ZURBARÁN Y MURILLO
Sobre estas líneas, Aparición de san Pedro Apóstol a San Pedro Nolasco (1629), una obra que Francisco de Zurbarán pintó para el convento de la Merced Calzada de Sevilla y que, en 1821, fue donado por el deán de la catedral de esa ciudad a la colección de Fernando VII. A la derecha, otra de las joyas inapelables de la colección, la Inmaculada Concepción de los Venerables (c. 1678), de Bartolomé Esteban Murillo. Este óleo fue expoliado por Soult en el curso de la Guerra de la Independencia, comprado por el Museo del Louvre a la muerte del mariscal y, finalmente, recuperado por España en 1941.