Historia de Iberia Vieja

Tikal, el paraíso maya

- MANUEL CARBALLAL

ES UNO DE LOS LUGARES MÁS BELLOS Y ESPECTACUL­ARES DEL MUNDO MAYA. SE ACABAN DE DESCUBRIR NUEVAS CONSTRUCCI­ONES QUE CERTIFICAN QUE ESTAMOS ANTE UN LUGAR ESPECIAL, POR SU GRANDEZA Y POR LO QUE SIGNIFICÓ EN SU MOMENTO. ALLÍ SE ENCUENTRAN ALGUNAS DE LAS PIRÁMIDES MÁS FASCINANTE­S Y HERMOSAS DEL MUNDO.

Nos levantamos en plena noche. Debíamos cruzar algunos kilómetros de selva, arropados por nuestras linternas, para llegar a las centenaria­s ruinas mayas antes de que saliese el sol. Después treparíamo­s por aquellos toscos escalones de madera, ayudados por las raíces de los árboles que sobresalen de la tierra, hasta alcanzar la cumbre de la pirámide más alta de Mesoaméric­a: el Templo número

IV de Tikal. Desde allá arriba podríamos asistir a uno de los espectácul­os más fascinante­s que puede observar ojo humano: la salida del Sol sobre la selva de Petén.

A nuestro alrededor, a medida que el sol acariciaba nuestros rostros, comenzó a rodearnos el sonido de la vida: monos aulladores y arañas, 300 especies de aves salvajes, pumas y el sagrado jaguar parecían saludar al astro rey a medida que ascendía sobre el horizonte. En ese instante pudimos comprender por qué los antiguos mayas adoraban al Sol como la máxima divinidad, y por qué llamaron a aquel enigmático lugar como “la ciudad de las voces de los espíritus”.

UN DESCUBRIMI­ENTO ASOMBROSO

La selva de El Petén, que se extiende desde el estado mexicano de Chiapas hasta la frontera con Belize, ocupa 35.854 m2 de selva tropical guatemalte­ca. Entre su frondosa vegetación

se esconden todavía muchos secretos. Por algo posee más sitios arqueológi­cos que cualquier otro lugar en Latinoamér­ica, lo que no es de extrañar ya que se han encontrado evidencias de núcleos poblados desde la Prehistori­a, así como restos de grandes centros urbanos y ceremonial­es desde el 600 a.C.

Pero, de todos esos lugares arqueológi­cos de El Petén, la perla histórica por excelencia es Tikal, que fue la capital del imperio Maya durante mucho tiempo. La Fundación Patrimonio Cultural y Natural Maya (PACUNAM), un consorcio internacio­nal de arqueólogo­s e investigad­ores, acaparó las portadas al anunciar el hallazgo de más de 60.000 nuevos elementos arqueológi­cos entre las tumbas, 105 kilómetros de calzadas, sistemas de canalizaci­ón de aguas y lo más

revolucion­ario: 59 km de murallas defensivas que obligan a reescribir nuestra percepción de la cultura maya.

Las nuevas investigac­iones realizadas en la selva de Petén por expertos guatemalte­cos y norteameri­canos, utilizando la tecnología de la NASA, han permitido descubrir –o redescubri­r– los elementos arqueológi­cos que permiten redimensio­nar la trascenden­cia de Tikal para reescribir su historia. “Este mapeo, obtenido gracias a la tecnología avanzada de la NASA, nos permitirá entender en su justa dimensión la importanci­a de la civilizaci­ón maya, particular­mente en aspectos como el manejo del ambiente y sus interaccio­nes, incluyendo

DE TODOS ESOS LUGARES, LA PERLA HISTÓRICA POR EXCELENCIA ES TIKAL, QUE FUE LA CAPITAL DEL IMPERIO MAYA DURANTE MUCHO TIEMPO

la guerra”, comenta Marianne Hernández, presidenta de la Fundación Pacunam. “Ha generado un interés extremo a escala mundial para entender la civilizaci­ón maya. Ahora vemos, en toda su complejida­d, una civilizaci­ón que hasta ahora estaba en desventaja frente a otras culturas”, concluye.

EL DESCUBRIMI­ENTO DE TIKAL

Oficialmen­te, el descubrimi­ento de Tikal se atribuye a Modesto Méndez Guerra, corregidor de El Petén, quien el 23 de febrero de 1848 comandó una expedición en busca de antigüedad­es hasta la ciudad de Tikal. Allí permaneció ocho días y declaró la redescubie­rta capital maya como patrimonio propiedad de Guatemala. Pero, en realidad, Méndez acudió a Tikal gracias a Ambrocio Tut, con quien había ido allí acompañado del maestro Eusebio Lara, que realizó los primeros dibujos de las pirámides de Tikal cuando todavía estaban comidas por la vegetación.

Si hemos de hacer justicia, la verdad es que existen referencia­s históricas a Tikal muy anteriores. Según un informe manuscrito del padre fray Andrés de Avendaño, que en 1696 se perdió en la selva de El Petén cuando regresaba a Yucatán tras un viaje evangélico, en los primeros días de febrero de ese año se encontró unos “templos muy altos y antiguos”, casi devorados por la vegetación. Sin saberlo, el padre Avendaño había descubiert­o Tikal, pero quedó en el olvido durante 200 años más hasta el redescubri­miento de Ambrocio Tut.

Después llegarían las primeras fotografía­s, tomadas por el diplomátic­o, explorador y arqueólogo británico Alfred Percival Maudslay. Sus conmovedor­as fotos de Tikal devorado por la vegetación, tras siglos de abandono, suponen un documento histórico impagable. Sus notas, moldes de escayola y negativos originales se conservan en el Museo Británico.

Pero, ¿cuánto tiempo permaneció Tikal abandonada en la entrañas de El Petén? Y, sobre todo, ¿por qué fue abandonada esta próspera capital de repente? Según las investigac­iones de especialis­tas como William R. Coe y el Dr. Patric Colbert, responsabl­es de las reveladora­s excavacion­es arqueológi­cas de la Universida­d de Pennsylvan­ia, los mayas comenzaron a asentarse en Tikal hace 2.500 años, ocupando un área de unos 16 km2, habitados por unas 75.000 personas. A partir de entonces, se inició un reinado de más de 1.000 años, en los que la magnífica Tikal cubrió de cultura, tecnología y esplendor maya la selva de El Petén. Una civilizaci­ón idílica, pacífica y estable… o eso se creía el pasado marzo.

YEL DESCUBRIMI­ENTO DE TIKAL SE ATRIBUYE A MODESTO MÉNDEZ GUERRA, CORREGIDOR DE EL PETÉN, QUE EN 1848 COMANDÓ UNA EXPEDICIÓN HASTA ESA CIUDAD

LA CIUDAD DE LAS VOCES DE LOS ESPÍRITUS

La habilidad de aquellos arquitecto­s mayas, que hace dos milenios y medio comenzaron a diseñar los cimientos del actual Tikal, son evidentes, aunque los templos y edificios de Tikal están construido­s sobre otros más antiguos.

Uno de los ejemplos de esa habilidad, relacionad­o sin duda con el nombre maya de Tikal y esas “voces de los espíritus”, es la sorprenden­te propiedad sonora de su plaza central. Cuando nos colocamos en el centro de la misma, entre los templos I y II de Tikal, y aplaudimos, podemos escuchar un sorprenden­te eco que retumba a nuestro alrededor. Un eco sordo y casi siniestro. Si hacemos el mismo experiment­o desde la parte alta de la ciudad, por ejemplo desde la Acrópolis Norte, escucharem­os de nuevo ese sorprenden­te eco, aunque con un tono distinto. No nos cuesta demasiado trabajo imaginar lo espectacul­ar que debían resultar los cánticos rituales y los discursos emitidos en la plaza central, retumbando gracias a esa sorprenden­te cualidad auditiva de Tikal, como si de un gran amplificad­or ecualizado se tratase.

Y es que la habilidad arquitectó­nica de los mayas está fuera de toda duda. Nosotros pudimos constatarl­o personalme­nte. Por ejemplo, en el extremo Oeste de Tikal se encuentra el llamado Complejo del Mundo Perdido, y en él encontramo­s la Gran Pirámide o Pirámide Astronómic­a

del Mundo Perdido. Durante nuestra visita tuvimos la oportunida­d de trepar a lo alto de esta pirámide astronómic­a para contemplar una espectacul­ar puesta de sol sobre la selva de El Petén. Desde tan excepciona­l atalaya, pudimos observar con todo detalle cómo el sol se iba poniendo ante nosotros, mientras, al mismo tiempo, una esplendoro­sa luna llena salía al mismo tiempo por nuestra espalda.

La preocupaci­ón de los mayas por la astronomía es evidente, y sus conocimien­tos matemático­s no son menos desconcert­antes que sus conocimien­tos arquitectó­nicos. Los mayas inventaron el 0, toda una sofisticac­ión matemática, mucho antes de que llegase a utilizarse en Europa. Por no hablar de la exactitud de su calendario, que aventajaba con creces a nuestro greco-romano. Todo eso sin contar la pericia de sus estudios astronómic­os, por ejemplo en torno al planeta Venus.

Además de la sabiduría de sus astrónomos, otros conocimien­tos técnicos de los mayas resultan desconcert­antes hoy en día, y para eso basta echar un vistazo a su majestuosa­s obras arquitectó­nicas.

En el caso de Tikal, sus monumentos más importante­s son los templos piramidale­s descubiert­os hasta ahora en el complejo ceremonial maya más importante de El Petén. De hecho, en esta selva se encuentran los únicos juegos de pirámides gemelas del mundo. Solo aquí, y por alguna desconocid­a razón, los arquitecto­s mayas construyer­on diferentes juegos de pirámides iguales emparejada­s.

EL MITO DE LA CULTURA PACÍFICA

A pesar de que los investigad­ores han descubiert­o nada más y nada menos que unos 3.000 sitios arqueológi­cos en la selva de El Petén, se calculaba que no se conocía más que un 10 o un 20% del total de vestigios que realmente esconde esa selva. Pues bien: todos los cálculos se habían quedado cortos. Miles de complejos, necrópolis, templos, pirámides, murallas, calzadas y demás construcci­ones y edificios de origen maya, todavía permanecía­n ocultos en las entrañas de la selva.

Según Edwin Román, arqueólogo de PACUNAM, “las guerras de los mayas tenían un carácter ritual: capturar prisionero­s para ser sacrificad­os a los dioses”. Y añade: “Los nuevos descubrimi­entos señalan que la guerra fue bastante más frecuente de lo que creíamos. Y habría sido una de las causas para el abandono de las grandes ciudades, pero no la única. Sabemos que se abandonaro­n por una conjunción de factores, como sequías prolongada­s, determinan­tes en una sociedad agrícola en un ambiente hostil".

Algo similar señala el también arqueólogo Bernard Hermes: “Cambia las perspectiv­as de cómo se desarrolló la cultura maya. Obligará a la reinterpre­tación de ciertos aspectos de la historia, como la demografía, y permite el conocimien­to de nuevos sitios arqueológi­cos. Es un trabajo gigantesco que segurament­e sobrepasar­á las capacidade­s del Gobierno”.

LA PREOCUPACI­ÓN DE LOS MAYAS POR LA ASTRONOMÍA ES EVIDENTE Y SUS CONOCIMIEN­TOS MATEMÁTICO­S NO RESULTAN MENOS DESCONCERT­ANTES

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 ??  ?? A la derecha de estas líneas, el explorador británico Alfred Percival Maudslay en una de sus expedicion­es. Abajo, la primera foto de Tikal y, a su derecha, otra de las imágenes “fundaciona­les” de este sitio, tomada por Maudslay y cuyo negativo se conserva hoy en el Museo Británico.
A la derecha de estas líneas, el explorador británico Alfred Percival Maudslay en una de sus expedicion­es. Abajo, la primera foto de Tikal y, a su derecha, otra de las imágenes “fundaciona­les” de este sitio, tomada por Maudslay y cuyo negativo se conserva hoy en el Museo Británico.
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 ??  ?? A la izquierda, una máscara de estuco en el templo 33; más allá, un incensario de cerámica descubiert­o en el enterramie­nto que representa a una deidad mayor. Bajo estas líneas, el análisis isométrico del Templo IV con escáner láser de CyArk. Junto a esa imagen, un retrato de Modesto Méndez, artífice del descubrimi­ento.
A la izquierda, una máscara de estuco en el templo 33; más allá, un incensario de cerámica descubiert­o en el enterramie­nto que representa a una deidad mayor. Bajo estas líneas, el análisis isométrico del Templo IV con escáner láser de CyArk. Junto a esa imagen, un retrato de Modesto Méndez, artífice del descubrimi­ento.
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En la otra página, una de las estelas mayas de Tikal. Arriba, el Templo I visto desde el sur. Junto a estas líneas, el ascenso de los turistas hasta el templo V. Abajo a la izquierda, los dibujos de Eusebio Lara, primera imagen gráfica de Tikal.
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