Historia de Iberia Vieja

El séptimo arte

- con Josemanuel Escribano

Érase una vez en Hollywood

TODA LA BELLEZA DE UN TIEMPO CONGELADO EN LA MEMORIA CABE EN ESTA PELÍCULA DE QUENTIN TARANTINO, QUE SITÚA AL ESPECTADOR A LAS PUERTAS DE UNA MANSIÓN DE LOS ANGELES LA NOCHE EN QUE HOLLYWOOD Y AMÉRICA CAMBIARON. EL DIRECTOR DE PULP FICTION HA RODADO LA QUE QUIZÁ SEA SU PELÍCULA MÁS POÉTICA Y PERSONAL, CON UN REPARTO EN ESTADO DE GRACIA.

Novena película de Quentin Tarantino que, como él mismo se ha encargado de difundir, es la penúltima de su carrera. En todo caso sería una pena que el autor de Reservoir Dogs, Pulp fiction, Kill Bill, Django desencaden­ado y las otras cuatro que faltan, cumpliera su palabra. De cualquier manera, esta es como definitiva porque es una especial declaració­n de amor al cine. Podrá hacer una o más películas o pasarse al negocio de las series o fichar por Netflix, pero lo más parecido al cine que puede hacer ya lo ha hecho.

Dice Tarantino que esta es su Roma –la película de Cuarón–, y es verdad que coinciden en el aspecto sentimenta­l, pero el mejicano es el propio protagonis­ta de su historia y su película, y Tarantino relata sus sueños y cómo cambió su escenario, y sus personajes son otros. Concretame­nte, sus protagonis­tas son quienes mejor encarnan esos sueños; suyos y de cuantos participan de la liturgia del cine: los actores.

El primero es un tal Rick Dalton, que se parece a Leonardo DiCaprio; ha sido una estrella de la televisión y ahora pasa por sus horas más bajas trabajan

do como secundario en produccion­es poco rutilantes. Con él va Cliff Booth –este se parece más a Brad Pitt–, que es su eterno doble de acción, a más de amigo del alma y chico para todo. A estas alturas ninguno de los dos espera recobrar o alcanzar la gloria. Y luego está Sharon Tate –encarnada por Margot Robbie en un derroche de talento–, que vive en la mansión de al lado de Rick, casada con el gran Roman Polanski.

Directores, productore­s, artistas de todo calibre y aspirantes al estrellato disfrutan lo que parece una fiesta eterna. Es América, y es 1969, el año en que todo cambió. Quentin Tarantino repasa con su mirada unos meses que hicieron historia: el hombre pisa la luna, Woodstock culmina el movimiento hippie y todo el mundo vibra con la palabra libertad. Y Hollywood todavía es la fábrica de los sueños, pero su época dorada está a punto de terminar. Rick y Cliff aun no lo saben, y exprimen sus últimos cartuchos; el primero puede hacer de malo en espagueti westerns, aunque se arriesgue a recibir lecciones de la actriz más joven del reparto, y el otro sigue probando suerte con resultados diversos mientras cabalga en el auto de su amigo escuchando la música de la época. Todos contagiado­s de la esperanza, la felicidad y la ingenuidad que transpira Sharon, protagonis­ta de una escena clave del filme: en la pantalla se desarrolla una película que muestra a una actriz que va al cine a ver una película que interpreta su personaje: cine dentro del cine dentro del cine, una auténtica carambola plena de intención.

Pero todo el rato –o casi– la película es tan evocadora como intensa; es un viaje en el tiempo, en el que Tarantino recupera su pasado y su memoria –como Cuarón, efectivame­nte– para poner en la pantalla un fragmento, unos retazos, de aquel tiempo que se fue. En el verano de ese año, en su casa de Benedict Canyon, Sharon Tate fue asesinada por la tribu de Charles Manson y Hollywood perdió su virginidad y su vitalidad para convertirs­e en otra cosa. Y Tarantino nos lleva hasta las puertas de ese momento, bien que para dar una versión ciertament­e original aunque igual de definitiva.

No sé si se puede discutir si esta es una peli mucho o poco de Tarantino –como si los directores tuvieran una plantilla para uniformar sus películas; afortunada­mente, no es así–; desde luego, esto no es Reservoir Dogs, pero de lo que no me cabe duda es de que esta es la obra más

personal, consciente y poética del cineasta. En definitiva, las obras que se hacen con el corazón, por no decir con las tripas, resultan menos perfectas, pero más apasionant­es. Y para cualquiera que ame el cine –americano o de cualquier latitud–, la pasión siempre es de agradecer.

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Pro: Quentin Tarantino, David Heyman, Shannon McIntosh.
Gui.: Quentin Tarantino.
Int: Leonardo DiCaprio, Bradd Pitt, Margot Robbie.
ÉRASE UNA VEZ EN... HOLLYWOOD Dir.: Quentin Tarantino. Pro: Quentin Tarantino, David Heyman, Shannon McIntosh. Gui.: Quentin Tarantino. Int: Leonardo DiCaprio, Bradd Pitt, Margot Robbie.

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