La ciudad en la colina
Construida sobre un cerro artificial de 130 metros de altura, Xochicalco se convirtió en la ciudad más importante del altiplano mexicano durante el período Epiclásico (700-900 d.C.). Sus gobernantes hicieron de ella un asentamiento fortificado y su urbanismo se planificó a partir de terrazas dispuestas a distintos niveles. Sobre esta estructura se alzaron los grandes edificios civiles y religiosos, además de complejos palaciales para las élites de la ciudad.
En Mesoamérica, las cuevas ocuparon un lugar prioritario en el ritual como umbrales del inframundo y, en ese sentido, el Observatorio fue un espacio sagrado. En la parte superior de la estructura hay una abertura hexagonal por la que se canalizaba la luz que penetra en la cueva para señalar los momentos más importantes del ciclo agrícola y estudiar el movimiento de los astros. Este haz de luz actuaba como un potente rayo X que permitía observar los huesos de la mano al trasluz y envolvía fantasmagóricamente a quien lo bañaba. Alzate quedó maravillado con la experiencia y, aunque reconoció que «los indios no conocían las propiedades del imán, o por lo menos no usaban del hierro para poder fabricar agujas magnéticas», le asombró la alineación de los monumentos y la inclinación de la claraboya del observatorio con puntos astronómicos.
Alzate relató sus descubrimientos en los dos viajes que hizo a Xochicalco en 1791, en la Descripción de las antigüedades de Xochicalco. En este trabajo, Alzate ponderó la calidad de los monumentos y contribuyó a convertir el lugar en un símbolo del nacionalismo mexicano del siglo XIX.
Campo arqueológico
El yacimiento acabó convirtiéndose en una atracción. Lo visitó Carlota, esposa de Maximiliano I de México (1863-1867), y Julio Verne lo mencionó en su novela Un drama en México, aunque el escritor jamás visitó el país. Para facilitar el acceso al Observatorio de la emperatriz se cincelaron unos escalones en la piedra que aún pueden verse.
Xochicalco fue un importante centro político, religioso y comercial a pesar de estar habitado sólo cuatro siglos
Con todo, las excavaciones sistemáticas del yacimiento sólo comenzaron en el siglo XX. En 1909, el arqueólogo Leopoldo Batres reconstruyó la pirámide de Quetzalcóatl con la intención de hacer coincidir la inauguración del yacimiento con el centenario de la independencia mexicana, pero el estallido de la Revolución mexicana al año siguiente lo impidió.
Abierta al público en 1910, Xochicalco no ha dejado desde entonces de ser estudiada ni visitada. Desde 1993, Norberto González Crespo, director del Proyecto Xochicalco, dio un enorme impulso a las investigaciones arqueológicas en el yacimiento. Se han descubierto así varias calzadas, juegos de pelota, temascales (baños de vapor) y la subestructura de la pirámide de Quetzalcóatl, en cuyas esquinas halló interesantes ofrendas, como un adolescente enterrado con su perro. En 1996 se inauguró el Museo de Sitio de Xochicalco. Finalmente, en 1999 el yacimiento fue reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Hoy sabemos que Xochicalco surgió hacia el año 700 y se desarrolló durante el Epiclásico (700-900), un período caracterizado por el surgimiento de ciudades construidas en lo alto de las colinas para defenderse de los frecuentes conflictos. Este fue el caso de Xochicalco, fundada sobre un cerro artificial, con murallas y fosos. En la acrópolis se levantaron los monumentos más importantes –plazas, pirámides, templos y palacios–, y en sus terrazas se acomodaron los barrios donde vivía y trabajaba la población que la sustentaba. Pese a que estuvo habitada apenas cuatro siglos, Xochicalco se convirtió en un importante centro político, religioso y comercial.
Tras más de cien años de estudios ininterrumpidos, Xochicalco sigue rodeada de interrogantes. ¿Quiénes la crearon y por qué la destruyeron? ¿Cuál fue su papel en el complejo devenir político de la región? ¿Rememora la pirámide de Quetzalcóatl el nacimiento del tiempo mesoamericano? Los arqueólogos tienen todavía mucho que investigar en el corazón de la «Casa de las Flores». Para saber más Xochicalco Arqueología National Geographic. RBA, Barcelona, 2017.