Made in… El ibuprofeno
DE TODOS LOS PADECIMIENTOS QUE ACOMPAÑAN A LA HUMANIDAD DESDE SIEMPRE, EL DOLOR ES SIN DUDA ALGUNA UNO DE LOS MÁS TEMIDOS. EL DOLOR ES, EN SUS MÚLTIPLES FORMAS, UNA REACCIÓN DE NUESTRO CUERPO ANTE UNA AGRESIÓN O ENFERMEDAD QUE INCAPACITA Y CREA ANGUSTIA Y TEMOR. ANTE ESTO, A LO LARGO DE LA HISTORIA, SE HAN EMPLEADO TODO TIPO DE REMEDIOS, UNOS MÁS EFECTIVOS QUE OTROS, PERO SIEMPRE BUSCANDO UNA SOLUCIÓN A ESTE TERRIBLE ENEMIGO QUE NOS ACECHA A DIARIO. EN ESTA LUCHA CONTRA EL DOLOR LEVE O MODERADO, TODO EL MUNDO ACUDE A TRES ARMAS QUE SE PUEDEN ENCONTRAR EN LA MAYORÍA DE LOS BOTIQUINES DOMÉSTICOS: LA ASPIRINA, EL PARACETAMOL Y EL IBUPROFENO. HABLAMOS DE ESTE ÚLTIMO, UN ANALGÉSICO… MADE IN SPAIN.
Los conocidos como AINE, esto es, los antiinflamatorios no esteroideos, son una familia de fármacos que tienen como miembro más conocido a la clásica aspirina. En esta familia también se incluye al ibuprofeno, no así al paracetamol (clásicamente se ha considerado un AINE, pero su cuestionado papel como antiinflamatorio hace que hoy día no se incluya al paracetamol en este grupo de fármacos). Los AINE actúan contra la inflamación y el dolor por medio de mecanismos que inhiben la acción de las enzimas conocidas como ciclooxigenasas, implicadas en la generación de prostaglandinas que son mediadores del dolor. Los AINE unen a su poder contra el dolor y la inflamación propiedades antipiréticas y en algunos casos propiedades como antiagregantes plaquetarios.
LOS ORÍGENES DEL IBUPROFENO
En la familia de los AINE es el ibuprofeno el fármaco que más éxito ha tenido en las últimas décadas, luchando por el reinado con la aspirina. Todo el mundo conoce actualmente al ibuprofeno: antiinflamatorio, analgésico y antipirético que se utiliza por doquier para el tratamiento de dolores leves o moderados. Habiendo encontrado su hueco en el botiquín doméstico, su historia es mucho más desconocida y llama la atención que la participación española en su desarrollo como fármaco haya sido ignorada hasta hace poco.
Ciertamente, no son muchos los fármacos comerciales de fama mundial que puedan asociarse en su creación a un científico español o a una empresa de nuestras tierras. Si acaso, cabe recordar otro hito poco mencionado, como fue el papel de la Compañía Española de Penicilina y Antibióticos (CEPA) en el descubrimiento y fabricación del antibiótico conocido como fosfomicina, cuya producción industrial dio comienzo en 1971 en Aranjuez. Sin embargo, en el caso del ibuprofeno, la participación de un químico español en su génesis ha sido casi completamente ignorada.
La Historia menciona que el ibuprofeno nació en el seno de los grupos de investigación de la compañía británica Boots Group.
Los científicos John Nicholson y Stewart Adams (farmacólogo británico fallecido en enero de 2019, a quien se menciona como científico principal del grupo de investigación), junto a varios colaboradores, sintetizaron el compuesto en 1961, que fue patentado al poco y comercializado a finales de esa década. Desde entonces su uso médico ha crecido de forma asombrosa.
LA VÍA BRITÁNICA
Adams comenzó trabajando en los laboratorios de Boots en un proyecto de investigación sobre nuevos fármacos para tratar la artritis reumatoide. Los corticoesteroides que se empleaban para ese fin ocasionaban desagradables efectos secundarios, por lo que se buscaba una alternativa no esteroidea (se utilizaba también la aspirina, que no es un esteroide, pero causaba malestar gástrico en muchas personas). Buscando una alternativa también a la aspirina, Adams recibió la ayuda del químico John Nicholson. Los dos científicos trabajaron sobre diversos compuestos durante años hasta que dieron con la solución: el ibuprofeno, que no era sólo bueno como analgésico sino que también tenía propiedades antiinflamatorias y carecía de efectos secundarios graves. Y, ciertamente,
LOS DOS CIENTÍFICOS TRABAJARON SOBRE DIVERSOS COMPUESTOS DURANTE AÑOS HASTA QUE DIERON CON LA SOLUCIÓN: EL IBUPROFENO
si atendemos a la patente británica 971.700 sobre un “agente antiinflamatorio”, solicitada en 1962 y concedida en 1964, aparecen como solicitantes John Stuart Nicholson y Stewart Sanders Adams. Ahora bien, la historia es más compleja. Como el propio Adams recordaba en una entrevista a The Telegraph el 8 de octubre de 2007:
En el curso de todo este trabajo, John y yo fuimos los titulares de la patente. Pero mucha gente estuvo involucrada en ello, me gustaría reconocer su trabajo.
Sin embargo, ahí quedaba la cuestión. Hubo colaboradores, sin duda, pero no se mencionan sus nombres. La sorpresa llega cuando se revisan otras patentes sobre el ibuprofeno, como por ejemplo la famosa patente estadounidense sobre el uso como analgésico y antiinflamatorio del compuesto. En esa patente, de 1972 y numerada como 3.784.705, aparecen como solicitantes tanto la propia empresa Boots como Adams y Nicholson junto a… ¡sorpresa! Sí, hay algo sorprendente: hay un tercer autor. Se trata de Antonio Ribera Blancafort.
UN QUÍMICO CATALÁN
Al ver esa patente queda claro la implicación clave de este químico español en el proceso de descubrimiento de las acciones terapéuticas del ibuprofeno. Una historia ignorada hasta tiempo reciente. Tal como ha reivindicado su viuda recientemente en la prensa española, en el proceso de descubrimiento del ibuprofeno participó Antonio mientras estuvo trabajando como becario de investigación para el Boots Group. La empresa posteriormente logró crear un proceso comercial para el producto, quedando el papel del químico español prácticamente olvidado. Es por ello que merece un recuerdo especial.
Antonio Ribera Blancafort (1935-1986) fue un químico catalán que posteriormente tuvo una fructífera carrera como docente e investigador en la Universidad de Barcelona, entre otras. Ribera, que llegó a ser el primer rector de la Universidad de las Islas Baleares, había llegado a los laboratorios de Botts en Nottingham allá por el año 1961 junto con su esposa, también química. Puede que aquella posición de becario como estudiante extranjero fuera algo que finalmente le relegó al olvido pero, sea como fuere, la modestia de Ribera hizo que la gesta quedara prácticamente en el olvido. Trabajando en el equipo de la Boots que buscaba desde los años cincuenta una alternativa a la aspirina, el trabajo de don Antonio dio vida a uno de los fármacos con más éxito de la historia. Hoy, cada vez que un dolor de cabeza es aliviado por el ibuprofeno, no vendría mal dedicar un recuerdo al callado trabajo de aquel humilde químico catalán a quien se le negó la gloria del descubrimiento.
TRABAJANDO EN EL EQUIPO QUE BUSCABA UNA ALTERNATIVA A LA ASPIRINA, ANTONIO RIBERA DIO VIDA A UNO DE LOS FÁRMACOS CON MÁS ÉXITO DE LA HISTORIA