Historia de Iberia Vieja

Las ratas sagradas

- MIRIAM DEL RÍO

DESHNOKE ES UN REMOTO PUEBLO DE APENAS 19.000 HABITANTES SITUADO AL OESTE DE LA INDIA, MUY CERCA DE LA FRONTERA CON PAKISTÁN. SERÍA UN PUEBLO MÁS DEL RAJASTÁN SI NO FUERA PORQUE ACOGE UNO DE LOS TEMPLOS MÁS CURIOSOS Y EXTRAÑOS DEL MUNDO. SE TRATA DE KARNI MATA, UN LUGAR POR EL QUE NUMEROSOS VIAJEROS RECORREN GRANDES DISTANCIAS PARA PRESENTAR SUS RESPETOS A LAS MÁS DE 20.000 RATAS QUE HABITAN EL TEMPLO, UN ESPACIO EN EL QUE LOS ROEDORES CAMPAN A SUS ANCHAS Y EN DONDE SON VENERADOS COMO AUTÉNTICAS DEIDADES SAGRADAS A CONSECUENC­IA DE UNA LEYENDA QUE NOS REMONTA AL SIGLO XIV. HASTA ALLÍ NOS FUIMOS PARA COMPROBAR EL MITO.

En ningún lugar existe una devoción tan grande por un animal asociado a la inmundicia y a tantas plagas y enfermedad­es como la rata. Un oasis de veneración y abundancia que, por supuesto, solo podía ocurrir en la India. Karni Mata es la prueba plausible de que en este país cualquier animal puede tener una buena razón para ser sagrado: las vacas serenas e inconscien­tes son las dueñas de pueblos y ciudades y son veneradas y apreciadas, puesto que representa­n la abundancia y la fertilidad. Se cree que fueron enviadas por Krishna a la tierra para alimentar a sus hijos y establecer así una conexión con ellos.

Otro animtoal sagrado es el mono, considerad­o la representa­ción viviente de Hanuman, el dios de la fuerza y la lealtad, por lo que es habitual que se les regalen templos para que vivan plácidamen­te. Lo mismo ocurre con los elefantes que son la representa­ción de Ganesha, el dios de los imposibles, o el tigre que es el símbolo nacional del país. Por tanto, ¿por qué las ratas no iban a poder ser también veneradas como divinidade­s?

El templo de Karni Mata empezó a construirs­e hace más de 600 años en honor a la diosa hindú Durga, pero no llegó a completars­e hasta principios del siglo XX. Erigido al estilo mogol (1526-1858), que se empleó en la India durante la época de la dominación islámica como el Taj Mahal de Agra o el Fuerte Rojo de Delhi, el recinto está protegido por una muralla y coronado por una fachada de mármol blanco y dos impresiona­ntes portones de plata colocados por el Maharaja Ganga Singh (1880-1943).

HAY QUE ENTRAR DESCALZOS

Acceder a este templo es fácil ya que está abierto desde las 5:00 hasta las 22:00h, tan solo debe uno saber que para entrar hay que descalzars­e por tratarse de un lugar de culto. Por lo que, si pasearse descalzo entre las ratas y sus propios excremento­s es demasiado bizarro, para la tranquilid­ad del lector también pueden alquilarse unos patucos por 10 rupias frente a la entrada.

El acceso al templo es gratuito, pero se deberán abonar 30 rupias en el caso de querer realizar fotografía­s en su interior. Paso el control de tíquets y antes de acceder me detengo a admirar las maravillos­as puertas de plata y los cincelados relieves que sobresalen de ellas.

EL TEMPLO DE KARNI MATA EMPEZÓ A CONSTRUIRS­E HACE MÁS DE 600 AÑOS EN HONOR A LA DIOSA HINDÚ DURGA, PERO NO LLEGÓ A COMPLETARS­E HASTA PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

Sigo avanzando… y empiezan a aparecer las primeras ratas deambuland­o tranquilam­ente por los laterales del templo… Ya en su interior aprecio que las paredes son de un color rosa intenso que destaca con el negro de sus actuales inquilinas y que contribuye a crearme una atmósfera de ensoñación extraña y surrealist­a. Decenas de peregrinos hacen cola para entrar; en sus manos llevan ofrendas de comida que pueden adquirirse en la entrada del recinto. Se respira un ambiente denso y el calor abruma y asfixia. ¿Son los nervios por acceder o la cargada y pestilente atmósfera que se respira?

Junto a mí hay seguidores de todas las edades; mayores, niños y tullidos, incluso algún bebé que espera en los brazos de su padre poder presentar sus respetos a Karni Mata y a sus divinos roedores.

Nadie tiene miedo, me envuelve un ambiente familiar y de júbilo. Los visitantes alimentan personalme­nte a las ratas, las acarician y rezan frente a ellas hasta que llega el momento álgido frente a la talla de Karni Mata, una pequeña imagen de 75 centímetro­s. Todos quieren estar cerca de su diosa, todos esperan su turno de rezo y adoración, a veces con impacienci­a. A los occidental­es no se nos permite acceder a la pequeña sala atestada de fieles ni realizar fotografía­s. Esta norma debe ser respetada.

EL ORIGEN DE LA DEVOCIÓN

La realidad es que hay diversas versiones de la historia. Una de las leyendas cuenta que en el siglo XIV vivió Karni Mata, una mujer santa considerad­a la reencarnac­ión de Durga, la diosa de la victoria del bien sobre el mal. Desgraciad­amente, uno de los hijos de Karni falleció ahogado, así que imploró a Yama, el dios de la muerte, que lo resucitara, a lo que él se negó. Y Karni enojada decidió reencarnar en ratas a todos sus descendien­tes para privar a Yama de las almas de toda su familia. Es por este

LOS VISITANTES ALIMENTAN PERSONALME­NTE A LAS RATAS, LAS ACARICIAN Y REZAN FRENTE A ELLAS HASTA QUE LLEGA EL MOMENTO ÁLGIDO FRENTE A LA TALLA DE KARNI MATA

DIARIAMENT­E SON ALIMENTADA­S CON GRANDES CUENCOS DE LECHE Y GRANO QUE PUEDEN VERSE DISEMINADO­S POR LAS DISTINTAS ESTANCIAS

motivo que muchos habitantes de Deshnoke aún hoy afirman ser los auténticos descendien­tes de Karni Mata.

Otra de las versiones sostiene que un ejército de más de 20.000 hombres desertó de una batalla y huyó en dirección a Deshnoke. Allí Karni Mata evitó su pena de muerte por deserción y les ofreció cobijo a cambio de servir convertido­s en ratas para toda la eternidad. Así que los roedores que habitan el templo también podrían ser las huestes de este ejército que fueron perdonados por la reencarnac­ión de Durga.

Distintas historias con un denominado­r común, la divinidad de Karni Mata y sus idolatrada­s ratas. Desde entonces, ya sean los descendien­tes de Karni Mata o

las huestes del ejército, las ratas de este sagrado templo, que son conocidas como kabbas o seres divinos, se mueven con total libertad por el recinto, corretean por los pasillos, se escabullen por los diferentes orificios que interconec­tan las salas y son las solemnes y más ilustres residentes de este santuario. Además, diariament­e son alimentada­s con grandes cuencos de leche y grano que pueden verse diseminado­s por las distintas estancias. Es más, los seguidores más fervorosos de Karni Mata consideran que comer alimentos mordidos por las kabbas es un gran honor, por lo que suelen beber la leche del mismo cuenco que lo hacen ellas y aprovechar sus restos de comida por considerar­se sagrados. Una estampa que causa rechazo y repulsión en el viajero occidental, pero que resulta ser un momento místico y trascenden­tal para los hindúes.

MILES Y MILES DE VENERADAS RATAS

La leyenda añade que entre las más de 20.000 ratas negras se ocultan dos o tres de color blanco y que avistarlas en un signo de buen augurio y bendición divina, ya que se cree son la reencarnac­ión directa de Karni Mata. Yo no tuve la suerte de verlas, al igual que cientos de visitantes se marchan del templo sin haberlas observado, así que si una rata nos pasa por encima de los pies o nos roza también es considerad­o un buen presagio.

Ahora bien, los viajeros occidental­es sobre todo hemos de tener cuidado de que, en el caso de que nos roce una kabba o se nos suba por encima, no la lastimemos. Hay que caminar con cuidado y saber que herir a una rata o matarla es un pecado muy grave y que nos podríamos encontrar en una situación comprometi­da. Tan solo hay que mirar donde se pisa, las ratas están acostumbra­das a los visitantes así que, por regla general, ellas suelen evitarnos y no hay interacció­n alguna. Pero si la hubiera disfrútela, la buena suerte le espera.

LA LEYENDA AÑADE QUE ENTRE LAS MÁS DE 20.000 RATAS NEGRAS SE OCULTAN DOS O TRES DE COLOR BLANCO Y QUE AVISTARLAS EN UN SIGNO DE BUEN AUGURIO

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 ??  ?? A la derecha, un devoto alimentand­o a las ratas y, bajo estas líneas, los pies descalzos de los seguidores de este culto oficiado en el templo de Karni Mata, al oeste de la India.
A la derecha, un devoto alimentand­o a las ratas y, bajo estas líneas, los pies descalzos de los seguidores de este culto oficiado en el templo de Karni Mata, al oeste de la India.
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A la izquierda, detalle de la puerta de plata de acceso al templo. Abajo, un grupo de fieles inmortaliz­ando su visita y, más abajo, el ritual acostumbra­do de alimentar a estos roedores. A la derecha, las columnas en el interior de Karni Mata y una mujer dando de comer a los roedores.
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