DISPUESTOS PARA EL COMBATE EN EL MÁS ALLÁ
LOS ARQUEÓLOGOS han recuperado más de 40.000 flechas de bronce para arcos y ballestas, además de decenas de espadas, lanzas, lancetas, alabardas y otras armas con las que se dotó a los guerreros, equipados según su rango y posición. A diferencia de los soldados que las portan, estas armas son reales y letales, y su estudio nos revela los conocimientos técnicos de los armeros Qin. Para las armas de filo se usaron aleaciones más duras y resistentes, ajustando con precisión las proporciones de cobre y estaño. En ellas se observan marcas microscópicas que demuestran que todas ellas fueron pulidas con una piedra de afilar rotatoria, lo que constituye la evidencia más antigua en todo el mundo sobre el uso de esta técnica. Algunos generales portan espadas bimetálicas, con una vara interna recubierta por la hoja, lo que añadiría tenacidad y evitaría fracturas durante el combate. En las lanzas y alabardas hay inscripciones cinceladas que indican el año de producción, el taller y el artesano responsables, lo cual facilitaría los controles de calidad. Los estudios métricos y morfológicos de los gatillos de las ballestas y sus flechas han demostrado un extraordinario grado de estandarización en su factura: las armas se reproducían con tal exactitud que las diferencias entre ellas sólo pueden apreciarse con instrumentos de medida de precisión milimétrica.