¿EN QUÉ CONSISTÍA?
Las bases sobre la que se fundamentaba el eidófono eran muy sencillas, › pero había que ser muy observador parar darse cuenta del fenómeno
e idear con él un medio de registro. Alguien canta en una habitación, mientras en cierto lugar de la estancia nos encontramos con una superficie plana sobre la que se ha depositado un puñado de arena, que cobra vida al reaccionar por resonancia ante el sonido, tomando formas geométricas con bellas simetrías. En ocasiones estas formas parecerán espirales, casi caracolas. En otras, serán lo más parecido que pueda imaginarse a un frondoso helecho. Y, de una observación como esta, nació el eidófono.