LA GRAN AVENTURA DE MAGALLANES Y ELCANO
ASÍ CONMEMORA LA JUNTA DE ANDALUCÍA EL V CENTENARIO
Quinientos años atrás, un navegante portugués financiado por la Corona española emprendió la expedición más azarosa de todos los tiempos. En busca de una nueva ruta comercial para alcanzar las islas de las especies, Magallanes y sus hombres partieron del puerto de Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, un 20 de septiembre de 1519. Solo unos pocos de ellos, menos de veinte, acabaron protagonizando la primera circunnavegación de la Tierra, pues el resto, más de doscientos, fallecieron por el camino. Tras la muerte de Magallanes, Juan Sebastián Elcano capitaneó el regreso de la flota, que desembarcó en Sanlúcar a bordo de la nave Victoria en septiembre de 1522.
La Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía está conmemorando el V Centenario de la aventura más grande de todos los tiempos. La lista de los 18 supervivientes de la expedición Magallanes/Elcano se olvidó de su nombre. Tenía el rango de grumete y se llamaba Martín de Ayamonte. Era otro hijo de esa Andalucía valiente que se echó a la mar en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, el 20 de septiembre de 1519, en cinco naves que parecían llevar en sus pabellones el lema de “César o nada”. Y fue César, porque aquellos marineros, imprevistamente, acabaron circunnavegando el globo, mucho antes de que lo hiciera el pirata Francis Drake.
De este Martín de Ayamonte poco se sabía, aunque en 1933 un historiador portugués diera con su rastro y tradujera su “crónica” del viaje, la declaración en sede judicial de un joven que había desertado de su nave, la Victoria, en la isla de Timor y que narraba a las autoridades su versión de los hechos. Sus palabras han sido redescubiertas ahora por tres expertos de nuestro país, que han completado, así, la versión canónica de la odisea publicada por Antonio de Pigafetta con el título Relación del primer viaje alrededor del mundo. Que, por cierto, ni siquiera citaba a Elcano.
Quizá lo más sabroso del texto del grumete sea su retrato de este capitán, de quien dice que impuso su criterio frente a sus oficiales para volver a casa por una ruta que sorteara los monzones y el peligro de ser apresados. Ayamonte precisa, a su vez, la estrategia de los indígenas en la batalla de Mactán, en la que perdió la vida Magallanes, e individualiza a algunos de sus compañeros de expedición.
LA AVENTURA SIGUE VIVA
Quinientos años después –y esta es la verdadera noticia– todavía no se ha escrito la última palabra sobre un viaje que cambió la faz de la Tierra y que empezó, sí, en Andalucía. O, bien mirado, en la mente de un portugués que, al servicio de la Corona española, armó una flota de cinco naves –la Trinidad, la San Antonio, la Concepción, la Victoria y la Santiago– con el propósito de abrir una nueva ruta de las especies navegando hacia el oeste. Su osadía y su desparpajo convencieron al joven rey Carlos I, quien dispuso las capitulaciones de Valladolid en 1518 (la “broma” costaría más de ocho millones de maravedíes) y dio paso de este modo a que el sueño se materializara en Sevilla, en el río Guadalquivir, por el que descendieron las cinco embarcaciones hacia Sanlúcar de Barrameda.
HAY ANIVERSARIOS QUE SE VIVEN CON UNA EMOCIÓN PARTICULAR. 500 AÑOS DESPUÉS, LA GESTA DE MAGALLANES Y ELCANO, ARTÍFICES DE LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO, SIGUE VIVA, COMO PRUEBA EL INTERÉS QUE HA SUSCITADO EL PROGRAMA EXPOSITIVO PUESTO EN MARCHA POR LA CONSEJERÍA DE TURISMO DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA. SEVILLA Y SANLÚCAR DE BARRAMEDA, PRINCIPIO Y FIN DE ESTA ODISEA, NOS INVITAN A UN PASEO POR LA MEMORIA DE UNA AVENTURA INCREÍBLE QUE ESCRIBIERON HOMBRES DE OTRA PASTA Y OTRO TIEMPO…
EL DESCENSO DEL GUADALQUIVIR SE EFECTUÓ SIN CONTRATIEMPOS, PERO EL PORTUGUÉS NO TUVO PRISA EN HACERSE A LA MAR
El 500 aniversario de esta epopeya ha concitado el interés de numerosas instituciones, que han puesto toda la carne en el asador para celebrar la gesta, mediante un ambicioso programa de exposiciones, conferencias y actividades varias. Los paisajes y el espíritu de la primera vuelta al mundo siguen latentes en su punto de partida –y de llegada– y lo mejor que podemos hacer, para zambullirnos en la experiencia, es atender a las propuestas culturales que ha puesto a nuestros pies la Junta de Andalucía.
Son muchas, porque muchas fueron las peripecias de aquellos hombres –en su mayoría andaluces, vascos y no pocos extranjeros– que, a lo largo de cerca de tres años, recorrieron miles de leguas en busca de las Molucas y alcanzaron la gloria.
ENTRE SEVILLA Y SANLÚCAR DE BARRAMEDA
En Sevilla, el rastro de los primeros pasos que dio Magallanes nos saldrá al paso con una precisa señalética en la que no falta el puerto de las Mulas o muelle de las Muelas, que, aunque ya no existe como tal, fue desde el que zarparon el 10 de agosto de 1519 los 265 marineros de la fama y al que llegó, en 1522, la solitaria nao Victoria capitaneada por el bravo Juan Sebastián Elcano. ¡Quién hubiera podido verlo! El juramento de fidelidad a la bandera española y al rey frente a la iglesia del convento de Santa María de la Victoria, también desaparecida, la descarga de artillería que acompañó la salida...
El ayuntamiento sevillano ha incluido hasta 15 lugares en este paseo, y no vale perderse ninguno, ni la Plaza de Contratación, donde se alzaba la Casa homónima a la que Magallanes arribó en 1517 con su inseparable Ruy Faleiro, su compatriota cosmógrafo; ni la calle Mateos Gago donde residió nuestro protagonista durante su estancia; ni, por supuesto, las Reales Atarazanas, los astilleros que “pulieron” las cinco naves.
El descenso del Guadalquivir se efectuó sin mayores contratiempos –¡ay, si hubieran podido vaticinar entonces el hambre, los motines, los encontronazos con los indígenas..., tantas y tantas calamidades!–, pero el portugués no tuvo prisa en emprender su marcha. Tenía que ultimar los preparativos para una expedición cuyo término se calculaba en dos años, y no fue hasta el 20 de septiembre, resuelto el papeleo,
EL 2O DE SEPTIEMBRE DE 1517 LAS NAOS COMENZARON SU TRAVESÍA, QUE CONCLUYÓ TRES AÑOS DESPUÉS
dispuestas las órdenes y rezadas las oraciones, que las naves desplegaron las velas de trinquete y se lanzaron a la conquista del Atlántico, con una escala en Tenerife (“el martes 20 de septiembre del mismo año partimos de ese lugar llamado San Lúcar, enfilando al Sudoeste, y, antes de terminar el mes, el 26, arribamos
EL V CENTENARIO DE AQUELLA EPOPEYA HA PROMOVIDO UN SINFÍN DE ACTOS POR PARTE DE LAS INSTITUCIONES
a una isla de Gran Canaria que se llama Tenerife”, resumirá Pigafetta).
Hoy, Sanlúcar de Barrameda muestra orgullosa el legado de aquella epopeya, que arrancó en el Paseo de Bajo de Guía, un sugestivo barrio de pescadores, y se cerró en el mismo punto en 1522. ¿Qué hay que ver? Sin duda, el reloj ecuatorial Legua Cero, un monumento inaugurado en 2011, y la réplica de la nao Victoria, la única que retornó con los maltrechos supervivientes de la expedición. Luego, queda perderse entre sus ecos: visitar la iglesia de Santo Domingo en el mismo barrio de Bajo de Guía, la biblioteca pública municipal con sus azulejos conmemorativos, el retablo pétreo de la calle Escuelas, el palacio ducal de Medina Sidonia, Las Covachas –un conjunto de diez arcos góticos por el que pasara tantos días Magallanes– o el castillo, que lo cobijara mientras remataba los últimos detalles de la expedición.
UN SINFÍN DE EXPOSICIONES
Al recordar estos hechos, uno se pregunta si conviene celebrar el aniversario ahora o, más bien, en 2022,
LA RUTA ABRIÓ UNA NUEVA FORMA DE UNIR EUROPA Y ASIA. FUE UNA REVOLUCIÓN QUE CAMBIÓ EL MUNDO
cuando el de Guetaria cerró el círculo. La respuesta es simple: ahora y siempre, como han entendido los responsables del programa del V Centenario, que han asombrado a propios y extraños con la riqueza y la imaginación de sus iniciativas. Desde la muestra Jardín cosmopolita. Primera vuelta al mundo, en Caixafórum de Sevilla, hasta las visitas teatralizadas nocturnas sobre Magallanes en el Real Alcázar, pasando por la impresionante exposición El viaje más largo que, esta sí, sigue activa y nos abrirá sus puertas hasta el 23 de febrero del próximo año en el Archivo General de Indias (ver recuadro), la Cronografía de la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano,
con sede en el Círculo de Artesanos de Sanlúcar de Barrameda (hasta finales de 2022), o la exposición Nuestra isla de las especias, fruto de una “residencia artística” a bordo del barco suizo Fleur de Passion,
que podrá admirarse en el Archivo de Indias hasta el 31 de marzo de 2020. En los jardines del Palacio Ducal de Orleáns y Borbón, en el ayuntamiento de Sanlúcar, un jardín del siglo XIX reproduce a su vez el primer viaje de circunnavegación bajo las copas de los árboles, que proceden de los cinco continentes.
Sin duda, faltan días en el calendario para disfrutar de este maremágnum de convocatorias, de esta fiesta sin fin a la que, para no perdernos entre globos y serpentinas, podemos seguir el hilo de estas páginas web: http://vcentenario.es/ https://vcentenariosevillaysanlucar.es http://sanlucarprimeravueltaalmundo.com