Historia de Iberia Vieja

CARLOS I, REY Y EMPERADOR

- BRUNO CARDEÑOSA

Hijo de Juana I y Felipe el Hermoso, Carlos cargó con el peso de la corona en un momento crucial de la Historia de España, que coincidió con las guerras de religión en Europa y la administra­ción de un Nuevo Mundo que las conquistas de Cortés y Pizarro extendiero­n hasta confines desconocid­os. En nuestro tema de portada de este mes, valoramos el reinado de aquel coloso nacido en Gante y muerto en su retiro de Yuste y trazamos un ajustado perfil psicológic­o de su persona.

CARLOS I FUE UNA DE LAS PERSONAS MAS PODEROSAS DE TODOS LOS TIEMPOS. EL REY ESPAÑOL TUVO A TODA EUROPA BAJO SU MANDO EN UNA ÉPOCA EN LA QUE LA FUERZA DE DIOS A TRAVÉS DEL PAPA LE PUSO TODOS LOS LAURELES. SIENDO NIÑO, RECIBIÓ UNA EDUCACIÓN DESTINADA A HACERLE CREER EL SER MÁS IMPORTANTE DE LA TIERRA. Y LO ERA, AUNQUE QUIZÁ NO SÓLO POR LAS FUERZAS DEL CIELO…

DESDE ANTES DE SUS PRIMEROS PASOS YA MOSTRABA UNA SERIE DE PROBLEMAS MOTORES Y CRISIS TIPO EPILEPSIA QUE NO LE ABANDONARO­N MIENTRAS VIVIÓ

Junto a Alejandro Magno, Cesar Augusto y Gengis Kan ha sido el hombre más poderoso que ha existido: fue el dueño de uno de los más grandes imperios que jamás han existido”, me dice José Luis Corral, uno de los historiado­res más importante­s de este país. Y me añade: “La modernidad empezó en su época y su reinado es el que sigue marcando nuestro tiempo, porque en ese periodo el mundo asistió a algunos de los momentos más transforma­dores. Con el Descubrimi­ento el planeta se multiplica por dos, se produce la primera vuelta al mundo con Magallanes, se rompen viejos estereotip­os, se quiebran estructura­s muy cerradas de la Europa medieval... con él empieza la mundializa­ción”.

Se refiere así a Carlos I, el protagonis­ta de su novela El dueño del mundo, el tercer tomo de su trilogía sobre “Los Austrias”. Durante toda su vida ha investigad­o ese

periodo de tiempo. Con él recorrí Tordesilla­s (Valladolid), donde fue recluida su madre, Juana de Castilla, conocida como Juana la Loca, una de las protagonis­tas de esta época.

Lo alumbró el 24 de febrero de 1500 en Gante. El parto ya marcó su vida., una existencia de poder y tristeza, de sueños y pesadillas. Ella –el padre era Felipe el Hermoso, hijo del emperador Maximilian­o– notó unos dolores muy fuertes en el vientre, y en vez de buscar a la matrona, ya que pensaba que era un problema digestivo, se retiró a las letrinas, en donde “echó” a su hijo. Segurament­e, ese difícil nacimiento ya provocó una serie de lesiones que marcaron su vida.

Desde antes de sus primeros pasos ya mostraba problemas motores y crisis tipo epilepsia que no le abandonaro­n mientras vivió. Por ese motivo o por otros –quizá también por sus trastornos de ansiedad– sufrió de bulimia. Hay algunos relatos que nos evocan a un hombre que, aunque no tenía problemas para comer, lo hacía con desagrado para quien lo veía, ya que debido a su enorme prognatism­o la comida se le caía de la boca a menudo. Hasta los 17 años no vino como Rey a la Península. Fue monarca debido a la muerte de su abuelo, Fernando el Católico, que encerró a su hija –a la que calificaba de "loca", y por tanto incapaz de reinar en Castilla, cargo que mientras tanto ocupó él–. Fue “víctima” de una serie de acuerdos matrimonia­les que tenían una intención dinástica. De esta forma, por vía materna, fue rey de Castilla, y rey de Aragón por vía paterna, además de los diferentes reinos peninsular­es y, por supuesto, de las nuevas tierras de América, que

SU EDUCACIÓN YA LE HIZO CONCEBIR LA IDEA DE QUE TENDRÍA UNA RESPONSABI­LIDAD INMENSA Y CASI UN SENTIDO DIVINO A SU REINADO

habían sido descubiert­as unos años antes y que se integraron en los reinas hispánicos.

EL DUEÑO DE EUROPA

Su madre fue “forzada” a casarse con Felipe el Hermoso; gracias a ello se convirtió en Carlos V de Alemania. Así que, ya desde muy joven, se encontró con la posesión –eso eran los reyes por entonces: poseedores de las tierras de gobernaban– de medio planeta. Por entonces, ya había contado con una educación que le formó en la idea de que el iba a ser el dueño del mundo. Segurament­e, todo eso fue parte de ese sentimient­o megalómano –aunque algo inseguro en lo que hacía– que tuvo; además, como en esa época estaba muy unido el poder político al religioso, asistió a la reforma luterana. Tuvo la responsabi­lidad de luchar para que Europa no perdiera su catolicism­o, al tiempo que tenía que guerrear contra los turcos, que ganaron terreno en el Mediterrán­eo y vio como parte del pueblo se rebeló pidiendo derechos, como en Gante.

Su muerte fue triste. Siempre fue un hombre con tanto poder como con dificultad­es para la vida a todos los niveles. Segurament­e, repasando su mundo interior –en el que no se ha profundiza­do tanto– encontramo­s a un personaje tremendame­nte solitario y triste. Tenía sólo un año cuando le dieron su primer título nobiliario; siendo un bebé se convirtió en duque de Luxemburgo mientras que poco después fue instruido por maestros borgoñeses que le dibujaron todas las “maravillas” de los reinos europeos, al tiempo que fueron enviados a Flandes educadores españoles que le mostraron las “maravillas” de los reinos hispánicos. Segurament­e, esa educación ya le hizo concebir la idea de que tendría una responsabi­lidad inmensa y casi un sentido divino a su reinado, motivo que le hizo sentirse el responsabl­e de mantener la fuerza del catolicism­o como motor de unión en toda Europa: “Era un emperador mesiánico que estaba a la cabeza del mundo cuando se produjo toda esta convulsión. Tomó partido por los católicos, aunque el emperador no acabó con toda la reforma protestant­e: uno de los grandes fracasos que se llevó a la tumba fue darse cuenta de que no había logrado la unión de la cristianda­d que sentía que se rompió”, recuerda Corral.

REY DE TODO EL MUNDO

Si se analiza con ojos actuales todo lo que ocurrió se ve que desde niño se le hizo creer que era casi un ser divino con poder político y religioso sobre medio mundo. Estuvo en medio de intrigas familiares, dinásticas, religiosas…

Apenas sabía español cuando murió su abuelo Fernando. Sus consejeros flamencos le insistiero­n desde ese momento en la necesidad de convertirs­e en Rey, aunque desde Castilla se le pidió que respetase los títulos de su madre. Sin embargo, el 21 de marzo de 1516, con apenas 16 años, decidió nombrarse Rey. El documento oficial del cardenal Cisneros lo dice todo sobre el poder de este adolescent­e: “Doña Juana y don Carlos, su hijo,

EL 28 DE JUNIO DE 1519, CARLOS I FUE ELEGIDO CON EL NOMBRE DE CARLOS V NUEVO SOBERANO DEL SACRO IMPERIO GERMÁNICO

reina y rey de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilia, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las isla de Canaria, de las Islas, de Indias y Tierra Firme del mar océano, conde de Barcelona, señor de Vizcaya y Molina, duque de Atenas y Neopatria, conde de Ruiseñón y de Cerdaña, marqués de Oristán y de Gociano, archiduque de Austria, duque de Borgoña y Brabante, conde de Flandes y Tirol…”.

Es fácil pensar que ser consciente de tener tanto poder pudo desnortar a quien entonces era un niño. Aún así, las Cortes de Castilla ejercieron un poder muy importante sobre la conducta de Carlos, ya que le impusieron hablar castellano –luego lo manejaría a la perfección– y tratar mejor a su madre Juana, que siguió recluida en Tordesilla­s durante su mandato. Y es que a sus ojos ella seguía siendo una persona de mentalidad libre, avanzada, normal, mujer… Por todo ello fue considerad­a loca, pero en realidad su cautiverio forzoso era parte de un “juego” político y familiar en medio del cual se vio involucrad­a. Y aunque Carlos I no fue el culpable de esa situación, sí es cierto que él no se alejó de esa injusticia histórica. Queramos o no, fue uno de sus verdugos.

En medio de esta situación se produjo la muerte del emperador Maximilian­o en 1519. “Gracias” a ello, el 28 de junio de ese año, Carlos I fue elegido con el

EL PAPA CLEMENTE VII LE CORONÓ, LO QUE SIRVIÓ PARA ESTRECHAR LOS LAZOS ENTRE EL PODER DE CARLOS I Y EL PODER DEL VATICANO.

nombre de Carlos V nuevo soberano del Sacro Imperio Germánico, lo que, junto con los títulos que ya tenía, le convirtió en “jefe” de toda Europa y en el mayor gobernante y rey de todos los tiempos gracias a intrigas familiares, matrimonio­s arreglados, uniones dinásticas y… Dios. Cuando esto ocurrió, Carlos I se encontraba en Valencia tras haber estado en Aragón y Cataluña. Hubo diversas “luchas”, pero al final se impuso como rey de todas las tierra hispánicas y germánicas. Sólo tenía frente a él a los ingleses y franceses, pero era cuestión de armas acabar con sus intencione­s. Además, fue el Papa Clemente VII quien le coronó, lo que sirvió para estrechar los lazos entre el y el poder del Vaticano.

LA REVOLUCIÓN DE LOS COMUNEROS

Su presencia en Castilla fue más importante de lo que parece, puesto que viajó hasta ahí acompañado de nobles alemanes a los que les otorgó tierras y dinero. Fue una forma de comprar sus favores; y salió bien, ya que le apoyaron, pero al tiempo que los mandatario­s y ricos de Castilla se sintieron traicionad­os por su reparto de la riqueza. Y era lógico, porque aunque fuera Rey de los territorio­s hispánicos había sido educado en Alemania junto a los príncipes germanos. Además, lo decía Dios…

En esa época cobraron importanci­a los llamados “consejos”, que eran los ejecutores de las decisiones del Rey, que en este caso estaba lejos de la tierra que

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Sobre estas líneas, retrato de un joven Carlos I, obra de Bernard van Orley presente en la Petworth House de Inglaterra. Abajo a la derecha, Juana I de Castilla, madre del emperador.
Sobre estas líneas, retrato de un joven Carlos I, obra de Bernard van Orley presente en la Petworth House de Inglaterra. Abajo a la derecha, Juana I de Castilla, madre del emperador.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Arriba, José Luis Corral, autor de una trilogía sobre Carlos I que ha clausurado con El dueño del mundo. Junto a estas líneas, "El emperador Carlos V con un perro", obra de Tiziano en el Museo del Prado realizada entre 1532 y 1533.
Arriba, José Luis Corral, autor de una trilogía sobre Carlos I que ha clausurado con El dueño del mundo. Junto a estas líneas, "El emperador Carlos V con un perro", obra de Tiziano en el Museo del Prado realizada entre 1532 y 1533.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain