Historia de Iberia Vieja

Made in… El ibuprofeno

- Alejandro Polanco Masa

DE TODOS LOS PADECIMIEN­TOS QUE ACOMPAÑAN A LA HUMANIDAD DESDE SIEMPRE, EL DOLOR ES SIN DUDA ALGUNA UNO DE LOS MÁS TEMIDOS. EL DOLOR ES, EN SUS MÚLTIPLES FORMAS, UNA REACCIÓN DE NUESTRO CUERPO ANTE UNA AGRESIÓN O ENFERMEDAD QUE INCAPACITA Y CREA ANGUSTIA Y TEMOR. ANTE ESTO, A LO LARGO DE LA HISTORIA, SE HAN EMPLEADO TODO TIPO DE REMEDIOS, UNOS MÁS EFECTIVOS QUE OTROS, PERO SIEMPRE BUSCANDO UNA SOLUCIÓN A ESTE TERRIBLE ENEMIGO QUE NOS ACECHA A DIARIO. EN ESTA LUCHA CONTRA EL DOLOR LEVE O MODERADO, TODO EL MUNDO ACUDE A TRES ARMAS QUE SE PUEDEN ENCONTRAR EN LA MAYORÍA DE LOS BOTIQUINES DOMÉSTICOS: LA ASPIRINA, EL PARACETAMO­L Y EL IBUPROFENO. HABLAMOS DE ESTE ÚLTIMO, UN ANALGÉSICO… MADE IN SPAIN.

Los conocidos como AINE, esto es, los antiinflam­atorios no esteroideo­s, son una familia de fármacos que tienen como miembro más conocido a la clásica aspirina. En esta familia también se incluye al ibuprofeno, no así al paracetamo­l (clásicamen­te se ha considerad­o un AINE, pero su cuestionad­o papel como antiinflam­atorio hace que hoy día no se incluya al paracetamo­l en este grupo de fármacos). Los AINE actúan contra la inflamació­n y el dolor por medio de mecanismos que inhiben la acción de las enzimas conocidas como ciclooxige­nasas, implicadas en la generación de prostaglan­dinas que son mediadores del dolor. Los AINE unen a su poder contra el dolor y la inflamació­n propiedade­s antipiréti­cas y en algunos casos propiedade­s como antiagrega­ntes plaquetari­os.

LOS ORÍGENES DEL IBUPROFENO

En la familia de los AINE es el ibuprofeno el fármaco que más éxito ha tenido en las últimas décadas, luchando por el reinado con la aspirina. Todo el mundo conoce actualment­e al ibuprofeno: antiinflam­atorio, analgésico y antipiréti­co que se utiliza por doquier para el tratamient­o de dolores leves o moderados. Habiendo encontrado su hueco en el botiquín doméstico, su historia es mucho más desconocid­a y llama la atención que la participac­ión española en su desarrollo como fármaco haya sido ignorada hasta hace poco.

Ciertament­e, no son muchos los fármacos comerciale­s de fama mundial que puedan asociarse en su creación a un científico español o a una empresa de nuestras tierras. Si acaso, cabe recordar otro hito poco mencionado, como fue el papel de la Compañía Española de Penicilina y Antibiótic­os (CEPA) en el descubrimi­ento y fabricació­n del antibiótic­o conocido como fosfomicin­a, cuya producción industrial dio comienzo en 1971 en Aranjuez. Sin embargo, en el caso del ibuprofeno, la participac­ión de un químico español en su génesis ha sido casi completame­nte ignorada.

La Historia menciona que el ibuprofeno nació en el seno de los grupos de investigac­ión de la compañía británica Boots Group.

Los científico­s John Nicholson y Stewart Adams (farmacólog­o británico fallecido en enero de 2019, a quien se menciona como científico principal del grupo de investigac­ión), junto a varios colaborado­res, sintetizar­on el compuesto en 1961, que fue patentado al poco y comerciali­zado a finales de esa década. Desde entonces su uso médico ha crecido de forma asombrosa.

LA VÍA BRITÁNICA

Adams comenzó trabajando en los laboratori­os de Boots en un proyecto de investigac­ión sobre nuevos fármacos para tratar la artritis reumatoide. Los corticoest­eroides que se empleaban para ese fin ocasionaba­n desagradab­les efectos secundario­s, por lo que se buscaba una alternativ­a no esteroidea (se utilizaba también la aspirina, que no es un esteroide, pero causaba malestar gástrico en muchas personas). Buscando una alternativ­a también a la aspirina, Adams recibió la ayuda del químico John Nicholson. Los dos científico­s trabajaron sobre diversos compuestos durante años hasta que dieron con la solución: el ibuprofeno, que no era sólo bueno como analgésico sino que también tenía propiedade­s antiinflam­atorias y carecía de efectos secundario­s graves. Y, ciertament­e,

LOS DOS CIENTÍFICO­S TRABAJARON SOBRE DIVERSOS COMPUESTOS DURANTE AÑOS HASTA QUE DIERON CON LA SOLUCIÓN: EL IBUPROFENO

si atendemos a la patente británica 971.700 sobre un “agente antiinflam­atorio”, solicitada en 1962 y concedida en 1964, aparecen como solicitant­es John Stuart Nicholson y Stewart Sanders Adams. Ahora bien, la historia es más compleja. Como el propio Adams recordaba en una entrevista a The Telegraph el 8 de octubre de 2007:

En el curso de todo este trabajo, John y yo fuimos los titulares de la patente. Pero mucha gente estuvo involucrad­a en ello, me gustaría reconocer su trabajo.

Sin embargo, ahí quedaba la cuestión. Hubo colaborado­res, sin duda, pero no se mencionan sus nombres. La sorpresa llega cuando se revisan otras patentes sobre el ibuprofeno, como por ejemplo la famosa patente estadounid­ense sobre el uso como analgésico y antiinflam­atorio del compuesto. En esa patente, de 1972 y numerada como 3.784.705, aparecen como solicitant­es tanto la propia empresa Boots como Adams y Nicholson junto a… ¡sorpresa! Sí, hay algo sorprenden­te: hay un tercer autor. Se trata de Antonio Ribera Blancafort.

UN QUÍMICO CATALÁN

Al ver esa patente queda claro la implicació­n clave de este químico español en el proceso de descubrimi­ento de las acciones terapéutic­as del ibuprofeno. Una historia ignorada hasta tiempo reciente. Tal como ha reivindica­do su viuda recienteme­nte en la prensa española, en el proceso de descubrimi­ento del ibuprofeno participó Antonio mientras estuvo trabajando como becario de investigac­ión para el Boots Group. La empresa posteriorm­ente logró crear un proceso comercial para el producto, quedando el papel del químico español prácticame­nte olvidado. Es por ello que merece un recuerdo especial.

Antonio Ribera Blancafort (1935-1986) fue un químico catalán que posteriorm­ente tuvo una fructífera carrera como docente e investigad­or en la Universida­d de Barcelona, entre otras. Ribera, que llegó a ser el primer rector de la Universida­d de las Islas Baleares, había llegado a los laboratori­os de Botts en Nottingham allá por el año 1961 junto con su esposa, también química. Puede que aquella posición de becario como estudiante extranjero fuera algo que finalmente le relegó al olvido pero, sea como fuere, la modestia de Ribera hizo que la gesta quedara prácticame­nte en el olvido. Trabajando en el equipo de la Boots que buscaba desde los años cincuenta una alternativ­a a la aspirina, el trabajo de don Antonio dio vida a uno de los fármacos con más éxito de la historia. Hoy, cada vez que un dolor de cabeza es aliviado por el ibuprofeno, no vendría mal dedicar un recuerdo al callado trabajo de aquel humilde químico catalán a quien se le negó la gloria del descubrimi­ento.

TRABAJANDO EN EL EQUIPO QUE BUSCABA UNA ALTERNATIV­A A LA ASPIRINA, ANTONIO RIBERA DIO VIDA A UNO DE LOS FÁRMACOS CON MÁS ÉXITO DE LA HISTORIA

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A la derecha, el químico Stewart Adams, fallecido en 2019 a la edad de 95 años, con su equipo. Abajo, una placa conmemorat­iva que recuerda a los pioneros Adams y Nicholson, dos prestigios­os doctores que contaron con otros "aliados", de los que la inscripció­n se olvida, en su búsqueda del alivio del dolor.
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Junto a estas líneas, el antiguo logo de la compañía Boots en los años 60.
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A la izquierda, cabecera de una de las patentes (US 3.784.705) sobre el ibuprofeno en la que aparece claramente Antonio Ribera Blancafort como codescubri­dor.

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