… hay una réplica de las cuevas de Altamira en Munich y otra en Japón?
› En Santillana del Mar –según uno de los personajes de La náusea, de Sartre, el pueblo más bonito de España–, se encuentran las cuevas de Altamira. Fueron descubiertas de manera casual por Modesto Cubillas en 1868, cuando su perro se extravió en ese lugar durante una jornada de caza. Cubillas trabajaba para Marcelino Sanz de Sautuola y, conocedor de la afición de éste por la paleontología, le comunicó el hallazgo. Al visitarla por primera vez, no dio excesiva importancia al descubrimiento, pero en una segunda aproximación, ya en compañía de su hija, la niña descubrió las famosas pinturas que dieron visibilidad internacional a las cuevas, que abrieron al público en 1917. En 1958, el doctor Pietsch, un arqueólogo alemán, pidió permiso al gobierno español para hacer una réplica de las pinturas con el fin de exponerlas en el Deutsches Museum de Munich. Se le fue concedido a condición de que hiciera una réplica por partida doble, para que una de ellas se quedara en el Museo Arqueológico Nacional. Las de Munich se pueden visitar desde 1962 y las de Madrid se inauguraron dos años más tarde. La fama de las cuevas de Altamira ha llegado hasta todos los confines del mundo. Así, en 1993, en un parque de atracciones temático sobre España, llamado Shima Spain Village, Matilde Múzquiz y su marido Pedro Saura, catedrático de Bellas Artes de la Universidad Complutense, hicieron una copia de las pinturas.