HERMANOS DE SANGRE
A partir de los acontecimientos relatados en este artículo y hasta su fallecimiento, los Rosales y los Perales mantuvieron una relación cercana de amistad, en agradecimiento a la decisiva intercesión de Perales por el poeta, si bien cada uno evolucionó de forma diferente. A pesar de ello, es significativa la carta publicada en ABC el 27 de junio de 1993, nueve días después del fallecimiento del líder falangista, por María Fouz, esposa y viuda del poeta Luis Rosales: “Deberíamos haberle dedicado más horas de nuestra vida a una persona tan entrañable y a quien tanto debíamos, concretamente en el asunto de Federico García Lorca. Todo el mundo sabe que Federico, después de reunida su familia, decidió que el mejor sitio para defender su vida era refugiarse en casa de los Rosales. Nada hacía prever lo monstruoso que sería su destino; fue sacado de la casa de los Rosales, a golpe de metralletas. La casa estaba tomada desde los tejados, y se lo llevaron como si fuera un peligro público. Luis era un hombre bueno y un gran escritor, pero faltó un testimonio, un testimonio de Narciso Perales. Luis fue condenado a muerte por tener en casa escondido a un rojo. A Luis le condenaron a muerte, y a su padre le hicieron pagar una multa de 250.000 pesetas. Narciso Perales, esa persona que no podremos olvidar jamás y cuyo recuerdo perdurara en nosotros, impidió que fusilaran a Luis. Gracias Narciso, has sido un ejemplo y todos te lo agradecemos”.