
Era un comercio monopolizado por Venecia y Génova y encauzado por dos vías. Una eminentemente terrestre: la Ruta de la seda, seguida por largas caravanas que desde China atravesaban Asia Central hacia poniente, y pasaban por Siria y el Mar Negro hasta Bizancio. Y la otra era la Ruta de las especias, con unas etapas por tierra y otras por mar desde China, pasando por el Índico, Ceilán y el Mar Rojo, de donde las especias eran llevadas en caravanas
hasta Alejandría, y allí se embarcaban de nuevo para ser transportadas a Amalfi, Génova, Pisa y Venecia.
Eran viajes muy largos y complicados por las enormes distancias, inclemencias climáticas, pasos fronterizos, peajes, impuestos, ladrones y salteadores de caminos, guerras y muchas otras circunstancias, por lo que los precios de las especias se multiplicaban varias veces.
En Europa, el equilibrio de su comercio se mantuvo entre Génova y Venecia hasta el 1381, en que Venecia venció a Génova y se quedó con el monopolio de las especias, que mantuvo hasta el siglo XV, cuando el tráfico se vio drásticamente afectado por las invasiones turcas, especialmente a partir de la toma de Bizancio por los otomanos en 1453.
LAS ISLAS DE LAS ESPECIAS
El portugués Enrique el Navegante, infante de Avis, fue el que inició las grandes empresas de los portugueses por mar, con una serie de descubrimientos a lo largo de las costas africanas: islas Madeira, Azores, Cabo Verde, Sierra Leona y Guinea, que sirvieron para abrir el camino a futuras empresas y llegar a las Molucas. Siendo rey de Portugal Juan II, en verano de 1487 zarpó una expedición al mando de Bartolomé Díaz, que a finales de diciembre dobló el cabo de Buena Esperanza.
En 1492, Colón intentó alcanzar las Islas de las Especias navegando hacia el oeste con tres barcos, hasta que tropezó con las tierras de América que se interpuso en su camino. En julio de 1497, Vasco de Gama zarpó de Lisboa con cuatro barcos y 150 hombres, dobló Buena Esperanza, y en mayo de 1498 llegó a Calicut (actual Calcuta), en la India.
Alonso de Ojeda, en compañía de Juan de la Cosa y Américo Vespucio, en el año 1499 descubrió la costa de la actual Surinam en América del Sur. Pedro Alonso Niño y Vicente Yáñez Pinzón alcanzaron el cabo San Agustín en Brasil en 1500. Tam
■ EL EQUILIBRIO SE MANTUVO ENTRE GÉNOVA Y VENECIA HASTA 1381, CUANDO VENECIA VENCIÓ A GÉNOVA Y SE QUEDÓ CON EL MONOPOLIO DE LAS ESPECIAS
bién en 1500, el portugués Álvarez Cabral, empujado por los vientos y las corrientes recaló en Brasil, del que tomó posesión en nombre del Rey de Portugal. En el año 1508, Vicente Yáñez Pinzón realizó su último viaje al Nuevo Mundo junto a Juan Díaz de Solís, en el que exploraron las costas de las actuales Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y Yucatán, buscando un posible paso hacia occidente a través de
■ EN 1508 VICENTE YÁÑEZ PINZÓN REALIZÓ SU ÚLTIMO VIAJE AL NUEVO MUNDO JUNTO A JUAN DÍAZ DE SOLÍS, BUSCANDO UN POSIBLE PASO HACIA OCCIDENTE
aquellas tierras. Y en 1511, el portugués Francisco Serrano llegó a la isla de Ternate en las Molucas, con lo que Lisboa pasó a ser la capital de la especiería en Europa.
En 1513, Vasco Núñez de Balboa, cruzó a pie Centroamérica, y al otro lado vio que había un gran mar al que bautizó Mar del Sur (más adelante Océano Pacífico). Ante las posibilidades ofrecidas por el Mar del Sur y a la vista de los éxitos que estaban obteniendo los portugueses, la Corona española trató de intensificar las exploraciones encaminadas a encontrar un paso de conexión entre el Océano Atlántico y el citado Mar del Sur que le sirviese de camino hacia la Especiería. Una de ellas corrió a cargo de Juan Díaz de Solís, que salió de Sanlúcar de Barrameda el 8 de octubre de 1515, y a finales de febrero de 1516 entró en una amplia lengua de agua que se internaba en tierras de Sudamérica hacia el oeste. La exploró por si unía el Atlántico con el Mar del Sur, hasta darse cuenta de que era la desembocadura de un río que bautizó Mar Dulce, durante unos 20 años fue conocido como Río de Solís o Mar de Solís, y más tarde iba a recibir el nombre actual de Río de la Plata, donde Solís finalizó sus aventuras de forma trágica a manos de los aborígenes antropófagos.
Finalmente, el portugués Magallanes zarpó de Sanlúcar de Barrameda en septiembre de 1519 al mando de cinco barcos españoles rumbo a occidente, encontró el buscado paso entre los océanos, falleció en las Filipinas, y únicamente dos barcos pudieron llegar a las ansiadas Molucas.
Y solo uno, la nao Victoria al mando de Juan Sebastián de Elcano, terminó regresando a España cargada de especias en septiembre de 1522, después de haber dado la vuelta al mundo por primera vez en la historia, poniendo fin a un de las más grandes aventuras de la humanidad. Una aventura cuyo motor había sido la búsqueda de las las exóticas especias, tan demandadas en las buenas mesas de aquellos tiempos.
■ EL PORTUGUÉS MAGALLANES ZARPÓ DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA EN SEPTIEMBRE DE 1519 AL MANDO DE CINCO BARCOS ESPAÑOLES