JFK EN ESPAÑA
John Fitzgerald Kennedy viajó a nuestro país cuando era solo un joven estudiante en Harvard y el "hijo de su padre", el magnate y embajador de Estados Unidos en Inglaterra Joseph P. Kennedy. Lo hizo en dos ocasiones, en 1936 y 1938, con la idea de recabar información sobre las implicaciones que tendría una hipotética victoria republicana para Gran Bretaña, a la par que estrechaba lazos con el líder nacionalista de la India Pandit Jawaharlal Nehru. Tras la victoria de los franquistas en la batalla del Ebro, el primero de sus propósitos se revelaría estéril…
DORMIDAS ENTRE LEGAJOS DEPOSITADOS EN OSCUROS DEPÓSITOS DE CUALQUIER ARCHIVO AGUARDAN AÚN HISTORIAS FASCINANTES QUE ESPERAN A QUE ALGUIEN LAS RESCATE Y LAS PONGA EN CONOCIMIENTO. EN ESTA OCASIÓN ABORDAREMOS UNO DE ESTOS HALLAZGOS: EL DE UNA ENIGMÁTICA FOTOGRAFÍA ENCONTRADA EN LOS ARCHIVOS DE LA GENERALITAT DE CATALUÑA Y QUE MUESTRA A UN IMBERBE JOHN FITZGERALD KENNEDY EN NUESTRO PAÍS EN 1938…
Alrededor de una gran mesa en la que se representa el frente con una maqueta, vemos a una serie de personalidades que atienden las explicaciones de Enrique Líster. Entre los asistentes, un joven espigado sigue con gesto serio los movimientos representados en la maqueta. El año en que se tomó la fotografía fue 1938 y el joven en cuestión parece ser, ni más ni menos, que John Fitzgerald Kennedy, el futuro trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos y, sin duda, uno de los más mediáticos.
Surge la pregunta inevitable: ¿Estuvo JFK en la guerra civil española? Y de ser así, ¿qué motivos lo llevaron a realizar dicha visita a nuestro país en una época tan convulsa?
AQUEL LEJANO Y CONVULSO JUNIO DE 1938
El verano de 1938 se presentaba agónico para una II República que veía como el bando sublevado iba desangrándola poco a poco, pero de manera constante. En abril, las tropas nacionales comandadas por el general Alonso Vega habían llegado hasta Vinaroz y partido en dos el territorio controlado por el bando republicano. Aquella ofensiva dejaba muy tocada a la República y, además, la situación internacional respecto al conflicto no hacía sino agravar aún más la situación.
El 16 de abril, al día siguiente de la victoria de Alonso Vega, Inglaterra aceptaba la presencia de tropas italianas al servicio de la causa sublevada. Dos días después, la orilla derecha del Ebro quedaba en manos de Franco, cuyas tropas, animadas por el rumbo que iba tomando la contienda, se lanzaron a la conquista de Valencia esperando asestar un golpe definitivo a sus enemigos. Fruto de la llamada Ofensiva de Levante, fue la toma de Castellón el 15 de junio. La situación era agónica y solo un milagro podía salvar ya a la República.
Ese guiño de Inglaterra al gobierno de Burgos no fue bien visto por los ingleses. Más aún cuando varios barcos británicos habían sido bombardeados por la aviación y la marina franquistas en el Mediterráneo. Quizá esa división de opiniones fuese una vía de escape, un balón de oxígeno al que aferrarse para sobrevivir para una República que veía con angustia cómo Francia cerraba sus fronteras, impidiendo
que 25.000 toneladas de material bélico, entre las que se encontraban los modelos de aviones “supermosca” con los que podría volver a dominar el espacio aéreo, llegaran a Cataluña para aliviar la comprometida situación.
Como recogía Ricardo de la Cierva en un artículo publicado en 1968, “a mediados de junio estaba cerrada la frontera, y Negrín sabía que ello era debido a las presiones de Inglaterra sobre Francia”. Juan Negrín, el presidente del gobierno republicano, se devanaba la cabeza junto con su más estrecho núcleo de colaboradores para buscar una última acción, una medida desesperada que les permitiese salvar la situación.
EL EMBARGO DE ARMAS DE LOS EE.UU.
Mientras Negrín acudía a Madrid el 18 de junio para, con un discurso que sonó agónico, arengar a la población a un último
¿ESTUVO JFK EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA? Y DE SER ASÍ, ¿QUÉ MOTIVOS LO LLEVARON A REALIZAR DICHA VISITA A NUESTRO PAÍS EN UNA ÉPOCA TAN CONVULSA?
intento por resistir, uno de sus ministros, Álvarez del Vayo, de Asuntos Exteriores, realizaba su propia guerra tratando de condenar las acciones de Inglaterra y de lograr que los EE. UU, con Roosevelt a la cabeza, levantase el embargo de armas que, aunque afectaba a los dos bandos, era mucho más traumático para la República.
Para lograr esto último se requirió de los servicios de Fernando de los Ríos, embajador en Washington, para que organizase un mitin en el Madison Square Garden donde, según fuentes republicanas, alrededor de veinte mil personas escucharon por vía telefónica al propio Negrín, quien les imploró colaboración para levantar dicho embargo. A pesar de los esfuerzos, Roosevelt y su administración lo mantuvieron debido a las presiones del episcopado norteamericano y de un personaje que, al menos en este contexto, se revela como siniestro, el embajador estadounidense en Londres, Joseph P.
Kennedy, padre del futuro presidente de los Estados Unidos y aliado de la causa sublevada del general Franco.
Fracasada su tentativa de acercarse a los Estados Unidos, las opciones para la República se redujeron al máximo. Hacía falta un golpe de efecto, una huida hacia adelante, un ataque que cogiera desprevenido al enemigo y permitiese, si no hacerle retroceder, sí al menos ganar algo de tiempo para seguir buscando una ayuda internacional que, aunque cada vez está más restringida, seguía siendo posible en 1938.
LA BATALLA DEL EBRO COMO TELÓN DE FONDO
La acción desesperada, la ofensiva que debía aliviar la presión sobre la amenazada Valencia y de paso asestar un duro golpe a las fuerzas franquistas se convirtió en lo que hoy conocemos como la Batalla del Ebro. Pero, como dijimos anteriormente, en el caso de obtener una victoria en aquella ofensiva, la situación en la que se encontraba la República, con poca o nula cooperación internacional, no haría sino prologarse.
Hacía falta encontrar aliados y estos se hallaron finalmente en una parte del Imperio Británico que vivía su propio conflicto contra Inglaterra y su gobierno: la India. Por ese motivo se optó por invitar a Jawaharlal Nehru, líder del ala socialista del Congreso Nacional Indio y un destacado político que luchaba a favor de la independencia de su país. Nehru se sentía firmemente atraído por la causa republicana y su presencia en España pareció responder a un desafío contra Gran Bretaña y su no intervención en la guerra civil española. No obstante, la visita del político indio, a pesar de su importancia, fue poco recogida en los periódicos de la zona republicana. Según Ricardo de la Cierva, el rastro de Nehru ha de “buscarse trabajosamente en páginas secundarias de uno o dos periódicos del momento; porque la inmensa mayoría de ellos no registraron la visita”. Sin embargo, y a pesar de la somera información, es posible recrear su estancia en la zona republicana en la antesala de la batalla decisiva que iba a librarse en el río Ebro.
El 16 de junio de 1938, Nehru fue recibido en Barcelona por el ministro de Justicia, González Peña, e informado acerca de la situación y muy especialmente sobre la Unión del Frente Popular y del panorama político republicano.
Al día siguiente, fue llevado al llamado Frente del Este, donde Enrique Líster, jefe del Cuerpo del Ejército, le puso en situación y atendió a las preguntas del político hindú que, después de la reunión con Líster, se prestó incluso a fotografiarse con milicianos.
NEHRU SE SENTÍA ATRAÍDO POR LA CAUSA REPUBLICANA Y SU PRESENCIA AQUÍ PARECIÓ RESPONDER A UN DESAFÍO CONTRA GRAN BRETAÑA POR SU NO INTERVENCIÓN
El 18 de junio dio por concluida su visita al frente y, de vuelta a Barcelona, fue declarado Huésped de Honor de la República y recibido por Diego Martínez Barrio, presidente de las Cortes, por Lluís Companys y por el alcalde de la ciudad condal, Hilari Salvadó. Sin embargo, pocos diarios recogieron estos episodios, a pesar de que Julio Álvarez del Vayo, quien se entrevistó con él en varias ocasiones, se preocupara de que en los comunicados oficiales se destacase a la India como un pueblo sojuzgado que luchaba, al igual que lo estaban haciendo ellos, por su independencia. Dicho tono representaba, sin ninguna duda, una represalia al gobierno británico encabezado por Chamberlain, hacia la no intervención y las trabas que ponían a la causa republicana.
EN EL REVERSO DE LA FOTOGRAFÍA HALLADA EN LOS ARCHIVOS DE LA GENERALITAT, LOS ARCHIVEROS ANOTARON UN NOMBRE: JOE DAVIDSON
Nehru y sus acompañantes, entre los que se encuentra el escritor Mulk Raj, decidieron apoyar a la República mediante la recaudación de ayudas monetarias, provisiones de materiales y el envío de una misión médica al frente español.
UN JOVEN ALTO Y ESPIGADO
Pero en la histórica foto que estamos analizando sigue llamando la atención la presencia de ese joven espigado atendiendo diligentemente las explicaciones que Líster ofrecía ante la maqueta. Y es que, aparte de la delegación hindú con la que se quería presionar a Gran Bretaña, Álvarez del Vayo también quería hacer lo propio con los Estados Unidos. En el reverso de la fotografía hallada en los archivos de la Generalitat catalana, los archiveros anotaron un nombre: Joe Davidson.
Este tal Davidson se corresponde con el apellido de cierto escultor norteamericano afincado en Francia y que tenía cierto renombre por haber esculpido los bustos de personalidades del momento como Anatole France o el ex presidente estadounidense Woodrow Wilson. Álvarez del Vayo pudo haber contactado con Davidson, quien, al parecer, habría estado dispuesto a acudir a España para esculpir los bustos de los llamados “héroes de la revolución” con el fin de ser expuestos en Nueva York.
Como recoge de la Cierva, Davidson “no ha pasado a la historia iconográfica de la guerra española; tampoco pasó a las páginas de la prensa de 1938”. Pero surge la duda de por qué su nombre está anotado en el reverso de dicha fotografía y, sobre todo, si tiene algo que ver con el joven
de la imagen. Ciertamente, éste no puede ser Joe Davidson porque en el año 1938 tenía cincuenta y cuatro años de edad. Entonces, ¿quién? ¿Podría tratarse de un jovencísimo JFK? La respuesta es sí, pero, ¿qué hacía allí en aquel preciso momento?
Los motivos por los que John Fitzgerald Kennedy aparece en aquella fotografía son confusos. Hijo del embajador de los Estados Unidos en Londres, JFK ya había viajado a España en una ocasión, en el año 1936, cuando tenía 19 años, al igual que había hecho su hermano mayor, Joe. Según algunas fuentes, estos viajes de los hermanos Kennedy a nuestro país habrían sido impulsados por su padre con el objetivo de obtener información valiosa y de
HIJO DEL EMBAJADOR DE LOS ESTADOS UNIDOS EN LONDRES, JFK YA HABÍA VIAJADO A ESPAÑA EN UNA OCASIÓN, EN EL AÑO 1936, CUANDO TENÍA 19 AÑOS
primera mano de cara al futuro inmediato. De hecho, parece que el joven JFK envió un elaborado informe en el que analizaba las consecuencias que tendría para el futuro de Inglaterra una victoria del bando republicano.
Además, gracias a la posición de su padre, John pudo viajar desde 1937 a 1940 por diferentes países europeos, entrevistándose con diplomáticos, políticos y periodistas, lo que, sin duda, le ayudaría más tarde en su carrera hacia la Casa Blanca.
Sin embargo, el motivo de este segundo viaje a España en 1938 parece obedecer más bien al interés que este joven pudiera haber sentido hacia el líder hindú que a conocer de primera mano cómo se podía
gestionar un conflicto bélico. Como dato que refuerza esta hipótesis, encontramos que en junio de 1940 era publicada la tesis de grado de JFK en la universidad de Harvard y que llevaba como título Why England Slept (“Por qué durmió Inglaterra”).
Dicha tesis trataba de analizar los caminos de la política británica y su situación en otro contexto histórico y sumamente importante: los acuerdos alcanzados en el Pacto de Munich en septiembre de 1938 entre el primer ministro británico, Neville Para elaborar su trabajo, la opinión de Nehru, quien tenía claro que el bando franquista y el III Reich eran aliados, era sumamente valiosa para Kennedy. Por ello, tras establecer contacto con el líder hindú, no dudó en acudir junto a él a Barcelona en 1938. Según de la Cierva: “El viaje de John F. Kennedy a la España republicana al lado de Nehru es, pues, perfectamente verosímil; en junio de 1938 el camino de Munich pasaba por el Ebro”.
Por ese motivo es más que probable que la presencia de JFK no significase un apoyo político a la República, a pesar de que hubiese podido mostrar sus simpatías y observase cómo Nehru tomaba partido por la causa republicana. Si eso hubiese sido así, Álvarez del Vayo no hubiese dejado escapar la oportunidad de dar a conocer la presencia del hijo de Joseph Kennedy y tratar así de presionar a la opinión pública norteamericana y a su gobierno para levantar el embargo de armas impuesto por Roosevelt.
No obstante, la fotografía parece no dejar lugar a dudas de que JFK sí estuvo en España acompañando a otro de los grandes líderes políticos del momento, Nehru. Después de aquella foto llegaría finalmente la Batalla del Ebro, cuyas consecuencias fueron letales para la agonizante República española. JFK, así como el propio Nehru, seguirían sus caminos hasta alcanzar el liderazgo de sus respectivos países. Quizá aquella experiencia pudo servirles de ayuda en sus carreras políticas.