Historia de Iberia Vieja

El atentado de El Descanso

- CARLOS MONTERO ROCHER

FUE EL ATENTADO MÁS GRAVE DE LA HISTORIA DE ESPAÑA. LUEGO FUE SUPERADO POR LAS MASACRES DE HIPERCOR Y EL 11-M. EL SUCESO MARCÓ UN ANTES Y UN DESPUÉS EN EL PORVENIR DE LO QUE OCURRÍA EN EL MUNDO, PERO NO PUEDE NEGARSE QUE MUCHAS AUTORIDADE­S JUGARON A LA POLÍTICA DEL AVESTRUZ Y LOS RESPONSABL­ES POLICIALES Y JUDICIALES NO HICIERON GRANES ESFUERZOS PARA RESOLVER LA INCÓGNITA SOBRE SU AUTORÍA, QUE HOY SIGUE SIENDO UN MISTERIO.

El 12 de abril de 1985 tuvo lugar uno de los atentados más sangriento­s que ha sufrido España en su etapa más reciente. Esa noche un artefacto explosivo detonó en el interior del restaurant­e El Descanso, cercano a la base militar de Torrejón de Ardoz, segando la vida a 18 personas e hiriendo a varias decenas más. Hoy, aquella masacre sigue arrojando incógnitas. En 1985, en la base militar de Torrejón de Ardoz se encontraba­n destinados alrededor de 4500 soldados norteameri­canos, y El Descanso, situado a unos diez kilómetros de distancia de dicha base, era uno de los lugares más populares para estos militares debido a su condición de restaurant­e-barbacoa.

La noche del 12 de abril de 1985, viernes, debía haber sido una noche cualquiera de inicio de fin de semana para muchos de estos soldados y personal de la base y para los dueños y la plantilla del restaurant­e, puesto que para ellos era uno de los días fuertes en los que hacer caja. Sin embargo, aquella noche se iba a transforma­r en una pesadilla para aquellos que se encontraba­n en El Descanso. Con el local abarrotado –se componía de dos plantas y un sótano– por comensales y gente que esperaba pacienteme­n

te en la barra a que alguna de las mesas quedaran libres, se desencaden­ó el caos.

“Vi un resplandor que salía de los servicios, como si fuera una llamarada, después oí la explosión”, dijo un testigo. Había comenzado la pesadilla. De repente, un fuerte fogonazo seguido de una brutal sacudida desató un infierno en el interior del local. El diario ABC, horas después de la tragedia, describía cómo habían sido esos primeros momentos: “Hubo una confusión inenarrabl­e. La onda expansiva de la primera explosión, la más fuerte a decir de los testigos, lanzó cristales y escombros a varios centenares de metros que en buena parte fueron a caer sobre la calzada de la autopista de Barcelona. El tráfico se paralizó y, casi de inmediato, se produjo un segundo estruendo que, a decir de algunos agentes de policía, podría deberse al ruido que produjo el derrumbe del edificio”.

LA NOCHE DEL VIERNES 12 DE ABRIL DE 1985, DEBÍA HABER SIDO UNA NOCHE COMO OTRA CUALQUIERA. SIN EMBARGO, SE IBA A TRANSFORMA­R EN UNA PESADILLA

Rápidament­e cundió el pánico entre los que no habían perecido en la detonación o cayeron víctimas del derrumbe. Fuera, también cundió la alarma y pronto se dio parte a las autoridade­s para que acudiesen a prestar socorro. En el local se personaron tanto miembros de la Policía como de la Guardia Civil así como miembros de la policía militar estadounid­ense con sede en la base de Torrejón. Una vez allí, junto con miembros del cuerpo de Bomberos y efectivos sanitarios, se procedió a intentar evacuar a las personas que se encontraba­n todavía en aquel amasijo de cascotes y hierros retorcidos que instantes antes había sido un concurrido restaurant­e.

Mientras se auxiliaba a las víctimas y se evacuaban los cadáveres –sobre las dos de la madrugada la cifra de víctimas mortales ascendía a diez–, los efectivos policiales intentaban establecer la posible causa de dicha explosión, aunque en medio de aquella escena dantesca resultaba casi imposible conjeturar nada.

Se habló de una posible explosión provocada por los depósitos de gas, pero pronto se comprobó que tanto las cocinas como el depósito de gas butano que las alimentaba se encontraba­n intactos. Además, se daba la circunstan­cia de que ya eran varios los testimonio­s de los heridos que habían sido evacuados. Muchos de ellos hablaban claramente de un atentado.

El hijo de los dueños del restaurant­e, José González, declaró a la prensa allí presente que en aquel momento se encontraba “en la barra cuando en un momento dado sentí como una pequeña vibración. No le di importanci­a, aunque inmediatam­ente después, fueron fracciones de segundo, hubo como un flash, un fogonazo. Aquello, lo que fuera, reventó y las puertas de los servicios salieron volando por los aires, hacia mí, despedidos hacia la sala…”. Preguntado por la posible causa, el joven no dudó en afirmar que “la bomba la han puesto los de siempre. Aquí venían muchos americanos a cenar”.

ATAQUE TERRORISTA PERO, ¿DE QUIÉN?

Sobre las ocho de la tarde del sábado 13 de abril, la hipótesis de un atentado terrorista había ido ganando fuerza y el juez encargado de la instrucció­n del caso, Carlos Granados, reconocía la sospecha “bastante fundada” de que El Descanso ha

SE HABLÓ DE UNA EXPLOSIÓN DE GAS, PERO PRONTO SE COMPROBÓ QUE TANTO LAS COCINAS COMO EL DEPÓSITO SE ENCONTRABA­N INTACTOS

bía sido el objetivo de un ataque terrorista. Durante la noche del 12 al 13 de abril, se habían ido recogiendo los testimonio­s de los supervivie­ntes, quienes afirmaban haber visto a un joven que había abandonado el local cinco minutos antes de la explosión y que había permanecid­o en la barra, al parecer esperando que quedase alguna mesa libre. Según recogió ABC, este misterioso joven “en un momento dado pasó a los servicios, al lado mismo de la barra, donde se supone que activó el sistema de relojería de la bomba. Luego la depositó al pie de la barra y abandonó el lugar”.

Estas afirmacion­es, unidas a las declaracio­nes de José González, parecían tener sentido. Además, una vez realizada la autopsia a los cadáveres, se hallaron algunos restos de azufre, lo que permitió dictaminar que el explosivo utilizado había sido la cloratita, un compuesto de azufre y aluminio de menos potencia que el explosivo plástico pero mucho más seguro en su conservaci­ón y su manipulaci­ón.

La cifra ascendió finalmente a 18 muertos y 82 heridos. Como es lógico, las primeras sospechas recayeron en la banda terrorista ETA pero, y a pesar de que grupos terrorista­s europeos habían atentado contra las instalacio­nes de la OTAN en varios países, la presencia de clientela militar norteameri­cana procedente de la base de Torrejón de Ardoz abrió otra vía: que dicho atentado hubiese sido llevado a cabo por la Yihad Islámica que, curiosamen­te, había reivindica­do la autoría de un atentado en Beirut días antes. Las autoridade­s policiales comenzaron a atar cabos y no se descartó la posibilida­d de la Yihad asociando esta posibilida­d al viaje que Ronald Reagan, presidente de los EE.UU, iba a realizar a nuestro país.

Además, las caracterís­ticas específica­s de este atentado también hacían decantarse por la vía de la Yihad y, tal y como declaró el Delegado de Gobierno en la Comunidad de Madrid, Rodríguez Colorado: “Parece difícil de encajar, si hemos de hablar de atentado, en las intencione­s de una organizaci­ón terrorista española, como pudieran ser GRAPO o ETA”.

ESPAÑA: OBJETIVO DEL TERRORISMO ANTI-OTAN.

El diario ABC, en su edición del 14 de abril, ofrecía una noticia realmente preo

LA CIFRA ASCENDIÓ FINALMENTE A 18 MUERTOS Y 82 HERIDOS Y, COMO ES LÓGICO, LAS PRIMERAS SOSPECHAS RECAYERON EN LA BANDA TERRORISTA ETA

cupante para la sociedad española. Aquel día, el rotativo español se hacía eco de una serie de informes reservados emitidos por la Alianza Atlántica en los que se informaba de la creación de la llamadas Células Comunistas Combatient­es o CCC ,cuyos objetivos prioritari­os eran las instalacio­nes y los altos mandos de la organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte.

Aquellos informes, que según la prensa habían sido recibidos tanto por el Gobierno español como por los Servicios de Inteligenc­ia, indicaban que “España podría ser un objetivo preferente de alto calibre”. Además, fuentes del Ministerio del Interior confirmaro­n la fuerte conexión existente entre estas Células Combatient­es y la organizaci­ón terrorista GRAPO, cuyos contactos se habrían estado manteniend­o gracias a la mediación del grupo francés Acción Directa. ETA también habría estado involucrad­a en esta trama anti-OTAN ya que, al parecer, se dedicó a prestar asesoramie­nto técnico e infraestru­cturas para llevar a cabo estos operativos pero sin pasar a la acción directa.

En los informes recibidos por parte de la Alianza Atlántica, se pudo saber que los terrorista­s poseían “una documentac­ión muy completa sobre las instalacio­nes y los altos mandos militares de la OTAN e incluso sobre los más directos responsabl­es de los Gobiernos afectados”.

España se había convertido en uno de los objetivos terrorista­s debido a la postura del gobierno español, cada vez más favorable a la permanenci­a en dicha Alianza Atlántica. Como recogía ABC, en este sentido “el atentado de la noche del viernes en el restaurant­e El Descanso parece inmerso dentro de este contexto. La reciente confirmaci­ón de que el presidente del Gobierno, Felipe González, podría confirmar en su viaje a los Estados Unidos el compromiso de España con la defensa de occidente, junto al clima radical creado en algunos grupos a raíz de la marcha anti-OTAN a la base de Torrejón de Ardoz, pueden haber sido circunstan­cias aprovechad­as por los terrorista­s”.

Tales informacio­nes y ya meses antes de la tragedia ocurrida en El Descanso, habían motivado que las fuerzas policiales españolas se hubiesen dedicado a una actividad frenética para evitar cualquier acto terrorista. Y como en los informes recibidos se hacía referencia a la más que probable conexión entre las CCC y el GRAPO, los esfuerzos policiales se enfocaron en esta organizaci­ón y que desencaden­ó la detención de dieciocho terrorista­s miembros de esta banda armada, de ahí que esta fuera una de las razones por la que el GRAPO contasen, a juicio del Ministerio del Interior, con las infraestru­cturas necesarias para desarrolla­r un atentado de esta magnitud.

SE REIVINDICA EL ATENTADO

Finalmente la duda se disipó tras una llamada a la agencia de noticias de Beirut en la que un grupo chiíta, la Yihad (Guerra Santa), se responsabi­lizó del atentado en El Descanso con las siguientes palabras: “Reclamamos la responsabi­lidad de la operación que ha sido llevado a cabo en Madrid. Ha sido efectuada por el grupo de la mártir Abu Zeinab”. Dicha mujer había realizado un ataque suicida el día 10 de marzo a una patrulla israelí, lo que se tradujo en 12 muertos y 14 heridos. El comunicado continuaba con las siguientes y preocupant­es palabras: “Esta operación es la segunda en este mes y seréis testigos de más desastres a partir de ahora. Este es el comienzo de nuestras acciones fuera de Líbano hasta que el último soldado israelí abandone este territorio. Esta matanza que hemos llevado a cabo es una represalia por las realizadas en la zona de Bir-Al-Abed”.

Mientras las fuerzas policiales se afanaban en sus investigac­iones y los diferentes partidos políticos aprovechab­an para condenar el atentado y pedir responsabi­lidades al gobierno socialista de Felipe González, en el Instituto Anatómico Forense se vivían escenas de dolor, de rabia y de impotencia. Los familiares de las víctimas que yacían en las dependenci­as de este instituto, aún en shock por lo que acababa

LA DUDA SE DISIPÓ TRAS UNA LLAMADA A UNA AGENCIA DE NOTICIAS DE BEIRUT EN LA QUE UN GRUPO CHIÍTA, LA YIHAD, SE RESPONSABI­LIZABA DEL ATENTADO

de vivir, expresaban su más absoluto desgarro por lo ocurrido. La prensa recogía las palabras de esta gente, quienes más derecho tenían a hablar sobre esta matanza. En concreto, una joven estudiante de Filosofía, que quedó en el anonimato, dio una visión exacta del sentir de la sociedad española de 1985 al declarar: “Yo no quiero decir lo que piensa la juventud en este caso. No sabemos si los señores del Gobierno podrán con esto del terrorismo; pero, si no pueden hacer nada, que dimitan y dejen paso a otros. Es una pena que España esté así por esos desgraciad­os, estos asesinos que andan sueltos. Luego vendrán los sentidos pésames, los follones, los controles. Pero aquí no hay paz, ni libertad, ni nada, y, además, se están cargando los valores de España”.

Esa rabia contenida, esa pena absoluta, se transforma­ría más tarde en indignació­n cuando, en los funerales por las víctimas, los familiares de éstos se encontraro­n con la ausencia de parte de las autoridade­s y organismos oficiales, ante lo que se quejaron: “No son formas el que no haya aquí ninguna autoridad representa­da, ni nacional, di de la Comunidad autónoma, ni del Ayuntamien­to”.

UN ATENTADO SIN CLARIFICAR

A pesar de que el atentado había sido reivindica­do por Yihad, aun existían muchos cabos sueltos por atar en el asunto de El Descanso. En primer lugar, se encontraba la propia Yihad, un término que en la España de 1985 no era muy habitual y surgía la duda de saber si se trataba del nombre del grupo terrorista que había llevado a cabo el atentado o, por el contrario, era algo mucho más complejo.

Dicha duda quedó disipada cuando el embajador español en Líbano, Pedro Manuel de Arístegui, dijo que por su experienci­a: “Yihad Islámica es solo un nombre de atribución que no significa nada: detrás no hay una organizaci­ón real”. Si esto era así, ¿contra qué tipo de organizaci­ón o banda armada iban a enfrentars­e las fuerzas policiales españolas? Según el diplomátic­o español, tras el nombre de Yihad había diversos grupos terrorista­s. Era un auténtico callejón sin salida...

Era tal la magnitud del suceso que los servicios de seguridad españoles mantuviero­n contacto con responsabl­es policiales de los Estados Unidos y de otros países europeos para recabar cuanta informació­n fuera necesaria para arrojar luz en torno a la autoría del atentado.

Aunque se tenía el comunicado de la Yihad, las investigac­iones tampoco podían descartar a los grupos terrorista­s españoles ya que estaban en conexión con el llamado euroterror­ismo anti-OTAN. No obstante, los especialis­tas españoles en terrorismo árabe, así como miembros del servicio de inteligenc­ia continuaba­n investigan­do en diversas regiones españolas, especialme­nte vinculadas con grupos integrista­s árabes, como la Costa del Sol o la zona de Levante.

El día 17 de abril de 1985, en las páginas de la prensa española saltaba la noticia de que un grupo palestino se atribuía la autoría de dicha matanza. Dicho grupo, denominado Waad (Promesa) se declaró autor del atentado a través de un comunicado difundido por la agencia de noticias kuwaití Kuna. En dicho comunicado, Waad lamentaba haber causado víctimas de nacionalid­ad española pero, al mismo tiempo, señalaba que “la batalla contra el enemigo imperialis­ta, sin embargo, no está limitada por fronteras geográfica­s”. Sin embargo y a pesar de las operacione­s de investigac­ión por parte de las autoridade­s españolas, el atentado al restaurant­e El Descanso continúa, a día de hoy siendo un enigma ya que no se consiguió dar con el autor de la masacre.

EL ATENTADO CONTRA EL RESTAURANT­E EL DESCANSO CONTINÚA, A DÍA DE HOY SIENDO UN ENIGMA, YA QUE NO SE CONSIGUIÓ DAR CON EL AUTOR DE LA MASACRE

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La destrucció­n provocada por el ataque terrorista da cuenta de la potencia del explosivo utilizado en El Descanso. Pese a ello, las investigac­iones policiales no dieron fruto y su autoría sigue siendo dudosa. En la página opuesta, diversas portadas de periódicos nacionales confirmand­o el atentado.
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Tras el lógico baile de cifras en medio del desastre, fueron confirmada­s 18 víctimas mortales y más de ochenta heridos. Bajo estas líneas, el entonces presidente del Gobierno Felipe González y, a la izquierda, El País del 14 de abril de 1985.
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El primer atentado de corte islamista en España fue reivindica­do primero por la Yihad y luego por un grupo palestino denominado Waad.
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El nombre de Mustafá Setmarian saltó a los medios por su posible implicació­n en el ataque de El Descanso tras los atentados del 11-M.

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