El BOSQUE ROJO
Cuando el reactor explotó, el viento empujó la nube tóxica hacia un bosque cercano a la central, ahora conocido como el Bosque Rojo. Se le conoce por este nombre porque todos los árboles se volvieron rojos al morir. Aunque, a pesar de haber muerto, curiosamente, ninguno llegó a descomponerse. El motivo es que la alta radiactividad del lugar acabó con los organismos que provocan la descomposición. Por ello, hoy en día aún pueden encontrarse acumuladas, desde hace años, muchísimas hojas y ramas casi intactas. Una nueva amenaza para el lugar sería el incendio de estos restos orgánicos que llevan años acumulándose y cuyo humo tóxico y radiactivo se extendería y afectaría de nuevo a las poblaciones cercanas.