EL BRILLO INALTERABLE DEL BRONCE DE XI’AN
UNO DE LOS ASPECTOS más sorprendentes de las armas de bronce es su excelente estado de conservación, con muchas espadas todavía doradas y afiladas tras dos mil años bajo tierra. ¿Podría tratarse de un pionero tratamiento anticorrosión? Hasta hace muy poco tiempo, una de las teorías más aceptadas era que los bronces habían sido cromados, de forma similar a los grifos modernos y los tubos de escape. La hipótesis se antojaba plausible porque se sustentaba en análisis científicos que mostraban la presencia de cromo en la superficie de algunas de estas armas. Así, según esta teoría, los armeros del período Qin habrían empleado una avanzada técnica para garantizar la vida eterna de las armas de este ejército inmortal. Sin embargo, un estudio reciente, publicado en la revista Scientific Reports, ha demostrado que el cromo no estaba presente en los bronces, sino en la laca que se utilizó como barniz para recubrir los mangos, vainas y otras partes de las armas fabricadas en madera. Su presencia en los bronces es sólo ocasional, resultado de una contaminación casual y no de una tecnología vanguardista. En realidad, el secreto de la extraordinaria conservación de las armas estaba en el suelo. Tal y como se ha podido verificar, se da la circunstancia de que el suelo de Xi’an, el sedimento que cubrió estas armas durante siglos, posee un pH idóneo para facilitar la conservación de metales. Además, tiene un grano muy fino que impide la filtración de agua y aire. En suma, la clave para la conservación de las armas de Xi’an es una serie de afortunadas coincidencias geoquímicas y no un tratamiento anticorrosivo.