RECREACIÓN DE BATALLAS... CADA VEZ MÁS
Significativamente, cada vez en más pueblos se empiezan a recrear momentos históricos que tienen que ver con las guerras carlistas. En Cataluña anualmente se reproducen con figurantes vestidos de época la entrada de los carlistas en la villa de Avinyó o una de las victorias carlistas más importantes en su historia: la batalla de Alpens. En la ciudad de Berga, en 1988, se organizó la primera “farinada” (una batalla donde el armamento son bolsas de harina), en la que se enfrentan representantes de los dos bandos: carlistas y liberales. O también se ha consolidado la teatralización de la entrada de los carlistas, durante la tercera guerra, en la población de Tarrasa. Igualmente en Lácar (Navarra), villa donde tuvo lugar una importante batalla en 1875, la población participa en una representación de la misma. Otra recreación es la de la batalla de Somorrostro (Vizcaya) de 1874; o la batalla de Andoain (Guipúzcoa) durante la Primera Guerra Carlista, donde legitimistas carlistas se enfrentaron a liberales y a la Legión inglesa. Estas fiestas populares se están extendiendo como la pólvora, ejemplo de ello es la batalla de Villar y Herrera de los Navarros en la primera carlistada o la de Abanto (Vizcaya), donde se vivió una de las batallas más duras de las contiendas carlistas. Así podríamos encontrar más de cien poblaciones donde se ha recuperado la memoria de esos acontecimientos. Parecería que, inconscientemente, esos pueblos buscasen algo que les había sido robado: su propia historia.