Vida de perro en la Escocia de la Edad de Piedra
La tecnología ha revelado el aspecto de los perros neolíticos que hace 4.500 años vivían en las islas Órcadas, al norte de Escocia
En Escocia, un grupo de historiadores ha reconstruido la cabeza de un perro de hace 4.500 años, un animal que, según creen, ayudó a definir la identidad de una comunidad de la Edad de Piedra. Se han usado técnicas
de modelado forense con los restos caninos hallados hace más de un siglo en una tumba neolítica de las islas escocesas de las Órcadas, y se ha creado una imagen realista del perro que probablemente hacía compañía a los isleños del Atlántico Norte alrededor de 2500 a.C. El modelado de uno de estos cráneos, considerado la primera reconstrucción facial canina forense, es un proyecto conjunto del Historic Environment Scotland (HES) y del Museo de Escocia, y ha exgido más de un año de trabajo.
Los restos procedían de una tumba neolítica excavada en 1901 en la colina Cuween, en la isla Mainland, la mayor de las Órcadas. En el yacimiento, fechado entre los años 3000 y 2400 a.C., se encontraron, además de cinco esqueletos humanos, los restos de 24 perros. Los perros no estaban entre los primeros «residentes» de la sepultura, probablemente construida alrededor de 3000 a.C. La datación por radiocarbono de sus restos indica que vivieron unos 500 años después de la construcción de la tumba inicial.
La cabeza del perro, del tamaño aproximado de la de un pastor escocés grande, se ha podido reconstruir gracias a tomografías computerizadas y técnicas de modelado. Aunque por entonces los perros llevaban varios miles de años domesticados en Europa, la reconstrucción muestra que el perro de Cuween conservaba aún rasgos lobunos.
Tótem canino
Desde su descubrimiento, hace casi 120 años, los esqueletos de los animales desconcertaron a los expertos. «Es evidente que los perros ocuparon un lugar destacado en las Órcadas durante el Neolítico, ya que se les empleaba y adiestraba como mascotas y guardianes, y puede que los granjeros también utilizaran sus servicios para cuidar de las ovejas», explica Steve Farrar, director de interpretación del HES. Aunque también sugiere que los restos descubiertos en la tumba indican que su papel en la comunidad iba más allá de las cuestiones prácticas. La arqueóloga Alison Sheridan, del Museo de Escocia, sugiere que los perros podían ser una especie de tótem para la comunidad que habitaba la colina Cuween: «Es posible que ellos mismos se considerasen “el pueblo de los perros”», afirma Sheridan.
El ventoso archipiélago de las Órcadas albergó una notable civilización durante la Edad de Piedra. La presencia de perros en Cuween recuerda otros yacimientos de las islas en los que también se localizaron restos de animales. Los expertos del HES señalan que es muy posible que la cultura neolítica local «tuviese fe en una vida después de la muerte para los animales».