LA LITERATURA
ESPAÑOLA DE NAVIDAD
■ La literatura española de Navidad es una gran desconocida entre los lectores de hoy. Realmente, lo es en su sentido más amplio, pues fuera del Cuento d e Navidad de Dickens, y algún otro, como quizás Nochebuena de Gogol, el olvido de este capítulo de la creación universal es grande.
El mero concepto de cuento navideño evoca un relato infantil, cargado de elementos fantásticos, grandes dosis de ingenuidad y final feliz. Pero nada más alejado de la realidad, en el caso del relato español, que nada oculta de la dureza de la vida en estas obrillas, conjugándola con la Fe del pueblo, la Esperanza en lo que supone el nacimiento del Niño Dios, las tradiciones, los sentimientos y obras de caridad a los que mueven tales fechas.
De la mano de muchos de nuestros grandes del XIX y del XX: Pardo Bazán, Fernán Caballero, Fernández Flórez, Azorín, Jiménez Lozano…; y de algunos otros, injustamente olvidados hoy: Taboada, Alarcón, Ruiz Aguilera…; el cuento de Navidad español nos introduce en los preparativos apresurados de los días previos, en las supersticiones del jugador de lotería, en los avatares habidos en los mercadillos; así como en las vivencias hogareñas, las tradiciones festivas, los días felices de la infancia y también las escenas de dolor y miseria humana que se dan en las mismas calles y edificios en los que habitan gentes realizadas y satisfechas.
Ahora bien, incluso en estos relatos el tono no es descarnado, o desesperanzado, sino que presenta la vida real, tal y como era en la España del momento, con lo que de variopinto, popular, jocoso y piadoso tenían estas celebraciones. De aquí el que encontremos relatos en los que el azar lleva a un pavo a esquivar la muerte de forma inesperada o en los que la pluma de un escritor relata con gracia los excesos casi inevitables de estas fechas. Y también la emoción que empapa las celebraciones caseras, las reflexiones de final de año de un anciano que nos aconseja con la sabiduría del tiempo vivido, las dudas de los Magos de Oriente poco antes de culminar su viaje, o la inocencia de un pequeño que sueña con que el vaho del buey de un belén, le calentará las noches más frías.
Y es que, estos autores nuestros, llegado el tiempo de Adviento entregaban sus trabajos en publicaciones tales como El Museo Universal, La Ilustración Española y Americana, Blanco y Negro, La Ilustración Ibérica… Y con ellos también nos legaron su infancia por medio de sus cuentos, fabularon con sus personajes más característicos y cercanos, volcaron su indignación en el papel ante el egoísmo de los hombres, y la pobreza que a menudo contemplaban, y criticaron con ironía y gracejo los “vicios” consumistas por los que algunos se dejan arrastrar, señalando de este modo el valor que encierra, para creyentes y no creyentes, la verdadera Navidad. Quienes han conocido las celebraciones familiares o religiosas, los buenos sentimientos renovados, o aquellos que se han conmovido ante las estampas y los relatos de sus mayores, encontrarán aquí la página que ha precedido a ésta que estamos escribiendo hoy.
En estos cuentos la vida se narra con maestría, y con ella, la España de aquellos entonces, con sus ceremonias y tradiciones, tan vivas, características y nuestras hoy. Relatos en los que identificamos los principios que nos inculcaron, las Navidades que vivimos y la esencia real de estas fiestas, las más entrañables y humanas de nuestra antiquísima cultura./