Iglesias románicas
EN LOS SIGLOS XI Y XII, EL OCCIDENTE CRISTIANO QUEDÓ CUBIERTO POR UN SINNÚMERO DE IGLESIAS CONSTRUIDAS EN UN NUEVO Y MAJESTUOSO ESTILO: EL ROMÁNICO
A partir del siglo XI, las iglesias de Europa comenzaron a edificarse siguiendo un mismo patrón constructivo, el románico, basado en el uso del arco de medio punto y la bóveda.
El siglo XI contempla en el Occidente europeo un auténtico «despertar cultural» marcado por el nacimiento de la literatura romance, el auge de las peregrinaciones, la reforma de la Iglesia impulsada por Gregorio VII y el comienzo de las Cruzadas contra el Islam. A todo ello se sumó una campaña sin precedentes de construcción de iglesias, que se extendieron como una red y cubrieron la Cristiandad de un «blanco manto de iglesias», como escribió el monje cluniacense Raúl Glaber hacia 1047.
Esta oleada constructiva tuvo una peculiaridad: por primera vez en la historia del mundo occidental todas las iglesias empezaron a realizarse siguiendo unas mismas directrices artísticas. Nació así el estilo románico, caracterizado por la creación de edificios en piedra cubiertos por bóvedas y decorados frecuentemente con imágenes en sus muros. Todo ello fue consecuencia de una enorme inversión económica procedente de las donaciones de fieles y peregrinos, que fueron posibles por la expansión agrícola y comercial que vivió el continente en esas décadas, y también por el botín de guerra obtenido en las batallas contra los musulmanes, que era frecuentemente cedido a la Iglesia.
Lejos de la antigua Roma
El término «románico», con el que se hace referencia al arte europeo de los siglos XI y XII, fue acuñado por los historiadores del siglo XIX por analogía con los estudios filológicos dedicados a la literatura romance, que se desarrolló en los distintos países europeos en esa misma época. Igual que las lenguas románicas eran una evolución del latín, se consideró que el arte monumental derivaba del mundo romano.
Se trata de un planteamiento superado. Es cierto que el románico conserva algunos elementos del antiguo arte imperial: el uso del arco semicircular, la presencia de relieves de tipo narrativo y el propio esquema de algunas fachadas en forma de arco de triunfo, como la portada de la iglesia de Santa María de Ripoll. Sin embargo, los historiadores coinciden en señalar que el románico es profundamente distinto del arte romano, ya que la escala y el
tipo de los edificios son diferentes. Además, en el siglo XI se empleaba la imagen con una finalidad muy distinta a la de la época clásica, pues la Iglesia rechazaba la representación naturalista y condenaba los «ídolos» de la antigua Roma, mientras que desarrollaba una figuración simbólica destinada a transmitir enseñanzas morales.
La nueva técnica constructiva
Aunque existen distintas teorías sobre el lugar y el momento en el que nació el arte románico, podemos decir que la nueva arquitectura surgió a inicios del siglo XI a ambos lados de los Pirineos y en Lombardía. La incorporación de escultura al edificio religioso no se produjo hasta la década de 1060 en Borgoña, en el sur de Francia y el noreste ibérico. Entre los primeros edificios románicos que recibieron escultura están la iglesia de San Martín de Frómista y la catedral de San Pedro de Jaca, donde encontramos el primer tímpano esculpido.
La construcción masiva de iglesias a partir del siglo XI fue posible por una serie de avances técnicos. El más trascendente fue la recuperación del ciclo productivo de la piedra, pues la cantería había caído en cierto abandono durante la época altomedieval, en la que se reutilizaron los sillares de construcciones antiguas. En tiempos románicos, el desarrollo de la cantería era completo. Las marcas de cantero que encontramos en los muros indican la meticulosa organización del trabajo que había detrás de cada edificio.
El románico es probablemente el estilo que más restos arquitectónicos ha dejado en Europa, ya sean pequeñas parroquias rurales, grandes iglesias abaciales, basílicas o catedrales. La unidad estilística fue posible gracias a la movilidad de las cuadrillas de canteros, aunque sus mútiples variaciones regionales muestran la riqueza y sofisticación alcanzadas por la arquitectura cristiana occidental.
Para saber más
E NSAYO El románico Rolf Toman. Ullmann, Colonia. 2011. Arte cristiano y arte islámico medieval Inés Monteira, Esther Alegre, Elena Paulino, Antonio Vallejo. Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid, 2019.