TODA LA VERDAD SOBRE EL 11-S
El mundo cambió para siempre el 11 de septiembre de 2001, cuando un comando suicida secuestró varios aviones comerciales en Estados Unidos y los estrelló contra diferentes objetivos de aquel país. Alrededor de 3.000 personas murieron, la mayoría de ellas en las Torres Gemelas de Nueva York, marcando así el trágico inicio del siglo XXI. Todavía hoy, dieciocho años después, quedan líneas de sombra en una investigación que comprometió también a España: el líder de la célula, Mohamed Atta, viajó varias veces a nuestro país para preparar el atentado.
ESTA ES LA HISTORIA DEL MUNDO. TODO LO QUE TENEMOS ALREDEDOR SE EMPEZÓ A CONSTRUIR TRAS EL 11-S, PERO HAY MUCHAS COSAS QUE NO SABEMOS. LO QUE HAY DETRÁS DE ESTE SUCESO Y DE LA HISTORIA PREVIA DEBE SER CONOCIDO. SI LO HACEMOS QUIZÁ PODAMOS JUZGAR CON MÁS CRITERIO. POSIBLEMENTE, EL MUNDO NO TIENE TODAS LAS CARTAS. NOSOTROS TE OFRECEMOS ALGUNOS NAIPES QUE QUIZÁ AYUDEN A COMPRENDER QUE LO QUE CAYÓ ESE DÍA FUE ALGO MÁS QUE DOS DE LOS RASCACIELOS MÁS IMPORTANTES DEL GLOBO.
Afganistán era de los nuestros, entendiendo por nuestros a los occidentales. Los talibanes eran de los nuestros, ya que las barbaridades que hacían eran del agrado de nuestros países. Era la frontera entre aquel mundo y nuestro mundo. Ellos eran los buenos, pero Occidente –y como tal me refiero al cúmulo de intereses que definen a los gobiernos de los países ricos, con América y Europa a la cabeza– decidió usar su balanza para arrojarlos por la borda y mandarlos al destierro por haber hecho el 11-S lo que siempre hicieron: sembrar muerte y dolor. Sin embargo, hasta ese día la muerte y el dolor que sembraron hundían sus raíces en los juegos estratégicos de los que mandan en el mundo.
Con la caída de la Torres Gemelas se cerró una era y comenzó otra. Sin lugar a
dudas, aquel suceso fue el más importante de la historia tras la Segunda Guerra Mundial, pero no se puede ver como un incidente que estuviera al margen del orden mundial que se erigió tras el conflicto global, que marcó también el comienzo de la Guerra Fría. En aquella época pasaron muchas cosas que podrían resumirse en un estado de la situación y en un titular: Estados Unidos y la URSS son los dos polos del mundo y están enfrentados para ser los líderes del planeta.
Por entonces, los rusos eran malos y cualquier cosa que saliera de ellos era poco menos que veneno para la dignidad. Entre quienes estaban en esa posición, entre quienes luchaban contra los rusos, entre los que nos hacían ver que los comunistas eran los enemigos a batir, se encontraban los talibanes, que luchaban contra ellos usando coches bomba, explosivos y armas. Sembraron de muerte medio mundo, y ese medio mundo –entre los que estábamos nosotros– les quería.
EL AMIGO DE LOS TALIBANES: RAMBO
En 1978 se produjo en Afganistán la revolución Saur, que no fue más que el alzamiento de los islamistas radicales –los muyahidines, más conocidos como guerreros islámicos– contra los rusos, que dominaban el país. Aquella guerra de buenos y malos duró mucho tiempo y pasó a ser parte de la cultura popular, aunque nos hemos olvidado de ciertas cosas, por vergüenza o por desmemoria. En 1988 se proyectó la película Rambo III, una saga que forma parte de la historia del cine, más por su reflejo sociológico que por su capacidad artística. En aquella película, Rambo –interpretado por Sylvester Stallone- viaja a Afganistán para luchar junto a los defensores de Estados Unidos, que eran los
LA CASA SAUD, TRAS MUCHAS DELIBERACIONES, ENTREGÓ EL SUCULENTO CONTRATO A LA EMPRESA SAUDÍ BIN LADEN GROUP
buenos, buenísimos, casi unos santos. Y he aquí que entre esos defensores estaban los talibanes, uno de los cuales ya había sido elegido como activista porque era uno de los buenos que tenía la capacidad de poder entrar en acción.
A ese hombre se le puso una lista para reunir a los defensores de la libertad y un centro en el que reunir a todos los salvadores del mundo. Esa “casa de huéspedes” – así se llamó el lugar– estaba dirigida por… ¡Osama Bin Laden! Ha pasado medio siglo de aquello y ya se encuentra en la historia. Y una de las principales cosas que se le pueden exigir a la historia es repetir lo ocurrido hasta la saciedad si los hechos relatados pueden ayudar a entender más el presente. Por cierto, esa “casa de huéspedes” fue conocida como “Al Qaeda”.
Como decía, todo comenzó al acabar la Segunda Guerra Mundial. En Arabia Saudí el poder ya recaía sobre la Casa Saud, pero aún tenía que fortalecerlo. Para conseguir el aprecio de su pueblo, la realeza decidió cambiar la cara a Riad, la capital del país, de modo que era necesario hacer una serie de reformas en toda la ciudad.
El proyecto era uno de los más importantes planes urbanísticos de la historia. La Casa Saud, tras muchas deliberaciones, entregó el contrato a la empresa saudí Bin Laden Group. Puedes tirarte de los pelos si quieres… ¡Ah! Cuando nos hablen de las malas relaciones de los Bush –el clan que mandaba en Estados Unidos el 11-S– convendría saber que Prescott Bush, uno de los iniciadores del clan, fue condenado por tribunales internacionales debido a su apoyo a empresas nazis –Luffwaffe, entre ellas– durante la guerra mundial. ¡Ah! No muchos años después, se nombró como agente de la CIA a un hombre llamado George Bush, que se encontraba al frente de una empresa petrolífera. Dirigió el asalto de Bahía Cochinos en Cuba; y aunque aquello fue un fracaso, lo cierto es que este apellido siguió creciendo, ya que sus empresas petrolíferas tuvieron como grandes inversores a la familia real saudí. Eso ocurrió durante los años setenta del siglo pasado. Esa
inversión la dirigió el saudí Bin Laden Group… ¿Os suena?
OSAMA BIN LADEN: EL AMIGO
Entonces, el grupo estaba liderado por el hermano mayor de la familia, un tal Salem, que estaba como loco tratando de reconducir la conducta demasiado occidental de uno de los miembros de clan, un hombre llamado Osama Bin Laden, que era el hombre preferido por los norteamericanos y a quien habían puesto al frente de la casa de huéspedes. Hay muchas cosas que explican demasiadas cosas que dan vergüenza, pero en los años 90 del siglo XX sus representantes –los talibanes– viajaron en numerosas ocasiones a Houston, donde se encontraba la sede de la empresa petrolífera Arbusto Energy y que es la principal entre las que tenían interés petrolero por parte de los talibanes.
El llamativo atuendo y origen de este grupo, además de sus ideas contra las mujeres –querían la vuelta a las leyes clásicas en Afganistán, entre ella la obligación de que ellas usaran burka–, llamaron la atención, pero los dueños de la empresa petrolífera iniciaron una labor de comunicación para convencer a la sociedad de que los de esa secta –los talibanes– eran puros y buenos, que aunque eran “raritos” se trataba de los salvadores de las costumbres. Bueno, pues el dueño de esa empresa fue después presidente de los Estados Unidos…
REVOLUCIÓN, GUERRA, GOLPES DE ESTADO… Y LÍNEA DURAND
En esa época los talibanes ya habían ganado la guerra civil que se inició tras la llamada Revolución de Saur, que tuvo lugar en 1978, cuando el gobierno de entonces se alió con los rusos, pese a la oposición armada de los islámicos, organizados bajo el nombre de muyahidines, que son los actuales yihadistas. Estos grupos tuvieron el apoyo y financiación de los países occidentales, especialmente de Estados Unidos, Arabia Saudí y Pakistán, país con el que estaba en conflicto desde mucho tiempo antes, exactamente desde 1893, cuando un funcionario británico llamado Mortimer Durand decidió establecer una línea de casi 3.000 kilómetros que separaría Afganistán de Pakistán. Esa línea se convirtió en un problema de talla mayúscula en 1947, cuando se decidió la independencia de Pakistán. Se tomó la Línea Durand para determinar dónde empezaba y acababa el país, pero esa línea usó como referencia para la partición territorios tribales que no eran ni de uno ni de otro. Esos territorios fueron puestos del lado de Pakistán, pero Afganistán los reclamó. Se trataba de zonas tribales, especialmente pastunes, que por naturaleza eran más de Afganistán que de otro lugar; en esos territorios nacieron movimientos islámicos que, por un lado, reclamaban unos derechos históricos –y en algunos casos, también un país propio–, pero entre ellos hubo algunos que usaron las armas para conseguir sus objetivos. En esos lares comenzó su historia el mundo talibán y Osama Bin Laden…
En esta historia es muy importante el rey Zahir Shah, que estuvo al frente del país entre 1933 y 1977. Tuvo que lidiar con una situación impuesta por la historia –la división de la Línea Durand–, hasta que en 1969 decretó la primera Constitución, texto legal que era mucho
ESTOS GRUPOS TUVIERON EL APOYO Y LA FINANCIACIÓN DE LOS PAÍSES OCCIDENTALES, ESPECIALMENTE DE ESTADOS UNIDOS, ARABIA SAUDÍ Y PAKISTÁN
más avanzado del que disponían muchos países occidentales. Imponía la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, ya que existían algunas fuerzas tradicionales muy influencias por la sharia, de raíz muy machista. Seamos sinceros: las fuerzas que estaban a favor de la ley islámica y de la falta de derechos a mujeres y parias eran los occidentales. Incluso a raíz de esa constitución abrió sus puertas la primera universidad del país en Kabul, pero esa igualdad de derechos y la educación libre fueron condenadas en Europa y Estados Unidos como un demonio y una locura impuesta por los rusos. Sí, has leído bien…
En 1969 hubo enormes enfrentamientos en las calles. Las revueltas tenían origen en las universidades, pero las malas cosechas y el hambre subsiguiente de 1970 destruyó la escasa estabilidad del país. Finalmente, un golpe de Estado contra el rey finalizó con cuarenta años en el poder. Zahir Shah huyó a Francia mientras tomaba cargo el nuevo presidente, llamado Nur Muhammad Taraki, que aparentemente estaba más cerca de los soviéticos, pero su presencia no pacificó para nada el país. En septiembre de 1979 fue asesinado. Su sustituto fue ejecutado.
CUANTO MEJOR… PEOR
La posterior intervención soviética de diciembre de 1979 tenía como fin parar toda aquella inestabilidad. Fue en ese momento
LA PRIMERA UNIVERSIDAD ABRIÓ SUS PUERTAS EN KABUL, PERO LA IGUALDAD DE DERECHOS Y LA EDUCACIÓN LIBRE FUERON CONDENADAS EN EUROPA Y EE.UU.
cuando se produjo uno de los momentos más asquerosos y ruines de la historia del planeta. En Afganistán cambiaron las cosas tanto que el país se puso al nivel de los más desarrollados del mundo. Se impuso el salario mínimo interprofesional, se legisló de forma definitiva para certificar la igualdad de hombres y mujeres, bajaron por ley los precios de los productos de primera necesidad, se llevó a cabo un enorme proceso de alfabetización, se suprimió la usura… Aquello no gustó en Occidente y se alentaron y dieron fondos a fuerzas islamistas, se entregó dinero a todo tipo de grupos ideológicos –entre ellos, a los talibanes– que querían una vuelta atrás y se entregaron misiles a la resistencia. De esta manera, Occidente, y no Afganistán, podía controlar la entrada y salida de petróleo por el Golfo Pérsico.
Como el mundo estaba cambiando por entonces, Gorbachov decidió secundar la petición de la ONU de la salida de los soviéticos de Afganistán. La presión que sufrió fue enorme, pero si salía con sus tropas de allí todo el mundo reconocería su valentía para acabar con el dominio soviético de medio planeta. Luego llegaron el hambre, la guerra, la muerte, la opresión del trabajador y de la mujer… El último capítulo se inició el 11-S. Y los que habían defendido a los opresores les quitaron su apoyo, pero se lo dieron a otros que pensaban los mismo y siguieron llevando al país por el camino de la muerte. Eso sí: de la mano de la libertad… (Ironía).
GORBACHOV DECIDIÓ SECUNDAR LA PETICIÓN DE LA ONU DE LA SALIDA DE LOS SOVIÉTICOS DE AFGANISTÁN. LUEGO LLEGARON EL HAMBRE, LA GUERRA Y LA MUERTE