El monasterio de Yuste –famoso por el retiro de Carlos I– fue construido en el siglo XV.
Durante el XIX, fue saqueado por las tropas francesas en el curso de la guerra de Independencia y luego objeto de varias desamortizaciones: en 1821, fue vendido por 1.000 pesetas a Bernardo de Borja, quien no hizo mucho por rehabilitarlo. Cuando tuvo lugar la desamortización de Mendizábal, esta fue una de las propiedades religiosas afectadas y el conjunto se puso a la venta. El emperador francés Napoleón mostró interés por hacerse con él; sin embargo, la virulenta reacción a que pasara a manos extranjeras propició que el marqués de Mirabel lo adquiriera por 400.000 reales. No obstante, quedó abandonado y no fue hasta 1949 que el gobierno inició su restauración.