JERÓNIMO AYANZ
El rey Felipe III en persona asistió, a bordo de una galera, a la demostración de Jerónimo de Ayanz y Beaumont en las aguas del río Pisuerga, frente al palacio de la Ribera de Valladolid. Corría el año 1602 cuando el navarro puso en remojo su traje de inmersión, el primer traje de buzo de la historia, hecho con piel de vacuno, con refuerzos en la pechera, un extraño casco para ver bajo el agua y plomos para el descenso. Fue solo uno de sus decenas de inventos, que desarrolló merced al privilegio de invención que le concedió el Rey y entre los que no faltó, tampoco, un antecedente de los submarinos del siglo XIX, con capacidad para dos tripulantes.