RELIQUIAS de la Historia
■ Al abrir las páginas de Cachito, cachito mío, el último ensayo del periodista y escritor Miguel Ángel Ordóñez, nos encontramos con un libro poco convencional que en ningún caso deja indiferente. Esta apreciación se sustenta en una temática que podríamos calificar de muchas maneras, pero que en cualquier caso sorprende y despierta una fascinación morbosa que impide abandonar su lectura.
En sus diferentes capítulos el autor realiza un repaso riguroso –no exento de una fina ironía– por el origen y destino de cachitos, pedazos, trozos y miembros –más o menos recatados– de las anatomías de destacados personajes de la Historia. Pero en contra de lo que en un principio pudiera parecer, el libro de Ordóñez no se presenta como el mostrador de una casquería o un relicario de naturaleza literaria repleto de despojos. Su talento va mucho más allá para adentrarse en aspectos como la veneración, no siempre religiosa, que han generado en los fieles, o la admiración fetichista de aquellos que acapararon sangre, huesos, dientes, pelos y órganos diversos de santos y villanos, héroes y traidores, artistas y sabios. Y es que estamos ante un libro que nos muestra, sin eufemismos ni rodeos, el lado más bizarro del ser humano./J.L.H.G.