El arma de LA EXCOMUNIÓN
Pío XII jamás utilizó la excomunión o el interdicto contra los oficiales nazis salvo para el jefe de los fascistas belgas y miembro de las SS Léon Degrelle y lo hizo porque éste agredió a
un sacerdote. En cambio, cuando comenzaron las detenciones y deportaciones del clero en Polonia, el primado del país, cardenal Hlond, remitió una carta al Secretario de Estado del Vaticano Luigi Maglione para que el papa interviniera, pero resultó en vano. El 1 de junio de 1942, el embajador polaco en la Santa Sede Casimir Papée enviaba el siguiente informe a su gobierno: “El cardenal Secretario de Estado me ha dicho que el Santo Padre no puede ser siempre explícito, pero que todas las palabras que pronuncia en público y que se refieren a las persecuciones cuyas víctimas son los pueblos, los católicos y las familias, han de aplicarse a Polonia. Y todos en realidad comprenden que el Santo Padre habla siempre de Polonia”.