Las brujas: ¿Creer o no creer?
en los siglos XVI y XVII creía que las brujas fueran una amenaza real para la sociedad. En 1584, una década antes de la primera gran ola de caza de brujas, Reginald Scot escribió The Discoverie of Witchcraft, «El descubrimiento de la brujería». Natural del condado de Kent, en el sur de Inglaterra, Scot argumentaba que muchas de las «pruebas» de brujería eran meras supersticiones incompatibles con la fe protestante. Consideraba inocentes a todos los acusados de brujería. Negaba que el diablo tuviera el poder de afectar al mundo físico y ofrecía explicaciones naturales a fenómenos considerados sobrenaturales hasta entonces. Las supuestas brujas, defendía Scot, eran en realidad mujeres inofensivas. El rey Jacobo VI publicó su libro Demonología en 1597, en parte como respuesta a Scot. Pese a ello, el libro de Scot mantuvo su interés hasta bastante después de su publicación, como prueban sus sucesivas reediciones en 1651 (sobre estas líneas), 1654 y 1665.