ANAGRAMA
La acción de Sostiene Pereira transcurre en Lisboa, entre finales de julio y los últimos días de agosto de 1938. En ese breve tiempo, el protagonista, director de la página cultural de un modesto periódico, conoce a un joven intelectual de izquierdas que transforma su percepción de la realidad y su compromiso con la sociedad. El autor se centra en el análisis de la evolución de su personaje central, que nunca se había planteado rebelarse contra el régimen de Oliveira Salazar. La obra, entre el estudio psicológico y la recreación sociopolítica de un pasado ya lejano, se desenvuelve en un clima de exaltación poética del encanto lisboeta y de idealización romántica del activismo revolucionario. Su principal atractivo reside en el buen pulso narrativo del autor./A.T.
Un vagabundo de origen austrohúngaro, que vive bajo los puentes del Sena, se encuentra una noche a un enigmático caballero que le ofrece doscientos francos. El menesteroso, que tiene un severo sentido del honor, no quiere aceptarlos en principio, porque sabe que no podrá devolverlos; pero el desconocido le sugiere que los deposite ante una imagen de Santa Teresita de Lisieux. Desde ese momento, innumerables avatares se interpondrán en su camino, haciendo que sus dineros se consuman y multipliquen curiosamente. La leyenda del santo bebedor, publicada en París pocos meses después de la muerte de Roth (1894-1939), constituye una parábola lúcida y singular sobre la enajenación que produce la bebida. El atractivo fundamental de la obra no reside en las peripecias externas del personaje, aunque éstas se siguen con gran interés, sino en la situación límite en que el autor coloca a su protagonista, que se debate entre el goce del despilfarro y el deber ineludible de cancelar su compromiso./A.T.
Austerlitz narra la relación de un personaje anónimo que se expresa en primera persona con un enigmático individuo que lleva, con poca convicción, un nombre que no considera el verdadero, Jacques Austerlitz. Hijo adoptivo de un predicador galés, profesor jubilado antes de la edad reglamentaria y viajero vagabundo por Europa, coincide en sus recorridos con el narrador de forma esporádica e impremeditada. Sus conversaciones tratan, sobre todo, de arquitectura al comienzo, pero luego Austerlitz empieza a recordar su vida, y al final descubre al interlocutor su verdadero origen y apellido. Sebald (1944-2001) muestra en esta novela la decidida voluntad de mezclar y fundir géneros literarios, hasta llegar a una combinación de lo real y lo ficticio caracterizada por la indefinición, tanto de fondo como de forma./A.T.
El adversario ofrece una versión narrativa del asesinato múltiple perpetrado el 9 de enero de 1993 por un ciudadano francés, residente en territorio suizo. Tras años de engañar a familia y amigos fingiéndose médico de la OMS sin haber estudiado Medicina, aquel día mató a su mujer y a sus dos hijos, abatió a balazos a sus ancianos padres e intentó estrangular a su amante, aunque ella pudo salvarse. Después regresó a su casa, la incendió y quiso perecer quemado, pero los bomberos lo salvaron. El autor, que mantuvo una constante relación con el protagonista de los asesinatos, JeanClaude Romand, a partir de los hechos referidos, intenta no tanto la reconstrucción de éstos como penetrar en las motivaciones psicológicas que los provocaron. Y consigue trazar un perfil humano extraño pero convincente, encuadrado en un marco sociológico que, tras apariencias civilizadas, oculta gérmenes de violencia y sufrimiento, más virulentos cuanto más disimulados./A.T.
La hoguera de las vanidades, primera novela del que fue figura destacada del “Nuevo Periodismo” norteamericano de los años sesenta, constituye una crónica realista de la vida de algunos sectores sociales de Nueva York. Un ejecutivo de Park Avenue, rico y aún joven, es acusado del atropello de un muchacho negro del Bronx. Ocasión que aprovecha para hacerse famoso un periodista alcohólico dedicado a los reportajes sensacionalistas y que sirve además para que abogados, fiscales y jueces den rienda suelta a sus prejuicios, ambiciones o rencores. La trama, muy extensa y con múltiples personajes, está hábilmente desarrollada, siempre en función de un afilado propósito de crítica social que se extiende sin excepciones a todos los estamentos puestos en evidencia. Con pocas concesiones a la fantasía y al sentimiento, es este un cuadro de costumbres bien elaborado, inteligente e irónico./A.T.