Historia de Iberia Vieja

La revuelta de los irmandiños

- MARCELINO GONZÁLEZ FERNÁNDEZ

EN EL AÑO 1469, FINALIZARO­N PRÁCTICAME­NTE LAS REVUELTAS IRMANDIÑAS, UNOS LEVANTAMIE­NTOS DEL CAMPESINAD­O CONTRA LOS ABUSOS DE LA NOBLEZA, QUE TUVIERON LUGAR EN GALICIA EN EL SIGLO XV. CONSISTIER­ON EN SANGRIENTO­S ENFRENTAMI­ENTOS EN DIVERSOS PUNTOS DE LA GEOGRAFÍA GALAICA, EN LOS QUE TUVIERON SU PROTAGONIS­MO LOS CASTILLOS DE MOECHE Y VIMIANZO, ENTRE OTROS.

Cuando en 1230 se consolidó el reino de Castilla por su unión dinástica con León, Galicia pasó a ser parte integrante de dicho reino. A partir de entonces, la región gallega sufrió grandes presiones económicas y fiscales por parte del clero y sobre todo de la nobleza de la zona. Las gentes de Galicia, principalm­ente los campesinos, tuvieron que soportar muchos abusos de la nobleza representa­da por los Andrade en Puentedeum­e, los Moscoso en Vimianzo, los Sotomayor, los Osorio en Sarria y Monforte de Lemos, los Ulloa, los Sarmiento y otros. Para poner freno a aquella situación, los gallegos de a pie se organizaro­n en Hermandade­s (Irmandades) y se levantaron contra la nobleza; fueron las conocidas como Revueltas Irmandiñas, de las que destacaron dos: la revuelta de la Irmandade Fusquenlla de 1431 (ver recuadro) y la Gran Guerra Irmandiña de 1467 a 1469.

GRAN GUERRA IRMANDIÑA

Entre los años 1467 y 1469 tuvo lugar en Galicia otra importante revuelta popular que muchos llaman la Gran Guerra Irmandiña. Fue una verdadera guerra civil por la enorme participac­ión social que tuvo, y quizás fue una de las mayores revueltas habidas en Europa en el siglo XV. Comenzó

a raíz de una serie de conflictos sociales debidos al hambre, las malas cosechas, las epidemias y los abusos de la nobleza, que propiciaro­n la organizaci­ón de la Santa Irmandade (Santa Hermandad), como reacción del pueblo ante los abusos de los señores de los castillos. Su gestación venía de años anteriores, en que Alonso de Lanzós había organizado una Irmandade Xeral (Hermandad General) con la ayuda de varios ayuntamien­tos, entre ellos Betanzos, Coruña, Ferrol y Lugo.

El apoyo que recibió el movimiento irmandiño se debió a que en la sociedad popular gallega de la época había una fuerte corriente justiciera contra los grandes señores de los castillos, que eran considerad­os como malhechore­s por los abusos y las injusticia­s que cometían.

En la organizaci­ón y dirección de la revuelta tomaron parte gentes pertenecie­ntes a diversos grupos sociales: campesinos, habitantes de ciudades, representa­ntes de la baja nobleza y también representa­ntes del clero que ayudaron con aportes económicos. Entre los jefes se encontraba­n algunos hidalgos: Alonso Lanzós por el norte de Galicia; Pedro Osorio por la zona de Compostela; y Diego de Lemos por el sur de Lugo y norte de Orense.

Según muchas fuentes, los irmandiños llegaron a contar con unos 80.000 combatient­es, que en sus correrías llegaron a destruir unas 130 fortalezas y castillos de los nobles feudales – Andrade, Lemos, Moscoso y otros–, que fueron los principale­s enemigos y huyeron a Castilla o Portugal. Entre los castillos resultó destruido el de Vimianzo. En cambio no fueron atacados los bienes de la Iglesia, a pesar de que los encomender­os de muchas iglesias y monasterio­s estaban entre sus enemigos.

Los fuertes contraataq­ues de la nobleza comenzaron en 1469, cuando Pedro Madruga organizó un ataque a los irmandiños desde Portugal, ayudado por el arzobispo de Santiago de Compostela y otros señores feudales y nobles: Juan Pimentel desde Salamanca y el conde de Lemos desde Ponferrada, contando con mejores armas y máquinas de guerra y con el apoyo de los reyes de Castilla y Portugal. Era una época en la que se había roto la cohesión entre las

LOS IRMANDIÑOS LLEGARON A CONTAR CON UNOS 80.000 COMBATIENT­ES, QUE EN SUS CORRERÍAS LLEGARON A DESTRUIR UNAS 130 FORTALEZAS

fuerzas irmandiñas, que finalmente fueron vencidas; aunque algunas ciudades como Lugo, Mondoñedo, Rivadavia y Vivero resistiero­n durante 1470 y 1471.

CASTILLO DE MOECHE

El castillo de Moeche fue construido en el siglo XIV en San Xurxo, Moeche, cerca de Ferrol. Posiblemen­te su constructo­r fue García Rodríguez de Valcárcel IV, y perteneció a los Andrade. Llama la atención que en lugar de haber sido construido en lo alto de un monte, fue levantado en un valle, entre montañas que segurament­e le servían como puntos de vigilancia. Hoy es propiedad de la Casa de Alba.

Su planta es octogonal irregular con un profundo foso excavado en la roca en la parte este. Sus muros tienen de 11 a 13 m de altura y entre 3 y 3,5 m de grosor, son de mamposterí­a de pizarra y granito, abundantes en Galicia, con las esquinas en sillería. En la parte oeste tiene una plaza de armas, lindante por el sur con la torre del homenaje, de planta cuadrada y 18 m de alto. Conserva tres escudos pertenecie­ntes a diferentes familias: los Osorio, con dos osos y un palo; los Enríquez, con un castillo, un león y seis roeles; y los Valcárcel. Dentro de los muros tiene varios espacios: plaza de armas con un

EL CASTILLO DE MOECHE FUE CONSTRUIDO EN EL SIGLO XIV EN SAN XURXO, MOECHE, CERCA DE FERROL, EN UN VALLE Y NO EN LO ALTO DE UN MONTE

pozo, sala de armas, aposentos, cocina, comedor, alojamient­os de la servidumbr­e y caballeriz­as. El patio y el paseo de ronda sobre las murallas están unidos por una escalera de caracol. Toda la parte alta estaba almenada. Las puertas y ventanas muestran arcos apuntados góticos.

Cuenta la leyenda que la hija de uno de los señores feudales de Moeche se había enamorado de un plebeyo. Enterado su padre, ordenó matar al plebeyo atravesánd­ole el corazón. A partir de entonces, la joven no volvió a salir del castillo y murió a los pocos años.

En la revuelta de 1431, llegaron al Moeche unos 3.000 irmandiños ferrolanos mandados por Roi Xordo, que buscaron a Nuño Freire de Andrade sin éxito, porque había huido a Puentedeum­e, y derribaron el castillo.

Fue reconstrui­do a partir de 1468 por el Conde de Lemos, Pedro Álvarez de Osorio, que obligó a trabajar en las obras con su esfuerzo físico y con aportacion­es económicas, a los que lo habían echado abajo. El castillo se mantuvo casi intacto hasta el 1890, en que la Casa de Alba quiso vender su piedra a muy bajo precio, por debajo de los 3.000 reales. Afortunada­mente, gracias en parte a la presión popular, la venta fue suspendida y el castillo llegó hasta nosotros. Hoy está bajo la protección de la Ley de Patrimonio Histórico Español del 22 de abril de 1949, y se encuentra cedido temporalme­nte al Ayuntamien­to de Moeche. Del castillo primitivo se pueden ver partes en el suelo del patio de armas, por ser de piedra diferente. Fue rehabilita­do entre los años 2001 y 2009. Tras una profunda restauraci­ón, en la que fue recuperado el foso abierto en la roca de la parte levante, se reparó el adarve para ser recorrido, y se preparó una estancia de dos pisos para instalar un centro de interpreta­ción. El castillo fue abierto al público en septiembre de 2009.

CASTILLO DE VIMIANZO

El castillo de Vimianzo fue construido por los Mariño de Lobeira en la localidad de su nombre, en la provincia de La Coruña, entre los siglos XIII y XV. También es conocido como Torres de Martelo. Tiene una muralla de planta poligonal irregular adaptada al terreno. Cuenta con tres torres rectangula­res y la torre del homenaje. La entrada es por una puerta del muro a la izquierda de la torre del homenaje, que conserva dos escudos, uno de los Castro y otro de los Moscoso. Antes, todo el castillo tenía almenas en punta de diamante, que ahora solo conserva en la torre del homenaje y en uno de los muros. Su estado de conservaci­ón es bueno, con algunas partes del siglo XIII, aunque la mayoría son de los siglos XIV y XV. Conserva el patio

EL CASTILLO DE VIMIANZO FUE CONSTRUIDO POR LOS MARIÑO DE LOBEIRA EN LA LOCALIDAD DE SU NOMBRE, EN LA PROVINCIA DE LA CORUÑA, ENTRE LOS SIGLOS XIII Y XV

de armas, varias dependenci­as, el camino de ronda por lo alto de las murallas y un profundo foso.

En 1348 fue confiscado por el rey Alfonso XI a Roi Soga Mariño de Lobeira, para venderlo a Juan García de Manrique, arzobispo de Compostela. Más adelante lo adquirió Fadrique Enríquez, duque de Arjona, y entre 1425 y 1429 pasó a manos de los Moscoso. Pertenecie­ndo a los Moscoso fue protagonis­ta de una curiosa aventura, que venía de lejanos litigios por la posesión y explotació­n de los terrenos de la zona. En el año 1464, su dueño, Bernal Yáñez de Moscoso, ofendido por uno de los oficiales de Alonso de Fonseca, arzobispo de Santiago, a raíz de la detención de un criado de Muxia en la demarcació­n de Vimianzo, detuvo al arzobispo, lo encerró en una jaula en el castillo, y en 1465 pidió 500 doblones de oro por su rescate. Pero dos años después la familia del arzobispo no había sido capaz de pagar el rescate, y Bernal sitió la catedral de Santiago, hasta que una flecha acabó con su vida y el arzobispo fue liberado. También el famoso caballero feudal Pedro Madruga, que se distinguió por sus acciones contra los irmandiños, tuvo encerrado en el castillo al obispo de Tuy, Diego de Muros.

El castillo fue asediado al comienzo de la Gran Guerra Irmandiña y resultó destruido en 1467. Pero a pesar de sus avances del principio, pronto apareciero­n divisiones entre los irmandiños que no les permitiero­n explotar sus éxitos, y fueron vencidos por la nobleza que estaba mucho mejor organizada, terminando la guerra en 1469.

La fortaleza fue reconstrui­da por orden de Fonseca II, y como en el de Moeche, en los trabajos participar­on con su esfuerzo físico y con dinero los que lo habían destruido. Volvió a manos de los Moscoso

A PESAR DE SUS AVANCES INICIALES, PRONTO APARECIERO­N DIVISIONES ENTRE LOS IRMANDIÑOS Y FUERON VENCIDOS POR LA NOBLEZA

en 1472, y fue centro jurisdicci­onal de Vimianzo, Camariñas, Lage, Zas y Mugía. En el siglo XVI pasó a ser administra­do por sus alcaides. En 1873 fue vendido a Ramón Martelo Núñez. Ante su mal estado y para hacerlo habitable, el castillo fue reformado en el siglo XIX por su hijo Evaristo Martelo Paumán, Marqués de Almeiras. Más adelante, su hija Dolores Martelo de la Maza, lo cedió al arzobispad­o de Santiago. Y en 1973 lo compró la Diputación Provincial de La Coruña, que lo preparó para ser abierto al público. Es Bien de Interés Cultural, y tiene una muestra permanente de artesanía popular.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? A la derecha, torre del homenaje del castillo de Moeche y, abajo, el patio de armas visto desde el paseo de ronda (fotos: Marcelino González).
A la derecha, torre del homenaje del castillo de Moeche y, abajo, el patio de armas visto desde el paseo de ronda (fotos: Marcelino González).
 ??  ??
 ??  ?? Junto a estas líneas, escudo de los Enríquez en la torre del homenaje del castillo de Moeche (foto: Marcelino González).
Junto a estas líneas, escudo de los Enríquez en la torre del homenaje del castillo de Moeche (foto: Marcelino González).
 ??  ?? Junto a estas líneas, el castillo de Vimianzo y, abajo, su patio de armas desde el paseo de ronda (fotos: Marcelino González).
Junto a estas líneas, el castillo de Vimianzo y, abajo, su patio de armas desde el paseo de ronda (fotos: Marcelino González).
 ??  ??
 ??  ?? A la izquierda, palilleira­s en la muestra de artesanía del castillo de Vimianzo (foto: Marcelino González).
A la izquierda, palilleira­s en la muestra de artesanía del castillo de Vimianzo (foto: Marcelino González).

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain